En 2019 bajaron los precios de todas las energías renovables

jul 2020

No todo es pandemia y crisis. El informe de IRENA (Agencia Internacional de Energías Renovables) sobre lo acontecido en la industria de las energías renovables en 2019 y sus proyecciones para 2020, no pueden ser más optimistas. Pese a la crisis provocada por la situación sanitaria global, la generación de energía renovable ha seguido creciendo en 2020, y sus precios continúan bajando. Y eso significa avances en la lucha contra el cambio climático.

Las conclusiones a las que arriba la entidad sobre la industria son alentadoras: el 56% del total de la capacidad de generación de energía renovable a escala de servicio público que se activó en 2019 tuvo costos más bajos que la opción más barata en base de combustibles fósiles.

El año pasado los precios de todas las energías renovables se redujeron, continuando la tendencia de la última década. Los costos de la electricidad renovable se han reducido drásticamente en estos últimos años, debido en especial a cuatro factores: mejora de las tecnologías, cadenas de suministro más competitivas, una mayor experiencia de los desarrolladores de proyectos y economías de escala.

Según IRENA, seguirán bajando hasta el 2025 donde se espera que los costos hayan bajado un 65% más respecto de los actuales. Debe tenerse en cuenta que ya, entre 2008 y 2013, habían descendido un 80%.

Con costos competitivos, las energías renovables se expanden rápidamente, en especial la solar y la eólica.

Las energías solar fotovoltaica y eólica terrestre son las que brindan mayores posibilidades de una expansión y despliegue más rápido, en tanto la eólica marina, geotérmica, la hidroeléctrica y la bioenergía aparecen como opciones alternativas de inversión, complementarias y rentables a medio plazo.

Los costos de la energía solar y eólica han continuado descendiendo significativamente. Según IRENA, los costos de la electricidad procedente de energía solar fotovoltaica a escala de servicio público cayeron un 13% interanual en 2019, en torno a los u$s 0,068 por kilovatio-hora (kWh).

Por su parte en la eólica –en los proyectos iniciados en 2019– se registró un descenso aproximado del 9% interanual, con costos de u$s 0,053 KWh (eólica marina) y u$s 0,115 kWh (eólica terrestre). Aunque las tecnologías todavía están menos desarrolladas que las solares y eólicas, los costos de la energía solar concentrada también descendieron 1%, a u$s 0,182 kWh.

Lo que ocultan los contaminadores

A esta altura del desarrollo tecnológico, las ventajas de las energías renovables no son solo para la salud del Planeta. Eliminar los 500 gigavatios (GW) de las centrales eléctricas de carbón existentes, que hoy resultan menos competitivas, para reemplazarlas por energía solar fotovoltaica y eólica terrestre reduciría los costos de generación del sistema entre 12.000/23.000 millones de dólares anuales, según los precios del carbón. Ahorro que terminará repercutiendo también en los costos para el consumidor.

El reemplazo de esos 500 GW procedentes del carbón se estima que provocará un estímulo para las energías renovables del orden de u$s 940.000 millones, por encima del despliegue de las energías solar fotovoltaica y eólica terrestre del año anterior, equivalente a un 1,1% del PIB mundial.

Lo que pretenden ocultar los contaminadores, empeñados en mantener las fuentes de combustibles fósiles para la generación de electricidad, es que la reducción de los costos de la energía solar y eólica se acentúa cada día y se vuelve cada vez más competitiva.

Las más recientes subastas y contratos de compraventa de energía muestran que el precio medio de la solar fotovoltaica podría colocarse en u$s 0,039 kWh en los nuevos proyectos que se pongan en marcha en 2021. Ello supone un 42% menos que en 2019 y más de un 20% menos que el más barato de los ofertantes de las centrales eléctricas de carbón. Y los precios de la energía eólica terrestre podrían descender a u$s 0,043 kWh en 2021, un 18% menos que en 2019.

En la última década (2010-2019), el costo de la electricidad generada a partir de energía solar fotovoltaica y energía solar concentrada registró un descenso del 82%. La sorprendente mejora de los costos proviene principalmente de la reducción del 90% en los precios de los módulos, junto con la disminución de los costos del balance del sistema. La conjunción de ambos dio una reducción de los costos totales de instalación de energía solar fotovoltaica de casi el 80% en ese período.

En materia de energía eólica marina, los costos de instalación también muestran importantes reducciones: descenso del 18% entre 2010-19 y mejoría de un 20% en su factor de capacidad en la última década.

De igual manera, se anticipan enormes reducciones de los precios medios globales en energía eólica marina (29%) y solar concentrada (59%), en comparación con los valores del año pasado, lo que significaría valores de u$s 0,082 kWh en 2023 para el primero y u$s 0,075 kWh en 2021 para el segundo.

Todos los indicadores vaticinan un gran cambio en la competitividad de la energía eólica marina en la próxima década (2020-30) ya que los costos de funcionamiento y mantenimiento van en descenso con el aumento del tamaño de las turbinas, la ampliación de su capacidad de servicio y la aparición de sinergias de costos en las áreas crecientes donde está instalados los parques eólicos marinos.

Los costos de producción de la energía eólica cayeron un 40% (terrestre) y 29% (eólica marina) a lo largo de la última década situándose en la actualidad en u$s 0,053 kWh y u$s 0,115 kWh. Varios avances tecnológicos (alturas del buje, superficies de barrido, etc) han provocado la caída de los precios de las turbinas eólicas terrestres (55-60% desde 2010); una reducción de los costos de instalación e incremento de la capacidad con el consiguiente descenso de los costos de funcionamiento y mantenimiento.

Lo mismo está sucediendo con la energía solar concentrada que con las continuas mejoras tecnológicas se han logrado reducir sus costos de instalación y un aumento de los factores de capacidad (del 30% al 45% en el período bajo análisis) que ha impulsado la inversión en nuevas centrales de ESC en emplazamientos más adecuados.

Con relación a las demás energías renovables (energía hidroeléctrica, energía geotérmica y bioenergía), también generan energía por un costo inferior al del proyecto nuevo más barato a base de combustibles fósiles. La energía hidroeléctrica sigue siendo muy competitiva (u$s 0,047 kWh) y como en el caso de la energía geotérmica (u$s 0,073 kWh) y la bioenergía (u$s 0,066 kWh)  estas tecnologías aportan un suministro eléctrico consolidado con unos costos equiparables a los más económicos del rango de costos de los combustibles fósiles.

Energía para todos

Como sabemos –y desde Más Azul insistimos sobre ello pidiendo terminar con el petróleo y convocando a demandar a las petroleras por daños ambientales gravísimos (ver n° 8 y 9)– la economía basada en el carbón y el petróleo como fuentes de energía predominantes, pone en severo riesgo al Planeta. No interesa la disponibilidad del recurso o el sube y baja de sus precios. Genera un agravamiento insostenible del clima y un calentamiento global de la atmósfera.

Por su parte, las energías renovables, sean solar, eólica, mareomotriz, geotérmica y –con mayores resguardos, hidroeléctricas, hidrógeno verde o biomasa– suponen generar energía utilizable allí donde se necesita a menores costos económicos, sociales y ambientales. Los desarrollos tecnológicos en curso en algunos de esos sectores, muestran además un horizonte promisorio (Ver Más Azul n°1 –Flotec; n° 3 –China lidera la energía eólica del mundo; n°5 – Davos 2020 ¿Hidrógeno verde?)

Se hace necesario descentralizar sistemas de producción eléctrica que han dependido de mega plantas de generación, dominadas por muy pocas empresas globales, y de líneas de transmisión y distribución asociadas, en cuyas manos está la mayor concentración no solo de poder sino de producción de gases de efecto invernadero (GEI).

Bełchatów, la planta de energía de la UE que afecta más al clima. Emite 40 Tn de CO2 y daños por € 6.000 millones.

Por tanto, mientras se consolidan las tecnologías para hacer un uso eficiente y creciente de los recursos energéticos renovables, reduciendo de manera sustantiva los efectos ambientales nocivos de los combustibles fósiles, se abre un campo nuevo de conflicto y controversia: cómo instrumentar la apropiación social de esas innovaciones y democratizar el acceso a la energía.

Creemos que existe una línea roja en este tema: la ciudadanía ya conoce los perjuicios de la concentración de la energía en pocas manos y no debe consentir que los mismos actores que dominan los combustibles fósiles pasen a apropiarse de las energías renovables para su propio beneficio. En Más Azul lo hemos advertido en un análisis acerca del “hidrógeno verde” (Ver n°5 Feb 20, “Perdigones de plata”).

Pero democratizar el sistema y potenciar el uso comunitario de las energías renovables debe ser un objetivo racional que no implique frenar el avance actual de la industria ni entorpecer su extraordinario camino a “destronar” a los combustibles fósiles como fuente de nuestra energía cotidiana.

Los sectores más radicalizados plantean de manera simplista que la apropiación social de las innovaciones implica colisión con la apropiación privada y, por tanto, ésta debe evitarse. Lo que responde a una concepción ideológica que atrasa un siglo.

Algunas experiencias alentadoras

Por eso resulta interesante conocer algunas experiencias que, a lo largo del mundo, están encaminadas a hacer accesible la electricidad a los sectores más vulnerables, mientras se impulsa el desarrollo del sector de las energías renovables para que su escala permita hacerlo eficiente y tan barato que permita desterrar los combustibles fósiles.

Dinamarca: La innovación a tope

Dinamarca, el país que lidera a nivel mundial la decisión de abandonar definitivamente los combustibles fósiles, brinda un ejemplo innovador para revolucionar la provisión energética. Atenazados por su crónica dependencia del petróleo, la crisis de 1973 empujó al país a reemplazar esa limitación a través del desarrollo de energías alternativas.

En lo que constituye un ejemplo energético para Europa y el mundo, planea convertir a su capital, Copenhague, en carbono neutral para 2025. Para lograrlo desarrolló el proyecto EnergyLab NordhavnNuevas infraestructuras de energía urbana, un verdadero laboratorio de energía de ciudad inteligente a gran escala que demuestra cómo la electricidad, la calefacción, los edificios eficientes en energía y el transporte eléctrico pueden integrarse en un sistema de energía inteligente, flexible y optimizado.

En la elaboración de las futuras soluciones energéticas participa la ciudad, el puerto, empresas y ciudadanía. Dinamarca ha organizado sus planes energéticos sobre tres premisas fundamentales: pensamiento a largo plazo, planificación consensuada para garantizar su continuidad y activo compromiso ciudadano. La comunidad tiene por ley una participación del 20% en la generación de energía renovable.

Como señalan Ida Auken, Brian Vad Mathiesen, y Jens Martin Skibsted, “la eficiencia energética no solo se basa en las soluciones habituales… sino que también aprovecha el calor que actualmente se desperdicia de las actividades industriales y comerciales. Se necesita un enfoque de doble combinación sobre la eficiencia energética para maximizar la descarbonización, que puede ser más rentable mediante la construcción de redes térmicas a escala. Esto requiere un plan estratégico a largo plazo y políticas valientes”.

Nueva York: energía solar para todos

La alcaldesa del Distrito Columbia de la ciudad de Nueva York tuvo hace dos años la idea de proporcionar a 100.000 familias de ingresos bajos a moderados, el acceso a la energía solar generada localmente. El programa se llama Solar for All que combina el impulso a la innovación con el concepto de ‘acceso equitativo’ a la energía limpia y local. Su plan tiene varios efectos simultáneos: reduce las cargas de servicios públicos a los residentes, protege a las comunidades más vulnerables, impulsa la producción local de energía renovable y concientiza a la población acerca de los beneficios de proteger el Planeta y luchar contra el cambio climático.

Para ello el DOEE (Departamento de Energía y Medio Ambiente) ha subvencionado a la organización Groundswell para construir energía solar compartida con sus vecinos. Se trata de que los ahorros solares de la ciudad son compartidos con un hogar empoderado de vecinos de bajos ingresos que luchan con la carga de las altas facturas de energía.

Todos los participantes de Solar for All verán un ahorro del 50% en su factura de electricidad durante 15 años además del orgullo de haberse vuelto “solares”. El objetivo es aquellas familias de menores recursos que se suscribieron al Plan tengan acceso a la energía alternativa sin costo. Se contempla que el 20% de las instalaciones estén destinadas a estos grupos familiares que estarían en condiciones de afrontar el costo de la infraestructura básica. El estado de Nueva York pretende para 2030 que el 70% de la energía consumida provenga de fuentes renovables.

Italia se suma al sol

Como parte del paquete de medidas de estímulo económico, el gobierno italiano busca –tras la pandemia del Covid-19– algunas soluciones para reactivar su economía.

Intentando acoplarse a las medidas impulsadas por Bruselas a favor del “Pacto Verde”, Italia apuesta a la “energía limpia” y sus ciudadanos podrán instalar a partir del próximo 1° de julio, sistemas solares fotovoltaicos en sus tejados de forma gratuita.

El gobierno italiano, consciente de que la pandemia que está soportando, es consecuencia del deterioro de la naturaleza provocado por un sistema de producción y consumo insostenibles, ha apostado a impulsar la energía solar con una desgravación fiscal del 110 % que permite instalar paneles fotovoltaicos en los techos de las casas para que, quienes quieran sumarse a la “energía limpia”, puedan hacerlo sin costo.

Instalar sin costo paneles fotovoltaicos en los techos de las casas: parte de la reactivación tras la pandemia.

Los beneficios son múltiples: permite reactivar la economía, genera nuevos empleos, fortalece la industria de las energías renovables, reduce la factura energética de sus contribuyentes y acerca al país a las metas establecidas en la UE para todos sus miembros.

La desgravación fiscal se aplicará a tres tipos de proyectos de renovación, que incluyen el aislamiento de edificios, la sustitución de los sistemas de refrigeración y calefacción en edificios de apartamentos de varias unidades y la sustitución de los sistemas de refrigeración y calefacción en viviendas unifamiliares.

La medida incluye las instalaciones fotovoltaicas y también los sistemas de almacenamiento asociados, lo que implica un audaz avance hacia la ‘solarización’ de la red energética del país.

Tres ejemplos de lo que puede hacerse para caminar rápidamente hacia una ampliación del uso de las energías renovables, terminar con el carbón y el petróleo y moverse hacia la absoluta descarbonización.