14 dic 2021

El pasado mes de octubre, la Agencia Internacional de Energía presentó, como cada año, desde 1998, su World Energy Outlook.

Lo hacía en el marco de impacto del cambio climático y de unos mercados volátiles, y frente a las expectativas de que la crucial COP26 en Glasgow, tuviera resultados alentadores.

Ahora ya sabemos que eso no ocurrió. Y cobra mayor interés introducirnos en este Informe indispensable sobre las oportunidades,  riesgos y beneficios que se avecinan en este momento vital para las transiciones energéticas limpias.

Una nueva economía de la energía está emergiendo a nivel global… En 2020, incluso con las economías lastradas por los confinamientos y el COVID-19, las fuentes de energía renovables –entre otras, la eólica y la solar fotovoltaica (FV)– siguieron creciendo con fuerza y las ventas de vehículos eléctricos registraron nuevos récords.

La nueva economía de la energía será más electrificada, eficiente, interconectada y limpia. Su aparición es fruto de un círculo virtuoso de políticas públicas e innovaciones tecnológicas, y su auge actual está respaldado por unos costes más reducidos.

En la mayoría de los mercados, la energía solar FV o la eólica representan actualmente la fuente más barata de nueva generación de electricidad. Las tecnologías de energías limpias se están convirtiendo en un nuevo e importante ámbito para la inversión y generación de empleo, así como en un escenario dinámico de colaboración y competencia internacional.

Pero la AIE advierte que todavía queda mucho camino por recorrer en esta transformación Por cada dato puntual que evidencia la rapidez de este cambio energético encontramos otro que apunta a la persistencia del status quo.

La rápida pero desigual recuperación económica registrada tras la recesión del año pasado causada por el COVID-19, está generando importantes tensiones en algunas partes del sistema energético, provocando que se disparen los precios en los mercados del gas natural, el carbón y la electricidad.

A pesar de todos los avances conseguidos por las renovables y la movilidad eléctrica, en 2021 asistimos a un importante repunte del uso del carbón y del petróleo. Y por esa razón principalmente, se está registrando el segundo mayor incremento anual de la historia en emisiones de CO2.

El gasto público en energías sostenibles incluido en los paquetes de recuperación económica apenas ha movilizado un tercio de la inversión necesaria para encarrilar el sistema energético en una nueva dirección, con el mayor déficit de inversión en las economías en desarrollo, que siguen atravesando una acuciante crisis de salud pública.

Los avances hacia el acceso universal a la energía se han paralizado, sobre todo en el África subsahariana. La dirección en la que se avanza actualmente dista mucho del escenario de referencia Cero Emisiones Netas en 2050 (Net Zero Emissions by 2050 Scenario o NZE) publicado por la AIE en mayo de 2021, que traza una estricta pero factible hoja de ruta hacia la estabilización del aumento de la temperatura mundial en 1,5°C y hacia la consecución de otros objetivos de desarrollo sostenible en el ámbito de la energía.

Informe:

https://www.iea.org/reports/world-energy-outlook-2021

Resumen ejecutivo en español:

https://iea.blob.core.windows.net/assets/599abf72-a686-4786-9cc2-b05e05b8dc2b/WEO2021_ES_Spanish.pdf