El gobierno conservador tira por la borda el prestigio ambiental de Noruega

jul 2020

Hace apenas unos días, hemos resaltado en Más Azul el ejemplo de los países nórdicos en cuanto a un modelo que combina prosperidad, democracia, igualdad y protección de la naturaleza. (Ver n° 10, julio 20, “Economía circular: el ejemplo de los países nórdicos”). Y destacábamos que si se tomaba en cuenta la defensa del medio ambiente y las medidas más consistentes para hacer frente al cambio climático eran éstos países los que llevan la delantera mundial.

Noruega es líder en energía hidráulica, en aviación y navegación eléctrica y el primer país que prohíbe la contratación pública de entidades que contribuyen a la destrucción de bosques. Y prometió alcanzar la “neutralidad climática” para el 2030.

Pero el actual gobierno conservador ha tirado por la borda el prestigio ambiental de Noruega. Acaba de anunciar que planea una gran expansión de la exploración petrolera en su parte del Ártico con el objetivo de encontrar nuevos yacimientos que permitan mantener la actividad a largo plazo.

El gobierno conservador ha destrozado el prestigio ambiental de Noruega abriendo el Ártico a la explotación petrolera.

Se trata nada menos que de subastar 136 nuevos bloques de exploración, 125 en el Mar de Barents, un sector aún poco explotado del océano Ártico, y el resto en el Mar de Noruega.

Pero esta “traición al Planeta” estaba preanunciada. Es el resultado del contubernio preparado por la  conservadora Erna Solberg, actual primera ministra del país, que no dudó para permanecer en el poder, aliarse con el Partido del Progreso (FrP), dirigido por Siv Jensen, una agrupación populista de extrema derecha.

Movimiento de Resistencia Nórdica, neo-nazi y defensora del supremacismo blanco, presente en Noruega desde 2011.

Habilitar la llegada al poder del FrP ha sido la “traición” de Solberg a la tradición democrática de Noruega. Es la primera vez que un partido de ultraderecha llega al poder en Escandinavia. Se trata de una formación populista, conservadora y euroescéptica, muy en línea con el “Movimiento”, la organización creada por Steve Bannon, el ex asesor estratégico de Trump.

Mischaël Modrikamen, abogado y creador del ultraderechista Parti Populaire en Bélgica, se ha propuesto, junto a Bannon, unir a toda extrema derecha europea y convertir al “Movimiento” en una base que apoye a esos anti-europeos y anti-establishment en toda Europa “a quienes ayudaremos…como hermanos de armas” (sic!).

Es a esta gente a la que le abrió la puerta la actual primera ministro noruega. El FrP tenía en sus filas a Anders Breivik, el asesino que en julio de 2011, mató a 77 personas en un campamento de jóvenes  laboristas en la isla de Utoya, en las afueras de la capital.

Breivik, que también militaba en el FrU –su rama juvenil– compartía la posición xenófoba “anti-islamización de la sociedad noruega”, que predicaba y predica el FrP. De hecho, su líder Siv Jensen –que se ‘despegó’ de los crímenes de Breivik– hizo campaña en las últimas elecciones con el mismo mensaje.

El interés de las grandes corporaciones por destruir “el modelo nórdico” es fundamental. Economías abiertas, prósperas, con igualdad y justicia social y apego a la naturaleza y la defensa del medioambiente, constituyen la prueba ‘viviente’ de que es posible un mundo mejor, donde el modelo actual de producción y consumo insostenibles puedan ser transformados.

La perversión petrolera

El gobierno noruego no duda en poner en riesgo el Planeta, proponiéndose avanzar en la exploración petrolera de sus aguas. Debe tomarse en cuenta que el Ártico está colapsando y pone en riesgo una catastrófica liberación de metano si el permafrost capturado bajo sus hielos, se libera a la atmósfera.

Se detectaron concentraciones de metano en el agua del Ártico, 100 veces por encima de lo normal.

Investigadores han detectado concentraciones de metano en el agua, 100 veces por encima de lo considerado normal. Las columnas de gas metano procedentes del fondo marino son visibles en la superficie en forma de burbujas que liberan el gas. Y los incendios y las olas de calor que registra el Ártico en la última década, también contribuyen a aumentar ese riesgo. (Ver Más Azul n° 10, julio 20, “El Ártico colapsa”).

Pero el gobierno noruego no duda en poner en riesgo el Planeta, proponiéndose avanzar en la exploración petrolera de sus aguas, cuando el mundo reclama acabar con los combustibles fósiles, principales responsables del calentamiento global.

Los necios no pueden entender que no hay más tiempo y siguen utilizando los mismos argumentos que les impone su mirada crematística de la realidad. Aristóteles enseñaba que la acumulación de dinero es, en sí, una actividad contra natura que deshumaniza a quienes se dedican a ello.

La ministra de Petróleo y Energía de Noruega, Tina Bru, parece no entenderlo. Defendió que la exploración en el Ártico es esencial “para mantener el empleo y la creación de valor. Nadie duda de la importancia que el petróleo ha tenido para la economía noruega. Es el mayor productor de petróleo de Europa occidental y uno de los principales exportadores de gas del mundo, segundo detrás de Rusia y por encima de Qatar.

Pero tampoco nadie duda que el camino de seguir generando combustibles fósiles conduce más rápidamente al abismo que generó ese mismo petróleo bajo nuestros pies. Y que todos los esfuerzos deben ser dirigidos a una transición energética urgente y no a seguir abriendo nuevas fuentes de petróleo y en una zona ultra sensible y de gravísimo deterioro ambiental como el Ártico.

Al gobierno de Solberg, Bru y la ultraderechista Jensen, eso no le preocupa. A la ministra de Petróleo le acongoja que los últimos meses “han sido particularmente difíciles, también para las compañías petroleras y la industria suministradora”. Y propició un amplio paquete de ayudas económicas para el sector petrolero, destinado a nuevos proyectos y nuevas exploraciones, que ahora se concretan.

La nueva concesión de licencias había sido postergada por un duro debate parlamentario y en la sociedad noruega de hasta dónde se debía permitir perforar. El Parlamento de mayoría conservadora decidió que el llamado “borde de hielo”, que es el que define hasta dónde se puede desarrollar actividad petrolera debe ser lo más al norte posible. El anuncio coincidió además con las noticias de un nuevo récord histórico de temperatura en el Ártico: 38°C.

La decisión ha desatado la ira de las organizaciones ecologistas, ya que no solo compromete gravísimamente la situación del Ártico sino que incrementa una actividad que se contrapone a la lucha contra el cambio climático. Buena parte de la sociedad en los países nórdicos reprocha desde hace años que Noruega siga apostando por el petróleo pese a la crisis climática.

Ya en 2017, dos grupos ecologistas llevaron al Estado noruego a los tribunales por violar la Constitución al abrir nuevas áreas en el Ártico a la explotación petrolera, ya que su Carta Magna garantiza el derecho a un medio ambiente sano y seguro a las futuras generaciones.

Con esta nueva autorización se podrán operar ocho regiones del Mar de Barents que, hasta ahora, nunca habían sido abiertas a la exploración. Casi la mitad de los 125 bloques a subastarse se encuentran en áreas  al norte de ese mar, y serán por tanto, las perforaciones de petróleo en alta mar más septentrionales del mundo.

La decisión del gobierno noruego “traiciona” sus propios compromisos ya que el país es uno de los países firmantes del Acuerdo de París para hacer frente al calentamiento global y se ha comprometido a reducir las emisiones de dióxido de carbono.

En una demostración de la hipocresía infinita de ciertos políticos, Noruega ha dejado en claro que su compromiso no incluye las emisiones producidas por los combustibles fósiles extraídos de su territorio pero utilizados por otros. Es decir: Vendo lo que contamina y mata, pero miro para otro lado… Muy parecido a lo de cualquier cartel de la droga.

Silje Ask Lundberg, presidenta de la Sociedad Noruega para la Conservación de la Naturaleza, muestra su indignación: “La política petrolera del gobierno es tan increíblemente irresponsable que es difícil encontrar las palabra… Los sindicatos y los expertos medioambientales han alertado repetidamente contra la perforación petrolera sin que los gobiernos hayan escuchado. Esperamos que el gobierno tenga en cuenta las aportaciones que reciba en la ronda de consultas”.

Para Silje lo sucedido “también muestra que los políticos noruegos, bueno, hablan muy bien en el escenario internacional, pero cuando regresan a casa, dejan que nuestro mayor contaminante, que es la industria petrolera, obtenga un pase gratis… Si esto sucede, nos pone en un camino que está en clara violación de las reducciones de emisiones que se necesitan para lograr el Acuerdo de París”.

Para la experta, emitir nuevas licencias no tiene sentido cuando el mundo ni siquiera puede permitirse el lujo de utilizar las reservas de petróleo y gas ya descubiertas.

La decisión noruega avanza con el petróleo sobre el mar Ártico. Ilustración: Norsk olje og gass.

El ministro de clima y medio ambiente, Sveinung Rotevatn, que pertenece al Partido liberal, socio del gobierno, pretendía mover el borde de hielo más al sur. La línea amarilla del gráfico indica el límite del borde de hielo reclamado por algunas organizaciones ambientales, que dejaría afuera a algunas explotaciones. La línea roja demarca el “borde de hielo” existente en el período 1967-1989, mientras que la línea verde muestra como el cambio climático va haciendo retroceder ese “borde” en el período 1988-2017.

La industria petrolera pretendió y logró ingresar a las áreas más al norte del Mar de Barents, aprovechando el retroceso de los hielos que la propia actividad petrolera provocó con su alteración dramática del clima.

El propio líder del Partido Liberal, Trine Skei Grande, reconocía que “la zona del borde de hielo es un área natural vulnerable que está llena de vida, ya sea plancton, peces o pájaros. Un derrame de petróleo aquí sería desastroso, y no podemos correr ese riesgo”.

El temor estaba justificado: a comienzos de este mes, se supo que se habían derramado 20.000 toneladas de petróleo en un río del Círculo Polar Ártico, cerca de la ciudad siberiana de Norilsk (Rusia). El derrame ocurrió por el hundimiento del suelo debajo de los tanques de almacenamiento de combustible de una planta de energía. El permafrost ártico se derritió debido a las altas temperaturas registradas.

La planta es propiedad de una subsidiaria de Norilsk Nickel, el principal productor mundial de níquel y paladio. El derrame ha contaminado un área de 350 kms2  y es el segundo más grande en la historia moderna de Rusia en términos de volumen, por lo que se lo compara con el de Exxon Valdez (1989).

Pero la ultraderecha negacionista del cambio climático responde a las petroleras de una manera ferviente. Desconoce hechos y datos científicos. Adhiere a su “relato” y a ocultos intereses económicos.

La líder del ultraderechista Partido del Progreso, Siv Jensen, declaró en la televisión noruega, con la prepotencia característica de su corriente ideológica: “Sería una señal muy desafortunada y el Partido no aceptará mover el ‘borde del hielo’ más al sur. Me gustaría recordarle a la Primer Ministro que dirige un gobierno minoritario que depende de la mayoría en el parlamento. Ella es la Primer Ministro porque el Partido del Progreso la señaló como tal. Si el gobierno ahora tuviera la intención de basar sus políticas de petróleo y gas en otros principios que antes y encontrar una mayoría sin el Partido del Progreso, este gobierno tendrá una vida muy peligrosa”.

Sepamos con que enemigos se enfrenta el Planeta.