Innovaciones tecnológicas en todo el mundo buscan asegurar nuestra alimentación

nov 2019

Enfrentamos un doble y dramático desafío: una revolucionaria y disruptiva transformación productiva y un cambio climático que nos confronta con nuestra propia supervivencia como especie. Esa concurrencia de ambos fenómenos no es sincrónica pero podría constituir –si lo sabemos gestionar–una enorme oportunidad.

Es lo que piensan numerosas star-ups que, a lo largo de todo el Planeta, buscan alimentos pioneros con los que asegurar nuestra alimentación en el futuro y que, a la vez, no tengan los impactos negativos sobre el medioambiente que hoy tiene nuestra producción alimentaria industrial.

Esa búsqueda de transformación está impulsada por el rápido crecimiento demográfico previsto para las próximas décadas y el contexto de la escasez que la FAO anticipa, por el deterioro de las condiciones climáticas. Los organismos internacionales prevén una población de 9.300 millones de habitantes en el 2050 y una capacidad productiva en el ámbito agrícola que si mantuviera las actuales condiciones, sólo lograría abastecer al 40% de la población.

Pero existe otro factor a tener en cuenta. El Informe sobre el “Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” (FAO, julio, 2019) alerta acerca del hambre y la prevalencia de la inseguridad alimentaria: “Alrededor del 17,2% de la población mundial, unos 1300 millones de personas han experimentado niveles moderados de inseguridad alimentaria. Esto significa que no tienen acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes: aun cuando no necesariamente padezcan hambre, se encuentran en mayor riesgo de padecer varias formas de malnutrición y mala salud. Si se combinan los niveles moderado y grave de inseguridad alimentaria, la estimación asciende al 26,4% de la población mundial o a un total de alrededor de 2.000 millones de personas”.

 Ello se debe a dos factores: en los últimos tres años, el número de personas que padecen hambre se ha incrementado lentamente, con más de 820 millones de personas, una de cada nueve en el mundo, que siguen padeciendo hambre en la actualidad, lo que supone un retroceso a los niveles de 2010, debido a que en muchos de los países, la economía ha entrado en desaceleración o contracción. “La mayoría de los países (65 de 77) que experimentó un aumento de la subalimentación entre 2011 y 2017 padeció de forma simultánea episodios de desaceleración o de debilitamiento de la economía. De manera sorprendente, en la mayoría de los casos, no se trataba de países de ingresos bajos, sino de naciones de ingresos medios (…) En países donde ha habido crecimiento económico, ese crecimiento no le llega a los más pobres para que puedan disminuir sus problemas de hambre e inseguridad alimentaria”, advierte el Informe.

Diversos factores han contribuido a generar escasez de alimentos y regresión en la lucha contra el hambre en el mundo: rápido proceso de degradación por sobrexplotación de suelos, bosques  y océanos, pérdida de biodiversidad e incremento de sequías e inundaciones asociadas al cambio climático.

Horizonte: el futuro

En un contexto de enormes transformaciones, es probable que nuestra alimentación también se vea exigida a enfrentar cambios enormes. Los avances tecnológicos presentes y las búsquedas científicas en curso así lo prevén. Rogelio Pozo, director general de AZTI, un centro tecnológico español experto en la cadena de valor del mar y la alimentación lo deja claro: Habrá que producir más alimentos en los próximos 50 años que en los últimos 500 (…) comeremos de manera diferente porque también viviremos de manera diferente”.

Pero esa revolución alimentaria no está lejana sino en curso acelerado hacia nuestros platos. Algunas tendencias van siendo claras:

1. La búsqueda de una alimentación más saludable y sostenible. En esa línea, alimentos como el aceite de oliva, el aguacate o el pescado azul, ricos en ácidos grasos saludables, reforzaran su presencia en la dieta global;

2. El requerimiento de mayor información acerca de lo que consumimos y del proceso detrás del producto (conservantes, presencia de contaminantes, maltrato animal serán foco de atención);

3. El predominio paulatino de un consumo de productos “cercanos” y más frescos e incluso, el desarrollo de la producción urbana de alimentos;

4. La recuperación del consumo de vegetales y la reducción de proteína de origen animal que hoy está en el 67% cuando hace 50 años era algo más de la mitad.

5. El aprovechamiento integral de los alimentos y un menor desperdicio de ellos (hoy supone el 30%);

6. La búsqueda de una mayor diversidad en la experiencia gastronómica, de un mayor exotismo y apertura mental, en línea con un mundo cada vez más interconectado y global (productos gourmet).

7. El consumo de alimentos que hoy desechamos o que serán novedosos, como es el caso de las algas o los insectos y cuyo consumo FAO recomienda. O que se recuperan como ha sido el caso de la quinoa.

Innovaciones tecnológicas

La búsqueda de soluciones para asegurar nuestra alimentación futura, desterrar el hambre y contrapesar el cambio climático constituye un campo apasionante de creatividad que se despliega por todo el Planeta. Repasemos algunos de ellos que van desde modificaciones ingeniosas y eficientes hasta disrupciones increíbles, capaces de revolucionar nuestro vínculo con la comida.

Hamburguesa de vegetales con sabor a carne.

Carne vegetal: La startup Foods for Tomorrow apuesta por proteínas vegetales. Ha desarrollado su carne vegetal Heura  con la que pretende contribuir a la sostenibilidad del planeta y el cuidado de los animales. Ha logrado avanzar en la alimentación del futuro produciendo una tercera generación de las proteínas vegetales, tras los fermentados y las proteínas vegetales texturizadas y extrusionadas en seco. Proviene de la soja y su textura y sabor se asemeja a la carne del pollo. 

Carne a partir de células animales: Por un camino distinto marcha Memphis Meats, una start up creada en 2015 en San Francisco. Produce albóndigas y carne de pato y pollo a partir de células de animales en un laboratorio. Bill Gates y Richard Branson han invertido en este emprendimiento que apuesta a la gente a la que le gusta la carne. “Es carne real –dicen sus directivos– a partir de células animales, sin necesidad de alimentar, criar y sacrificar animales reales (…) Los consumidores gastan casi 1.000 millones de dólares al año en carne, y la demanda se espera que duplique en las próximas décadas”. 

Café, huevos y leche: Como en un desayuno ‘fantasmagórico’ tres de sus elementos básicos han sido objeto de exploraciones tecnológicas. NutraT, una ‘start up’ francesa ha desarrollado un café en base a alcachofa o aceituna, destinado básicamente a abastecer las máquinas de oficina. Clara Foods ha innovado con una levadura modificada genéticamente cuyo volumen, espuma, textura y resistencia permiten la sustitución de la clara de huevo. Y  la empresa Muufri ha hecho leche sin leche: rica en proteínas, sin lactosa y libre de colesterol,  pero resultado de una modificación  genética de levaduras a las que se añadió ADN vacuno sintético y se les incorporó posteriormente calcio, potasio y azúcar.

Insectos: Pueden constituir una verdadera revolución en la alimentación mundial. Muchos países del mundo los consumen habitualmente y han comenzado a incorporarse en las cartas de algunos restaurantes muy exclusivos. La carne de los insectos tiene más proteínas y es mucho más barata que la carne creada en laboratorios. En los países asiáticos culturas y en México no solo es un alimento tradicional sino considerado un verdadero manjar. El camino para su penetración en la cultura occidente va de la mano con la elaboración de snacks, que hacen más fácil su incorporación a la dieta. Ya se ofrecen gusanos con ajo y finas hierbas o snacks de grillos con cebolla ahumada y salsa barbacoa. La UE autorizó hace meses, a los insectos como producto apto para el consumo humano y algunas cadenas han empezado a comercializarlos.

FAO recomienda el consumo de insectos por su valor nutricional.

La empresa Tiny Farms produce proteína de grillo como un reemplazo de alta calidad para el ganado tradicional y los productos pesqueros. Apuesta a la alimentación humana pero también para mascotas y otros animales. “Con una fracción de la huella en términos de tierra, agua, consumo de alimento y emisiones de GEI, estamos abordando la necesidad mundial urgente de fuentes de proteína con bajo contenido de carbono y recursos eficientes”, afirman en su web y recuerdan que hay 2000 especies comestibles. Forbes la destaca como una empresa con porvenir.

La británica Ento, ofrece entre sus prototipos de comida del futuro, hamburguesas de escarabajos y la estadounidense Exo produce dulces energéticos a partir de gríllidos mezclados con almendras y cocos. En Argentina, se ha desarrollado una planta de harina de grillo que tramita su permiso gubernamental y la empresa Chepulines (en referencia a los “chapulines mexicanos” -saltamontes, grillos, y langostas) ofrece nachos con grillos sofritos, con limón, sal, chile y cilantro que se disfrutan como snacks.

Snacks

En este segmento de los alimentos se está produciendo una verdadera revolución de creatividad, buscando  productos pioneros y saludables. Con esa intención Sigma in Europe, compañía especializada en la industria cárnica (que depende de la multinacional mexicana Sigma Foods), lanzó la ‘Innovative Snacks Challenge’, para encontrar las startups más disruptivas con productos en el ámbito del snack, un segmento de gran desarrollo en los próximos años.

En octubre, siete llegaron a la instancia final: Satisfied Snacks, Sea Chips, Prime, Olly’s Olives, Quntu, Ration y Brami. Fue tras un proceso de selección de más de 400 start-ups de todo el mundo, buscando snacks con alto grado de innovación y sabor excepcional, que fomentaran la sostenibilidad y la salud y que tuvieran y potencialidad de mercado.

El proyecto ganador correspondió a Satisfied Snacks con su producto ‘Salad as Crisps’ que consigue, mediante tecnología, transformar los vegetales de una ensalada con el mismo perfil nutricional y además en un envase sostenible. Pero otros proyectos también son destacables: la británica Sea Chips (chips artesanales de piel de salmón), la estadounidense Brami que recupera los antiguos altramuces o lupines de alto valor nutricional en un original snack y la ecuatoriana Quntu con barras de quinoa, amaranto y chocolate orgánico.

Barras de quinoa y chocolate orgánico.

Como sostenemos en Mas Azul, la creatividad, el esfuerzo científico y una enorme voluntad de todos por hacer un mundo mejor es posible. Y en medio de enormes dificultades, lo estamos haciendo en todos los rincones del Planeta.