Europa traiciona la lucha climática

15 jul 2022

La Unión Europea en una resolución vergonzosa que traiciona la lucha climática en un momento crucial, donde la crisis se agudiza y los científicos advierten que “ya no queda tiempo”, ha aprobado otorgar el sello de “verdes” al gas y energía nuclear a partir del 1°de enero de 2023.

Como de costumbre detrás de la medida hay gigantescos intereses económicos en juego. Clasificar a ambas energías como “verdes” les permite calificar para recibir multimillonarias inversiones.

Europa traiciona la lucha climática. Gas y nuclear ahora son “verdes”

La medida responde a las exigencias de Francia, que reclama un reconocimiento expreso de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de CO₂, y de Alemania, que pretende la inclusión del gas como fuente para la transición energética. Lo que en realidad pone en marcha la falaz resolución europea es el otorgamiento a las nucleares (como pretende Francia) y a las gasíferas (como reclama Alemania) de un nuevo tiempo de expansión y desarrollo para sus actividades contaminantes.

Los proyectos de centrales nucleares podrán construirse siempre que su permiso sea anterior al año 2045. Y en el caso de las centrales de gas podrán acceder al financiamiento como “verdes” todas aquellas en funcionamiento que emitan menos de 100 grs. de dióxido de carbono (CO₂) por kilovatio hora y también las de nueva construcción que emitan menos de 270 grs de CO₂ por kWh en tanto su aporte energético no pudiera cubrirse con fuentes renovables o que la nueva instalación sustituya otra más contaminante.

La decisión contó con los votos de la derecha popular europea, los grupos de extrema derecha del hemiciclo (ECR e ID) y de los liberales de Renew Europe.

Fueron la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y la comisaria europea de Estabilidad Financiera Mairead McGuinness –ambas provenientes de partidos de la derecha democristiana– dos de las impulsoras de esta medida, que contaba, antes del inicio del conflicto ruso-ucraniano, con el rechazo de una parte importante de los socios comunitarios. De hecho, España y Austria han manifestado que no aplicaran la resolución en sus territorios.

Las torpezas motivadas por el lobby para facilitar el acceso al financiamiento han sido tales que McGuinness reconoció que “el gas es un combustible fósil, no es verde Y nunca lo he descrito así…” pero en un tweet explica que la decisiónrefleja un enfoque pragmático para que las inversiones privadas en gas y energía nuclear, donde sea necesario para nuestra transición energética, cumplan con criterios estrictos”.

Sus explicaciones muestran precipitaciones oportunistas muy alejadas de las necesidades climáticas: “Dada la urgencia de abandonar los combustibles fósiles rusos, tenemos que aumentar esas inversiones [en energías renovables y eficiencia energética] con un sentido de urgencia renovado”.

Si parecía “razonable y pragmático” en el proceso de transición energética extender las alternativas a otras energías “sucias” y permitirles el acceso al financiamiento, eso no implicaba de ninguna manera hacer un reconocimiento de las mismas como “verdes”.

Si la quema de gas fósil produce menos CO2 que el petróleo o el carbón, genera metano, aún más peligroso.

El motivo profundo de la nueva resolución europea es definir las “inversiones verdes” de tal manera que la industria de los combustibles fósiles y la nuclear no queden afuera. Como explicó el neerlandés y eurodiputado verde Bas Eickhout: En el momento en que se cumple con las reglas de la taxonomía hay una etiqueta verde y se puede obtener un bono verde… Es un día negro para el clima y la transición energética. Estamos enviando una señal desastrosa a los inversores y al resto del mundo de que la UE reconoce ahora el gas fósil y la energía nuclear como inversiones sostenibles”.

La respuesta de la ciencia y comunidad climática

Con esa crítica coincide una comunidad climática global sorprendida de la “traición europea”. La decisión adoptada ha desatado críticas contundentes tanto de la comunidad científica como de las organizaciones ambientales.

El Dr. Aidan Farrow de la Exeter University (Reino Unido), experto en impactos de la contaminación del aire en la salud humana en Europa y EEUU y director de los laboratorios de investigación de Greenpeace en esa Universidad, deja en claro la falacia de lo aprobado por la UE: “Habitualmente se dice que el gas natural no es tan contaminante como los combustibles fósiles, pero ser menos sucio que el carbón y el petróleo no es lo mismo que ser un combustible seguro y sostenible. La producción, el transporte y el uso de este gas fósil son responsables de las emisiones de contaminantes dañinos que hacen que el combustible sea más sucio que las alternativas renovables”.

“En comparación con el carbón y el petróleo, el gas fósil emite menos CO2 en relación con la energía que produce, aun así en Europa ya es la segunda fuente de estas emisiones. Además, el principal componente del gas fósil es el metano y en cada etapa de la extracción, transporte y uso se producen filtraciones al aire. Las fugas, la ventilación y la quema en el sector de los combustibles fósiles son una de las principales causas de las emisiones de metano.

Debe recordarse, insiste Farrow queel metano es un gas de efecto invernadero que provoca un calentamiento mucho mayor que el dióxido de carbono en escalas de tiempo breves. Aunque la quema de gas fósil produce menos dióxido de carbono que la quema de petróleo o carbón, los estudios sugieren que el metano que se filtra anula parte de la ventaja del carbono que tiene el gas fósil sobre otros combustibles fósiles”.

Según sus investigaciones, las muertes prematuras provocadas en Europa por su uso, debido a las partículas, el dióxido de nitrógeno y el ozono a nivel del suelo (que constituyen los contaminantes más problemáticos en términos de daños a la salud humana en la UE) superan el medio millón anual, lo que coincide con las estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente (380.000 por partículas, 54.000 por NO₂ y 19.000 por ozono).

Por su parte, Naciones Unidas ha alertado sobre la urgente necesidad de limitar las emisiones de metano, principal componente del gas fósil, lo que podría prevenir decenas de miles de muertes prematuras y millones de toneladas de pérdidas de cultivos al reducir las concentraciones de ozono a nivel del suelo.

Los científicos coinciden en que el gas natural, aunque tiene una huella de carbono más baja que el carbón, produce CO2 y solo se justificaría su calificación para nuevas inversiones si se usara para sustituir definitivamente al carbón.

Pero como explica el Dr. Stephen Cornelius, líder mundial de WWF para el IPCC, “el Informe (del IPCC) muestra que, si bien algunos sectores van en la dirección correcta, el cambio climático avanza más rápido que nosotros. No podemos aferrarnos más a los combustibles fósiles contaminantes que están arruinando nuestro clima y destruyendo el mundo natural del que todos dependemos… (Debemos) alejarnos de las prácticas comerciales insostenibles… Cada momento, cada política, cada inversión, cada decisión es importante para evitar un mayor caos climático”.

Rachel Cleetus, directora económica y de política climática del programa de Clima y Energía de la Union of Concerned Scientists es quizás quien traza con más precisión los motivos de la inconsistente decisión europea: “Décadas de fracaso en el liderazgo mundial, en combinación con un enfoque único de las compañías de combustibles fósiles centrado en las ganancias, así como patrones de consumo insostenibles en los hogares más ricos del mundo, están poniendo en peligro nuestro planeta”.

Y Cleetus lo pone en contexto: “Los combustibles fósiles son la causa principal del cambio climático, de las injusticias ambientales, y, como estamos viendo en Ucrania en este momento, se asocian con frecuencia con luchas y conflictos geopolíticos”.

Hacia dónde irá el dinero?

“Etiquetar el gas y la energía nuclear como verdes es nefasto –afirma Sara Bourehiyi Bouraiji, responsable de la campaña “Finanzas sostenibles” de Ecologistas en Acción– El propósito era que se creara un instrumento, basado en la ciencia, que garantizase que una inversión calificada como verde contribuyese a la necesaria transición ecológica y a mitigar los efectos del cambio climático. Si un combustible fósil y una energía que deja residuos para millones de años se consideran ‘verdes’, ¿qué no lo es?”.

Bourehiyi y Nuria Blázquez Sánchez (responsable de internacional de la misma organización), publican a principios de julio un artículo que responde acertadamente a esa pregunta (Confidencial, 1, jul.2022), poniendo a Francia y Alemania como los verdaderos beneficiarios de la “traición europea”: “Francia necesita miles de millones para poder reformar sus reactores nucleares. Alemania, en cambio, necesita un impulso para poder cerrar los 45 Gw de potencia instalada en centrales térmicas y para ello tiene programadas o ya en construcción 27 centrales de ciclo combinado, que usan gas fósil como combustible”.

Según las autoras, el dinero en danza no es menor: las previsiones de Moody’s, adelantan que lo invertido en bonos sostenibles alcanzará en 2022, los 1,35 billones de dólares, un mercado que aumentó en 64% sobre el año anterior y que seguirá creciendo. Muchos países de Europa verán “como miles de millones de euros se dirigirán a seguir financiando combustibles fósiles en Alemania o energía nuclear en Francia”.

La industria de los combustibles fósiles o la nuclear iban a verse apartadas de la financiación por lo que han forzado la aprobación de un reglamento que jugara a su favor, aunque supusiera pintar de “verde” lo más negro: “No se puede explicar de otra manera la casualidad de que la propuesta de acto delegado complementario responda específicamente a las características de los reactores nucleares franceses y de las centrales térmicas alemanas y que prácticamente excluyan posibles inversiones al resto de países miembros, que apenas recibirían un 3% de las inversiones verdes”, señalan las autoras.

Un ejemplo, dice Sara Bourehiyi, son los países del Este de Europa que no podrán “beneficiarse de financiaciones derivadas de estos bonos para reformar sus reactores nucleares, ya que una de las exigencias es que el país cuente con un almacén de residuos altamente radiactivos. Requisito que Polonia, Hungría, Rumanía, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia no cumplen, por lo que no podrán recibir esa financiación”.

Lo mismo sucederá con España que prevé “un cierre de las centrales nucleares en 2035, por lo que nuevas inversiones no tienen sentido. En el poco probable escenario de un cambio de guion, tampoco podrá acceder a esos fondos, ya que tampoco cuenta con el almacén de residuos nucleares. La historia reciente ha demostrado la fuerte oposición social a la construcción de este tipo de almacenes, lo que descalifica a España como receptor de estas inversiones”.

La comunidad climática y los científicos plantean llevar a la UE a los tribunales - Unsplash @chrisleboutillier

A la justicia

La abogada y politóloga española Ester Asin Martínez, directora de la oficina política de WWF plantea la necesidad de llevar a la Comisión Europea a los tribunales “por adoptar una taxonomía que no cumple con los objetivos climáticos pactados en el Acuerdo de París… El gas y la energía nuclear no son verdes, y etiquetarlos como tales es un flagrante caso de greenwashing… Hoy, los lobbies del gas y la energía nuclear se han llevado el ‘premio gordo’, permitiendo desviar miles de millones de inversiones que son muy necesarias para garantizar la transición climática. Esto perjudica al clima y a las generaciones futuras!”.

 “Con esta decisión, se corre el riesgo de canalizar miles de millones de euros de inversiones hacia estas fuentes de energía perjudiciales y alejarlas de las renovables, realmente sostenibles, como la eólica y la solar”, advierten desde WWF.

La decisión europea “ha dado la espalda al clima y a la ciudadanía” al respaldar un paquete de normas de financiación ‘sostenible’ que canalizarán miles de millones de euros hacia actividades que acelerarán el cambio climático y dañarán el Planeta. Así lo recuerdan desde muchas organizaciones ambientales como WWF, Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife, ClientEarth, etc

Esta nueva legislación otorga al gas y a la energía nuclear una etiqueta “verde“, pese a las contaminantes emisiones del gas y a los peligrosos residuos radiactivos que produce la energía nuclear. Hay que recordar que si bien la energía nuclear no tiene huella de carbono, como predica Francia, produce desechos tóxicos.

WWF y otras organizaciones están estudiando las opciones para impugnar la resolución de la UE en los tribunales. Mar Asunción, responsable del programa de Clima y Energía de WWF, asegura que “Seguiremos trabajando hasta lograr una taxonomía verde. Creemos que la votación de hoy es incompatible con el reglamento de la taxonomía, por lo que, junto con otras organizaciones como ClientEarth, WWF estudiará la posibilidad de llevarlo a los tribunales como último recurso obligatorio para detener el lavado verde y proteger la credibilidad de toda la Taxonomía de la UE, y pediremos a los Estados miembros y a los eurodiputados que hagan lo mismo”.

En su comunicación, WWF hace referencia al art. 19 de la taxonomía de la UE que “exige que sus criterios se basen en la ciencia, que no den un trato especial a determinadas tecnologías y sean fácilmente verificables. Pese a ello. “los criterios sobre el gas de la nueva resolución incumplen cada uno de estos requisitos y, por tanto, son incoherentes con el reglamento de la taxonomía” y justifican la demanda legal.

Desde WWF hacen además un llamamiento a las instituciones financieras para que no contaminen su ‘financiación verde’ utilizando esta resolución y se nieguen a apoyar o comprar falsos bonos verdes que incluyan gas o energía nuclear, ya que el actual mercado mundial de bonos verdes excluye a ambos.