Dos nuevos cachorros nacen Corrientes (Argentina)

01 ene 2021

Hace exactamente un año, celebrábamos desde Más Azul la recuperación del yaguareté (Ver “Argentina avanza en la reintroducción del yaguareté”, n°4 enero 2020), resultado de un largo y meritorio trabajo de la Fundación Rewilding Argentina. La organización ha logrado reintroducir el yaguareté (Panthera onca) en la región del Iberá, en tierras oportunamente donadas como Parque Nacional por el matrimonio de los esposos Tompkins, Douglas y Kristine McDivitt.

Con el comienzo del nuevo año, el Centro de Reintroducción de esta especie, que opera en el Parque Nacional Iberá (Corrientes-Argentina) anunció el nacimiento de dos nuevos cachorros de yaguaretés, hijos de Juruna y Jatobazinho, dos ejemplares silvestres rescatados en Brasil. Juruna, la madre de los cachorros recién nacidos, llegó de Brasil al Iberá en diciembre de 2018 junto con su hermana Mariua. Ambas habían quedado huérfanas en 2017 cuando su madre fue muerta por cazadores ilegales.

Con esta nueva parición, ya son seis los yaguaretés que nacieron en Iberá. Se trata del mayor felino de América y uno de los mamíferos más amenazados de Argentina, con una población estimada en unos 250 ejemplares en 2018, que permanecieron refugiados en las amenazadas selvas de Misiones, en la frontera con Brasil y Paraguay y en las yungas de Salta y Jujuy.

Es una especie en peligro crítico de extinción que estuvo a punto de desaparecer hasta la acción de los Tompkins y Rewilding Argentina (Ver en este mismo número “Los Tomkins: producir naturaleza”, en la sección ‘Historias de vida”). A mediados del siglo XX, la especie ya se había extinguido en el territorio de Corrientes debido a la cacería, el avance de las explotaciones agrícola-forestales, la modificación del ambiente y la pérdida de sus presas naturales.

Douglas, que había amasado una gran fortuna con sus empresas North Face y Esprit, amante de la naturaleza y enamorado de la Patagonia argentino-chilena, a fines de los ‘80, empezó a interesarse cada vez más en el activismo ambiental y creó la Foundation for Deep Ecology y el Conservation Land Trust (CLT).

Desarrolló en el sur de Chile los parques de Pumalí, Corcovado y Yendegaia, entre otros. Y en Argentina se involucró en el Proyecto Iberá, una iniciativa de conservación dirigida a ampliar y fortalecer la protección de la reserva natural Esteros del Iberá (553.000 hectáreas de humedales) que desde 1983 busca proporcionar un hábitat seguro para una variedad de especies nativas.

Douglas adquirió 150.000 hectáreas de campos ganaderos viejos que bordeaban la reserva natural existente, para crear un nuevo Parque estrictamente dedicado a la conservación –el gran Parque de Iberá– que permitió que  hoy los humedales de Iberá sean uno de los Parques Nacionales más grandes del país y un Sitio Ramsar Internacional.

El proyecto de reintroducción del yaguareté es excepcional. Hasta su inicio en 2015, nunca se había intentado reintegrar esta especie al sitio donde se había extinguido, sobre todo por una cacería incontrolada para obtener beneficios por sus pieles. “Es la primera vez que se intenta a nivel mundial con el yaguareté en un lugar donde se había extinguido, hay pocos antecedentes de grandes carnívoros”, explica Sebastián Di Martino, director de conservación de Rewilding Argentina.

Juruna con sus crías en el Parque Nacional Iberá. Cámara trampa. Gentileza: Rewilding Argentina.

Desde el 2001, el yaguareté había sido declarado Monumento Natural Nacional, la máxima categoría de protección, pero la realidad es que a la caza ilegal se sumaba la destrucción de su hábitat natural bajo el impulso del avance de la frontera agropecuaria y la deforestación que padece el centro y norte de Argentina.

El descubrimiento de la parición de los dos nuevos cachorros se pudo hacer gracias al collar emisor satelital que Juruna tiene en su cuello. “Sospechábamos que esta hembra –cuenta Pablo Guerra, biólogo responsable del cuidado de los animales en el Centro de Reintroducción–ya que pasaba días enteros en un mismo lugar… Cuando pudimos entrar a verificar porque la madre se encontraba cazando en otro recinto vecino, nos encontramos con dos hermosos cachorros de apenas unos días”.

El hallazgo supone un nuevo éxito en el camino de reintroducción de yaguaretés que lidera la Fundación Rewilding Argentina a través de un trabajo de recuperación y posterior de liberación de animales de origen silvestre rehabilitados. Es el caso de Tania, sobreviviente de un ataque de un tigre en un zoo en el sur de Buenos Aires, en el que perdió una pata siendo cachorra, que fue cruzada con Chiqui, un macho cedido por una organización de Paraguay, y fue madre de dos crías, Mbarete y Arami.

Las nuevas crías no tienen contacto con los humanos y aprenden a cazar. Como explica Di Martino, las dos condiciones básicas que tiene que cumplir un animal para ser liberado son: saber cazar y no tener ninguna vinculación positiva con los humanos. Es decir que no nos relacionen a nosotros, por sobre todo, con la provisión de comida. De esa forma no buscan al humano por nada, sino que el humano es un estímulo negativo del que se escapan o por lo menos neutro al que no le dan importancia”.

En la actualidad, ya son seis los ejemplares en el Centro de Reintroducción que reúnen esas condiciones: los dos cachorros de Tania (Mbarete y Arami); los dos de Mariua (Karai y Pora) y los dos recientes hijos de Juruna (a los que llamaron Sãso y Sagua´a).

Mbarete y Arami, de dos años, primeros yaguaretés nacidos tras 70 años de extinción- Gentileza Rewilding.

El yaguareté es el máximo depredador de Latinoamérica y el felino más grande del continente americano. Es el tercero en corpulencia a escala mundial, después del tigre de bengala y el león. Alcanza los 2,50 mts. de longitud, incluida la cola, y hasta 140 kgs. de peso. Se caracteriza por ser robusto, solitario, excelente nadador, caminador incansable y un animal muy territorial.

Cumple roles ecológicos clave para el mantenimiento del ecosistema que habita. Cuando no está presente, el ambiente se degrada y deja de funcionar adecuadamente. Por ejemplo, regula las poblaciones de herbívoros, lo que hace que haya más diversidad en las especies. Su función la describe Di Martino con precisión: “Esto también hace que los ecosistemas capturen más dióxido de carbono y nos ayuden a mitigar el cambio climático; eliminan animales enfermos, lo que contribuye a que no proliferen pandemias; que no se erosione tanto el suelo por pérdida de vegetación; y el agua y el aire sean de mejor calidad”.

La gran Reserva Natural del Iberá, con sus 1.300.000 hectáreas de superficie, representa una oportunidad única para recuperar a este extraordinario depredador. Tras veinte años de un infatigable de trabajo en conservación, signados por el compromiso de contribuir a revertir la crisis de extinción de especies y la recuperación completa y funcional de los ecosistemas naturales, Rewilding apuesta al sueño de establecer modelos de desarrollo para las comunidades rurales en un contexto de coexistencia con la naturaleza.

Su trabajo en el Iberá, ha permitido que hoy esta Reserva albergue importantes poblaciones de carpinchos, yacarés y ciervos de los pantanos que requieren del rol regulador del yaguareté como gran predador para mantener la salud del ecosistema de forma sostenible.

Reserva nacional Iberá: Una enorme región para el desarrollo pleno del yaguareté.

Dentro de la enorme extensión de la reserva del Iberá se estima que hay unas 650.000 hectáreas aptas para el desarrollo pleno de los yaguaretés. Hay pocos lugares en toda América que reúnan tanto territorio apto para esta especie, ya que cuentan con abundante comida y una muy reducida posibilidad de contacto con humanos.

Asimismo allí Rewilding ha realizado una especial tarea de información y capacitación para que la población local comprenda los beneficios de la reintroducción del yaguareté y los ganaderos de la región contribuyan a mantener alejado a su ganado de la Reserva.