jul 2020

Alejandro Pasquale apuesta a la observación y a la imaginación como forma de valoración y disfrute del mundo.  Sus pinturas, que remiten al dibujo botánico, exponen a la naturaleza y al hombre en un mismo plano como principio creador y organizador de lo existente.

“La naturaleza y la figura humana en mi trabajo están en un mismo plano”,  dice Alejandro Pasquale (Argentina, 1984), quien se dedica al arte desde que egresó del secundario.

Cada retrato del artista representa, en un entorno natural, a un personaje cuyo inconsciente aflora en sus rostros a través de máscaras cubiertas de vegetación. Esas situaciones narradas evidencian una relación orgánica entre el ser humano y la naturaleza, como parte de un todo.

“Hay un estado meditativo sugerido por los ojos de los personajes, abierto o hipnotizado por una belleza desconocida o cerrado como si estuviera soñando”, asegura.

La porción áurea. Óleo sobre tela. 150x130cm (2018).

Para Pasquale la naturaleza es todo y constituye el medio, entendido como espacio de contención de la existencia misma. Algo que en sus cuadros queda reflejado por la forma armónica en la cual las personas se incluyen en el contexto.

Rostros cubiertos de plantas y flores, pájaros cerca de los torsos, objetos de la cultura en escenarios naturales, máscaras de papel o cartón que emulan animales y una paleta de colores donde nada brilla ni hay sobresaltos, conforman el universo del artista.

Sin embargo, el mundo interior de los retratados no armoniza necesariamente con el paisaje. Por eso, Pasquale se anima a confrontar esos contrastes: “si somos auténticos con nosotros mismos y con nuestros actos para el afuera, existirán contradicciones”.

Refugio. Óleo sobre tela. 100x80cm (2020).
Las leyes naturales. Óleo sobre tela. 140x110cm (2019).

La naturaleza del hombre es captada por la mirada del artista en una dimensión que expone su verdad más primitiva. Si bien no manifiesta ningún estado de naturaleza humana, deja abierta una reflexión al respecto.

Desde hace algunos años, Pasquale trabaja con plantas sagradas. Más precisamente, sobre los efectos que estas tienen en la mente humana y su relación con el aprendizaje social.

La búsqueda de un ser universal, sin apropiaciones, subyace en sus investigaciones sobre los efectos que las plantas sagradas en la relación del hombre con la naturaleza. Según el artista, el ego humano provoca un exceso de valoración que echa a perder el vínculo primitivo del ser humano con su entorno.

La fuerza. Óleo sobre tela. 86x75x7cm (2019).
La hora dorada. Óleo sobre tela. 150x115cm (2020).

 

Actualmente, trabaja en Pachamama (que se traduce del quechua como Madre Tierra), una serie de pinturas que explora la naturaleza protectora y fecunda de la tierra. Sus obras pueden disfrutarse en galerías en Buenos Aires (Argentina), New York (Estados Unidos) y, recientemente, en Londres (Inglaterra).
 

Los avances de sus obras los difunde en instagram.