Un viaje místico al corazón del Planeta

ene 2020

Nos llamamos Mas Azul porque nuestro objetivo es contribuir a hacer de nuestra “casa común” –el Planeta azul– algo “más azul”, más hermoso, más sano y más inclusivo. Ningún ejemplo más acabado del bellísimo Planeta azul que habitamos es nuestra propuesta turística de hoy: las Cuevas de Mármol, del Aysén chileno.

En términos geológicos se trata de un conjunto de formaciones minerales de carbonato de calcio generadas durante miles y miles de años por la erosión de las aguas del lago General Carrera–Buenos Aires (que comparten Argentina y Chile). Las rocas erosionadas corresponden a mármoles originarios del Paleozoico superior de unos 300 millones de años y se calcula que las cuevas se formaron hace unos 15.000 años, tras el último período glacial.

La entrada a las Cuevas de Mármol es sobrecogedora.

El paisaje que forman es sobrecogedor y una verdadera experiencia mística para los viajeros. El reflejo del sol reverberando en las aguas y en las paredes de mármol crea espectáculos únicos. Pocos contactos con la naturaleza tienen semejante potencia y resonancia espiritual. Estas bellísimas y extrañas formaciones fueron declaradas “Santuario de la naturaleza”, y en ellas predominan los colores azul y blanco, aunque también hay sectores con tonalidades rosadas. Se estima que en la zona de las Cuevas más de 5.000 millones de toneladas.

Al lago binacional Buenos Aires-General Carrera –segundo lago más grande de Sudamérica– y a las Cuevas se puede acceder desde ambos países. Hasta los años 90, el único acceso era desde Argentina, por el Paso Río Jeinemeni, que conecta las localidades de Los Antiguos (Santa Cruz-Argentina) y Chile Chico (Aysén-Chile). Pero a partir de la construcción en 1994 de la Carretera Austral chilena –una ruta escénica cuyo recorrido por el Aysén vale la pena visitar– a las Cuevas también pudo accederse desde Chile, convirtiéndose en un fantástico atractivo turístico en la región, a unos 225 km al sur de la capital regional, Coyhaique.

Hasta 1904, las Cuevas fueron territorio argentino. Su existencia fue documentada por primera vez por el explorador y geógrafo italo-argentino Clemente Onelli en 1896-1897, que acompañó las expediciones del famoso Perito Francisco Moreno. Publicó entonces dos fotografías de los islotes principales: la Capilla y la Catedral del lago ‘Chelenko’, que era el nombre que le daban los pueblos originarios.

Las Cuevas de Mármol son un grupo de acantilados e islotes de mármol que se recorren en dos sectores: un sector, sobre la Puntilla El Mármol, alrededor del cual se encuentran los islotes principales que comprenden  la “Catedral” y la “Capilla” y otro sector, el de las “Cavernas”, sobre la isla Panichini, cerca de Puerto Sánchez e islotes cercanos. En el lago se unen dos brazos, el noroeste, por donde llegan las aguas del río Murta, y el sudoeste, que lo une al pequeño lago Bertrand.

Una deslumbrante tonalidad turquesa lo invade todo, incluidos los viajeros.

Solo pueden ser visitadas en embarcaciones ya que no son accesibles por tierra. Existen excursiones desde ambos países. Se puede embarcar desde un pequeño pueblo llamado Puerto Río Tranquilo, en la costa del lago General Carrera-Buenos Aires, al que se llega por un circuito carretero con paisajes espléndidos, de poca circulación vehicular que une Chile Chico con Puerto Ingeniero Ibañez. El lugar de salida de Puerto Río Tranquilo es el que está más cerca de las Cuevas, a solo 7 kilómetros de navegación en lancha. Existen también otros embarcaderos un poco más alejados, como Puerto Mármol y, al otro lado de la bahía Murta, Puerto Sánchez. 

Desde Argentina, las excursiones parten desde Los Antiguos en cualquier época del año, pero es conveniente visitar las Cuevas entre noviembre a abril, por las temperaturas, aunque los expertos sostienen que el otoño es una excelente época para visitar la zona, por las tonalidades que adopta el bosque con el amarillo de los álamos en Los Antiguos, los ocres y rojos de la lenga en el bosque de Zeballos y los ñires del lado chileno.

Se recorre la ruta 265, que atraviesa Chile Chico. La distancia desde Chile Chico a los embarcaderos es de 166 kilómetros y desde Puerto Ibañez es de 171 kilómetros. Ambos son pasos fronterizos con Argentina. Antes de salir, en ambas cabeceras debe consultarse el estado del camino de ripio y asegurarse que las Cuevas de Mármol puedan visitarse.

Desde Chile Chico, el camino se transforma en una cornisa espectacular al borde del lago, hasta llegar a varios embarcaderos. La navegación es de una hora y media aproximadamente, sujeta a las inclemencias del tiempo y a la que se recomienda ir bien abrigado. Las excursiones duran en total medio día y suelen incluir traslados, guías, almuerzo, snacks y navegación. En algunos casos, recogen a los viajeros en sus hoteles tanto en Los Antiguos (Argentina) como en Coyhaique (Chile).

Azul, más Azul

Al ingresar a las Cuevas sorprende el brillo del agua reflejándose en las paredes y una deslumbrante tonalidad turquesa que lo invade todo, incluidos los viajeros. Los túneles irregulares de las cuevas, el silencio y la leve luz interna generan un ambiente especial.

Las Cuevas de Mármol conforman una experiencia mística con la naturaleza.

El recorrido de un sector al otro por pasos estrechos es sobrecogedor y nos recuerda la enorme belleza del Planeta que habitamos y todo lo que debemos hacer para evitar su destrucción.

La majestuosidad del entorno es impresionante. La Cordillera de los Andes enmarcando un maravilloso lago de aguas turquesa, rodeado de un espeso bosque y las bellísimas formaciones milenarias de mármol crean un verdadero santuario de la naturaleza.

La sensación de estar dentro de una caverna milenaria es indescriptible. Mientras las miradas recorren las estalactitas irregulares, el oleaje choca contra las paredes de las cuevas y el agua se desliza por las  profundas grietas de la roca. Como refería el visitante Hans Claussen a la BBC: “Cuando llegas a las cuevas, hay una quietud, una claridad, una síntesis de colores de la que te enamoras”.

Quizás por eso, la Capilla, haya sido elegida para celebrar algunos matrimonios. Aprovechando que hasta hace poco tiempo era posible bajar e ingresar a pie a la Capilla, tres parejas decidieron tener su ceremonia de casamiento en ese fantástico entorno. Novios, sacerdote, padrinos e invitados llegaron a la ceremonia en lancha para una boda absolutamente inolvidable.

Si en números anteriores hemos propuesto a nuestros lectores, un recorrido mágico por el bosque andino patagónico argentino-chileno, visitar las Cuevas de Mármol es el corolario majestuoso e inigualable de aquel viaje. Cuevas de Mármol. Aysén, Chile. Una propuesta de ecoturismo para no perderse…