Solo pueden ser visitadas en embarcaciones ya que no son accesibles por tierra. Existen excursiones desde ambos países. Se puede embarcar desde un pequeño pueblo llamado Puerto Río Tranquilo, en la costa del lago General Carrera-Buenos Aires, al que se llega por un circuito carretero con paisajes espléndidos, de poca circulación vehicular que une Chile Chico con Puerto Ingeniero Ibañez. El lugar de salida de Puerto Río Tranquilo es el que está más cerca de las Cuevas, a solo 7 kilómetros de navegación en lancha. Existen también otros embarcaderos un poco más alejados, como Puerto Mármol y, al otro lado de la bahía Murta, Puerto Sánchez.
Desde Argentina, las excursiones parten desde Los Antiguos en cualquier época del año, pero es conveniente visitar las Cuevas entre noviembre a abril, por las temperaturas, aunque los expertos sostienen que el otoño es una excelente época para visitar la zona, por las tonalidades que adopta el bosque con el amarillo de los álamos en Los Antiguos, los ocres y rojos de la lenga en el bosque de Zeballos y los ñires del lado chileno.
Se recorre la ruta 265, que atraviesa Chile Chico. La distancia desde Chile Chico a los embarcaderos es de 166 kilómetros y desde Puerto Ibañez es de 171 kilómetros. Ambos son pasos fronterizos con Argentina. Antes de salir, en ambas cabeceras debe consultarse el estado del camino de ripio y asegurarse que las Cuevas de Mármol puedan visitarse.
Desde Chile Chico, el camino se transforma en una cornisa espectacular al borde del lago, hasta llegar a varios embarcaderos. La navegación es de una hora y media aproximadamente, sujeta a las inclemencias del tiempo y a la que se recomienda ir bien abrigado. Las excursiones duran en total medio día y suelen incluir traslados, guías, almuerzo, snacks y navegación. En algunos casos, recogen a los viajeros en sus hoteles tanto en Los Antiguos (Argentina) como en Coyhaique (Chile).
Azul, más Azul
Al ingresar a las Cuevas sorprende el brillo del agua reflejándose en las paredes y una deslumbrante tonalidad turquesa que lo invade todo, incluidos los viajeros. Los túneles irregulares de las cuevas, el silencio y la leve luz interna generan un ambiente especial.