Empresas vinculadas a Trump reciben millones en ayuda destinada al Covid-19

JUN 2020

Según una investigación del grupo Documented y The Guardian, un grupo de compañías de combustibles fósiles han recibido unos u$s 50 millones de dinero no reembolsable, ayuda que estaba destinada a pequeñas empresas en dificultades por el coronavirus.

Tres compañías mineras de carbón, todas con vínculos con la Administración Trump se embolsarán u$s 28 millones. Trump refuerza de esa manera una industria en decadencia y fomenta un combustible que los científicos han verificado como uno de los causantes de los problemas climáticos actuales. Se calcula que el uso de carbón provoca el 44% de las emisiones globales de dióxido de carbono.

Los restantes u$s 22 millones se distribuyeron a proveedores de servicios y equipos de petróleo y gas y otras empresas que trabajan con perforadores y mineras de carbón.

Trump firmó un paquete de ayuda económica –la más colosal en la historia de su país– por 2.200 millones de dólares, que debían ser destinados a aliviar la grave situación en pequeñas y medianas empresas, provocada por su mal manejo de la pandemia, en su fase inicial.

Según revela Emily Holden, en una nota en The Guardian, un importante número de legisladores demócratas señalan que las compañías de combustibles fósiles no deberían recibir fondos del paquete de ayuda de coronavirus. Y han advertido que los ‘préstamos perdonables’ que se otorgan bajo el Programa de Protección de Cheques de Pago del Congreso podrían ser un desastre en materia de transparencia y corrupción.

De hecho, son los bancos e instituciones de crédito los que están distribuyendo el dinero y el gobierno de Trump reconoce que no puede rastrear a los destinatarios en tiempo real. En realidad, los fondos debían destinarse a las pequeñas y medianas empresas para pagar salarios de sus empleados y otros gastos. Pero una parte ha sido dirigida grandes compañías, lo que provocó protestas públicas, que obligaron a algunas a devolver el dinero, como fue el caso de Los Angeles Lakers, Shake Shack y otras.

Tanto los investigadores que rastrean los fondos como los defensores del medio ambiente involucrados, señalan que algunas de las “empresas amigas” de Trump brindan servicios en múltiples industrias, por lo será casi imposible determinar el monto final de los fondos que se derivarán del Covid19 a subsidiar los combustibles fósiles. Los aportes incluyen beneficios impositivos, el aplazamiento del pago de la seguridad social y de los impuestos de Medicare.

Los u$s 50 millones ya entregados a las compañías de combustibles fósiles son una fracción pequeña de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica Coronavirus de u$s 2.2 billones y solo la punta del iceberg de la asistencia total prevista por Trump para sus amigos petroleros y mineros.

Donald Trump y Scott Pruitt.

Entre los que han recibido ayuda por coronavirus (sic!) se encuentra Hallador Coal, una minera de carbón de Indiana que recibió u$s 10 millones para financiar sus gastos. La minera tiene como lobbista a Scott Pruitt, ex jefe de Agencia de Protección Ambiental de la administración Trump (Ver Más Azul n°3, dic.19, “Oyendo a los necios”) un destacado negacionista del cambio climático, y a su ex director de relaciones gubernamentales trabajando ahora para Trump en el Departamento de Energía.

Rhino Resources y Ramaco Resources, otras dos compañías de carbón vinculadas a Trump recibieron otros u$s 10 millones y u$s 8,4 millones respectivamente. Rhino fue dirigida por David Zatezalo,  jefe de la Administración de Seguridad y Salud Minera de Trump y Ramaco es conducida por Randy Atkins, que integra el Consejo Nacional del Carbón del Departamento de Energía de la Casa Blanca.

Por su parte, la empresa carbonífera Peabody Energy va a recibir un reembolso de impuestos por u$s 24 millones en 2020 y se le permitirá diferir otros u$s 18 millones de impuestos adeudados.

Demagógicamente para alcanzar la presidencia, Trump hizo campaña a favor de la industria del carbón de EEUU pese a ser un sector en franca decadencia, debido al gas natural más barato y a los reclamos ambientales. 

Pese a haber rescindido casi todas las protecciones ambientales y climáticas de la mano de Pruitt, siguiendo las exigencias de sus amigos de la industria de los combustibles fósiles, las empresas del carbón continuaron su curso descendente y la supresión de empleos, y por su parte, los ‘éxitos’ iniciales del fracking ahora han chocado contra la realidad de unos costos de extracción superiores al precio del barril.

Los 6 bancos más grandes de EEUU financiaron más de u$s 700.000 millones a la industria de combustibles fósiles.

Aunque la Agencia Internacional de Energía anticipe que la crisis de Covid-19 eliminará la demanda de combustibles fósiles –una buena noticia para el Planeta– la Administración Trump sigue subsidiando la industria de los combustibles fósiles. El propio Trump tuiteó: “Nunca defraudaremos a la gran industria de petróleo y gas de EEUU. He dado instrucciones al secretario de Energía y al secretario del Tesoro para que elaboren un plan que ponga a disposición fondos para que estas empresas y empleos tan importantes tengan un futuro asegurado”.

Solo en los últimos tres años, los seis bancos más grandes de EEUU, proporcionaron más de 700.000 millones de dólares en financiamiento a la industria de combustibles fósiles, tal como lo revelan Greg Gelzinis, analista del Center for American Progress y Graham Steele, Director en la Escuela de negocios de Stanford University, en un artículo publicado por Bloomberg.

A ello debe sumarse que en la actualidad los subsidios federales para sostener esa industria superan los 20.000 millones de dólares por año, según las estimaciones más conservadoras.

El Instituto de Análisis Económico y Financiero de la Energía insiste en que los préstamos federales al sector del petróleo y el gas son “una pérdida absoluta de dinero”, ya que los problemas financieros subyacentes de la industria son estructurales.

Algo que no le preocupa en lo más mínimo a Trump quien en enero de 2018 propuso subsidiar empresas de carbón como Murray Energy Holdings Co, el mayor productor privado de carbón de EEUU, propuesta que fue rechazada por la Comisión Federal Reguladora de Energía (FERC) por sospechar de un trato preferencial. Murray, un negacionista del cambio climático, aportante a la campaña de Trump, terminó cayendo en bancarrota a finales de 2019 con más de 2.700 millones de dólares de deuda. 

Trump subsidia petroleras y mineras con fondos de la pandemia.

El Centro de Derecho Ambiental Internacional ha acusado en medio de la pandemia, a las industrias de petróleo, gas y plásticos de “explotar la crisis presionando agresivamente por rescates masivos y privilegios especiales en un intento desesperado por revivir una industria de petróleo y gas que ya está en declive”.

Efectivamente el pasado 15 de abril, la Asociación Independiente de Petróleo de América presionó con una nota e infinidad de actividades de lobby, para que se realicen cambios en la Reserva Federal para permitir que las compañías con grandes cantidades de deuda usen su Programa de préstamos a tasas cero.

Empresas de petróleo y gas como es el caso de Occidental Petroleum, que mantiene pasivos de casi u$s 80.000 millones en su balance, pretenden ahora ser rescatados aduciendo el impacto de dos de confinamiento y freno de la actividad. Como señala Jesse Coleman, investigadora del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), en muchos casos las compañías de combustibles fósiles que reciben ayuda han hecho malas inversiones y “ahora vienen arrastrándose con el sombrero en la mano, diciendo ‘miren lo que nos hizo el coronavirus’”.

El auxilio a la industria estadounidense más contaminante se prevé que vaya aún más lejos: Trump  considera un rescate ampliado para las corporaciones de petróleo y gas, para contrapesar el hundimiento de los precios del petróleo, obligando a los contribuyentes de su país a convertirse en “inversores forzados” en las empresas de sus amigos.

La Reserva Federal anunció un cambio en sus reglas de préstamo para permitir que las empresas petroleras endeudadas –con el pretexto de la pandemia– puedan acceder a un rescate que en otras circunstancias provocaría una enorme reacción ciudadana.

El citado Steele califica la situación como el “clásico escenario de desastre en el que una administración y una industria oportunistas se están aprovechando de una crisis…y estas son, nada menos, que las industrias que provocan el cambio climático”.

Es una mala noticia financiera para los estadounidenses, ya que el dinero irá a parar a manos de quienes han desarrollado una industria deficitaria como el fracking, y una pésima noticia para el Planeta que verá “resucitar” a petroleras y gasíferas que estaban al borde de su extinción.

Por eso, la periodista y escritora Naomi Klein no ha dudado en poner las cosas en claro: “Es hora de acabar con esta industria abusiva que siempre ha dependido de enormes subsidios públicos”.