Se anuncia una importante donación mundial para enfrentarla

01 oct 2021

La naturaleza está disminuyendo a un ritmo nunca visto en la historia de la humanidad. Hay casi un millón de especies en peligro de extinción. Como advirtieran numerosos científicos, la ventana de tiempo que tenemos para afrontar el desafío es de apenas una década.

Un preocupante estudio sobre la flora global de la Universidad de Estocolmo y el Royal Botanic Gardens, estimó que el duro impacto sobre el medioambiente que provocó la Revolución Industrial, provocó un número de extinciones 500 veces mayor que en períodos anteriores, lo que significa más del doble que la de aves, mamíferos y anfibios combinados.

La Dra. Aelys M Humphreys, bióloga evolucionista de la Universidad de Estocolmo que lideró el estudio alerta que “es la primera vez que tenemos una visión general… de lo tan rápido que está sucediendo esto”.

Para un extenso informe de Naciones Unidas, de 1500 pags. sobre biodiversidad, la tasa global actual de extinción se estima en “decenas a cientos de veces mayor de lo que ha promediado en los últimos 10 millones de años”.

El Índice Planeta Vivo (IPV), que refleja la situación de 21 000 poblaciones animales representativas de la biodiversidad en todo el mundo, sigue disminuyendo. Estas poblaciones han sufrido una caída promedio del 68% desde 1970.

El descenso más grave (94%) se produce en Centroamérica y Sudamérica, pero en todas las regiones del mundo, las poblaciones de animales salvajes se están reduciendo. La biodiversidad desaparece en todo el mundo.

Ante esta situación ya en 2017 más de 15.000 científicos de 184 países había firmad un manifiesto afirmando que a la humanidad se le acaba el tiempo, que si no cambiamos con rapidez y de manera profunda, nos dirigimos hacia una catástrofe ecológica.

“La matemática del clima es brutalmente clara”, afirma Hans Joachim Schellnhuber, fundador y director emérito del Instituto Potsdam del Clima, en Alemania: “El mundo no puede ser sanado en pocos años, pero podría estar mortalmente herido de negligencia”.

Destrucción de hábitats animales, degradación de los suelos, deforestación: Pérdida de biodiversidad.

DONACIONES

Pareciera que con esos diagnósticos, algo comienza a moverse. En el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas realizada a fines del mes pasado (sept.2021) se anunció, durante un evento paralelo –Acción Transformadora para la Naturaleza y las Personas– que un grupo de filántropos se comprometen a la donación de más de 5.000 millones de dólares, el mayor importe en la historia de la conservación y restauración de la naturaleza.

En el evento que reunió a algunos líderes mundiales como Boris Johnson, Ángela Merkel y los Presidentes de Nigeria (Muhammadu Buhari), Costa Rica (Carlos Alvarado Quesada) y Colombia (Iván Duque Márquez), se anunciaron además una serie de acciones para revertir la pérdida de biodiversidad y garantizar una mejor relación con la naturaleza para 2030.

La donación fue festejada por algunas organizaciones como la WWF como un ‘hecho histórico’. Su Director General Marco Lambertini, destacó que estos anuncios “demuestran que el mundo está convergiendo en torno a la necesidad de revertir la pérdida de la naturaleza y está empezando a movilizar fondos a gran escala, dando un paso prometedor hacia el cierre del déficit de financiación de 700.000 millones de dólares al año para revertir la pérdida de la naturaleza”.

Es apropiado el recordatorio de Director de WWF Internacional, ya que llega cuando quedan pocos meses para definir el plan para revertir la pérdida de biodiversidad en la próxima década y definir cómo se financiará su implementación. Durante décadas esos aportes han sido postergados con diversas dilaciones y se han aportado cifras exiguas frente a las exigencias planteadas, al punto de acumular un déficit de financiación de más de 700.000 millones de dólares por año para lograr revertir los daños causados, una cifra que debería limitar entusiasmos que pueden resultar adormecedores.

La iniciativa recibirá la donación de 5.000 millones de dólares por parte de 9 organizaciones (Arcadia –una de las grandes fundaciones del Reino Unido–; Bezos Earth Fund; Bloomberg Philanthropies; Fundación Gordon and Betty Moore; Nia Tero; Fundación Rob and Melani Walton, Re:wild; Rainforest Trust y Wyss Foundation). Estas dos últimas con aportes de 500 millones de dólares cada una.

El compromiso tiene como finalidad contribuir a la protección y conservación de los sitios más importantes para la biodiversidad, coincidiendo con el objetivo de Naciones Unidas de asegurar que el 30% del Planeta esté protegido para 2030.

El aporte no será inmediato sino que se distribuirá a lo largo de 10 años y estará destinado a crear, expandir, gestionar y monitorear áreas protegidas o en conservación, agua dulce, tutela de pueblos indígenas, comunidades locales, sociedad civil y apoyo a gobiernos.

Como hemos señalado en Más Azul (ver n° 24, septiembre 2021 “¿Qué hay detrás de tu celular y tu laptop?”) la ciudadanía debe advertir que algunos de estos anuncios responden a la acción solidaria de muchas organizaciones de buena voluntad que quieren contribuir a solucionar el drama ambiental, pero otros encubren acciones de “greenwashing” y que aportan cifras que son insignificantes cuando se las compara con los ingresos diarios y ganancias de sus organizaciones.

Quizás como señala Lambertini, lo más interesante sea el impulso que estas acciones provoquen sobre “la reasignación de la financiación pública y privada en prácticas sostenibles en los sectores que hoy causan la pérdida de biodiversidad, como la agricultura, la pesca o la infraestructura. Tiene sentido desde un punto de vista económico, ya que el costo de la inacción será enorme y trágico”.

PROMESAS FINANCIERAS

En el evento también se anunció un Compromiso de Financiación para la Biodiversidad, por el cual 75 instituciones financieras de todo el mundo, con un valor conjunto u$s 14.000 millones en activos, aseguran no seguir haciendo inversiones en sectores perjudiciales para la naturaleza, como contribución a la protección y restauración de la biodiversidad. Como puede observarse se trata de declaraciones laxas de buena voluntad, sin la menor asunción de las responsabilidades que han tenido al solventar actividades como las derivadas de los combustibles fósiles que han provocado la actual y dramática situación. Promesas ligeras sin abrir jamás sus bolsillos…

Para revertir el declive de la biodiversidad de aquí a 2030, el análisis del Instituto Paulson estima que, a nivel mundial, necesitaremos gastar entre 722.000 y 967.000 millones de dólares cada año durante los próximos diez años. Esto sitúa el déficit de financiación de la biodiversidad en una media de 711.000 millones de dólares, es decir, entre 598.000 y 824.000 millones de dólares al año.

PROPUESTAS

Dentro de las acciones propuestas se destacan:

1. La protección de la Reserva Mura-Drava-Danubio, una región transfronteriza declarada hace pocos días como reserva de biosfera UNESCO, que se extiende a lo largo de 700 kms. de esos ríos, a través de cinco países europeos, con una superficie de631.460 has. El corazón de la región, también llamada “Amazonia europea”, es una importante área de bosques aluviales intactos y un sumidero de CO2, de vital importancia para los humanos;

Riqueza biológica única e irrepetible del Parque Nacional de la Isla del Coco (Costa Rica).

2. La ampliación del Parque Nacional de la Isla del Coco para contribuir a la protección del 30% de su océano (ver Más Azul n° 23, agosto 2021 “Costa Rica, paraíso verde”). Costa Rica con solo el 0,03% de la superficie terrestre mundial posee el 6% de la biodiversidad mundial. El Parque Nacional Isla del Coco y sus aguas circundantes concentran una riqueza biológica única e irrepetible en el mundo que evoca como fue nuestro Planeta hace cientos de años; ahora con especies vulnerables o en peligro de extinción como tiburones, rayas, atunes, ballenas, delfines, y tortugas.

3. La creación de 10 nuevos parques nacionales en Nigeria sumado a la ampliación de áreas protegidas, y la creación de áreas marinas bajo el Plan de acción del CDB 30X30;

4. Apoyo a los planes de líderes conservacionistas indígenas de Canadá para crear seis nuevas áreas protegidas.

Un informe de agosto pasado “Halve Humanity’s Footprint on Nature to Safeguard our Future (WWF) reveló que podrían crearse 39 millones de puestos de trabajo si los gobiernos reasignaran los 500.000 millones de dólares que gastan cada año en subsidios perjudiciales (al petróleo, transporte, etc), para generar empleos que sean positivos para la naturaleza.

SUEÑOS Y ESPERANZAS

Ante el panorama del rápido deterioro de la biodiversidad global es de esperar que gobiernos y empresas superen sus planteos “declarativos de intenciones” tales como el Compromiso de los líderes por la Naturaleza, la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas o la Alianza Global por los Océanos y empiecen a atacar las causas de la pérdida de biodiversidad.

La ciudadanía global debe advertir que la lucha contra el cambio climático supone un cambio de sistema de producción y consumo y que los intereses económicos en juego son monumentales. Y que aquellos  sectores que serán más afectados se resisten –con todo tipo de argucias y métodos– para evitarlo.

Se requiere una ‘lectura precisa e informada’ de la realidad para no caer en engaños. Un ejemplo: Iberdrola es una importante productora mundial de electricidad de origen español. Su principal negocio es el gas, el uranio y el carbón, que componen el 85% de sus fuentes energéticas. Es decir, es un notable contaminador.

Notables contaminadores (petroleras, eléctricas) se disfrazan de “verdes” para seguir con sus negocios.

Pero desde hace años se presenta como un defensor del clima. En su página oficial puede leerse: “Los países que conforman el planeta Tierra incumplen todos los objetivos para frenar la destrucción de la biodiversidad fijados para 2020. Esa es la demoledora conclusión del quinto informe Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica publicado en septiembre de 2020 por la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES). El documento no solo advierte sobre la alarmante degradación de la naturaleza, sino que apunta a ella como una variable que aumenta el riesgo de futuras pandemias”.

Hasta allí pareciera un reclamo de una ONG ambientalista. Pero lo cierto es que no son “los países” los que incumplen sino solo un pequeño y poderoso núcleo de países (menos de 10) que generan la casi totalidad de la contaminación mundial. Iberdrola, como tantas otras empresas “disfrazadas de verdes”, nada dice de los “autores materiales” de los crímenes contra el ambiente: empresas, como ella misma, vinculadas básicamente a los combustibles fósiles. Y tampoco habla de que el drama climático se terminará cuando el petróleo permanezca en las entrañas de la Tierra.

Lo que puede terminar con el mundo no es solo la “negligencia” que señala Schellnhuber al comienzo de esta nota, sino la encubierta voluntad de seguir haciendo negocios hasta que el daño sea finalmente irreversible.