22 jul 2022

Con olas de calor, incendios forestales y aumento del nivel del mar cada vez mayores, la eliminación de los combustibles fósiles se vuelve cada vez más perentoria para resolver el cambio climático. Durante décadas, los científicos han denunciado el papel decisivo de la industria de los combustibles fósiles como causante de la crisis climática.

A comienzos de este mes, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres volvió a advertir que es urgente acelerar la transición energética. El contexto de la guerra ruso-ucraniana está agravando significativamente la situación y denuncia que “a medida que los efectos de la invasión rusa de Ucrania se van propagando por todo el mundo, la respuesta de algunos países a la creciente crisis energética ha consistido en apostar más fuerte por los combustibles fósiles e invertir miles de millones de dólares más en el carbón, el petróleo y el gas que son los causantes del agravamiento de la emergencia climática”.

Sorprende la irracionalidad de los líderes mundiales llevándonos hacia la catástrofe - Unsplash Chris LeBoutillier.

Sorprende la irracionalidad de los líderes mundiales en esta encrucijada histórica. Mientras el mundo se dirige al caos climático como señala Guterres y todos los indicadores de emisiones siguen batiendo récords, lo que anticipa la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos (tormentas, inundaciones, sequías, incendios y olas de calor) por todo el Planeta, gobiernos y empresas siguen apostando a los combustibles fósiles. Insisten en seguir financiando y promoviendo nuevas infraestructuras para explorar y producirlos.

Quimeras y adicciones

El Secretario de Naciones Unidas no duda en calificar esas iniciativas como “quiméricas”: Los combustibles fósiles no son la solución, ni lo serán jamás. El deterioro que provocaron en el planeta y en nuestras sociedades es tangible. Lo vemos todos los días en las noticias, y nadie es inmune… Los combustibles fósiles son la causa de la crisis climática”.

Guterres es claro y contundente. Quizás una de las pocas voces relevantes que marca el rumbo en medio de intereses espurios y confusión generalizada: “Cuando se da prioridad a un alivio a corto plazo frente al bienestar a largo plazo, se habla de adicción. Seguimos siendo adictos a los combustibles fósiles. Por el bien de la salud de nuestras sociedades y del planeta, tenemos que dejarlos, y dejarlos ya.

Pero recuerda que esa batalla por una transición energética rápida y justa no se libra en igualdad de condiciones: “Los inversores siguen apoyando los combustibles fósiles, y los Gobiernos siguen repartiendo miles de millones en subsidios al carbón, el petróleo y el gas, a razón de unos 11 millones de dólares por minuto”.

Por eso el líder de Naciones Unidas ha hecho dos pedidos urgentes: “He pedido a los Gobiernos del G20 que desmantelen las infraestructuras de carbón y que las eliminen por completo, en 2030 en los países de la OCDE y en 2040 en todos los demás. Y he urgido a los agentes financieros a que abandonen la financiación de los combustibles fósiles e inviertan en energías renovables. Y he propuesto un plan de cinco puntos para impulsar las energías renovables en todo el mundo”.

Un plan para terminar con la adicción

Para limitar las alteraciones del clima e impulsar la seguridad energética, Guterres insiste en que “la energía renovable es la respuesta. Si hubiéramos invertido antes, y en grandes cantidades, en energías renovables, no nos encontraríamos ahora, una vez más, a merced de la inestabilidad de los mercados de combustibles fósiles. Las energías renovables son el plan de paz del siglo XXI”.

Es necesario terminar con nuestra adicción al petróleo - Unsplash-Abby Anaday.

Para ello es necesario abandonar los combustibles fósiles contaminantes y acelerar la transición energética hacia las energías renovables. Es el único camino posible para que el Planeta sea habitable, tengamos seguridad energética, con precios estables y no sujetos a la especulación y manipulación constantes, que permitan garantizar el crecimiento y la prosperidad.

El plan presentado por Guterres tiene cinco puntos:

1.“En primer lugar, debemos convertir la tecnología de las energías renovables en un bien público mundial, lo que incluye la eliminación de las barreras a la transferencia de tecnología que impone la propiedad intelectual.

2.En segundo lugar, debemos mejorar el acceso mundial a las cadenas de suministro de componentes y materias primas para la tecnología de las energías renovables.

3.En tercer lugar, debemos reducir los trámites que entorpecen los proyectos solares y eólicos. Necesitamos autorizaciones por la vía rápida y más iniciativas para modernizar las redes eléctricas. En la UE, la aprobación para instalar un parque eólico demora ocho años, y en EEUU diez. En la República de Corea, los proyectos eólicos terrestres necesitan 22 permisos de ocho ministerios diferentes”.

4.En cuarto lugar, el mundo debe reorientar los subsidios energéticos de los combustibles fósiles hacia la protección de las personas vulnerables durante las crisis energéticas e invertir en una transición justa hacia un futuro sostenible.

5.Y, en quinto lugar, tenemos que triplicar la inversión en energías renovables. Aquí entran en juego los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones de financiación del desarrollo, así como los bancos comerciales. Todos deben dar un paso adelante e impulsar drásticamente la inversión en energías renovables”.

La ciudadanía global debe acentuar su conciencia y sus reclamos, porque estamos sobrepasando peligrosamente al límite de 1,5°C que, según los científicos, es el nivel máximo de calentamiento para evitar los peores efectos climáticos y nos arriesgamos a superar los 2,4°C, de consecuencias catastróficas.

Guterres recuerda que “necesitamos que todos los líderes mundiales actúen con más urgencia. Para mantenernos por debajo de esos 1,5 ºC, debemos reducir las emisiones en un 45% para 2030 y alcanzar las emisiones netas cero a mediados de siglo. Pero los compromisos nacionales actuales nos llevarán a un aumento cercano al 14% en esta década. Eso sería una catástrofe”.

Olas de calor e incendios forestales: solo una señal de hacia dónde vamos - Unsplash-Neven Krcmarek.

Las actuales olas de calor e incendios forestales en Europa son solo una señal de hacia dónde nos dirigimos. La respuesta no está en los combustibles fósiles sino las energías renovables. Que son la solución para los tres desafíos presentes: el clima, la seguridad energética y el acceso a la electricidad limpia para los cientos de millones de personas que hoy carecen de ella.

“Por supuesto, las renovables no son la única respuesta a la crisis climática, dice Guterres. “También son esenciales las soluciones basadas en la naturaleza, como revertir la deforestación y la degradación de la tierra. Lo mismo puede decirse de los esfuerzos por promover la eficiencia energética. Pero nuestra ambición debe ser una transición energética rápida hacia las renovables”.

La guerra en Ucrania y la manipulación de los grupos que dominan las materias primas básicas han disparado los precios del petróleo y el gas a niveles récord, mientras las energías renovables son cada vez más baratas. “No hay excusa –advierte el Secretario General de la ONU– para rechazar la revolución de las energías renovables. Mientras que los precios del petróleo y del gas han alcanzado niveles récord, el costo de la energía solar y las baterías se desplomó un 85% durante la década pasada. El costo de la energía eólica se redujo en un 55%. Y la inversión en energías renovables crea tres veces más puestos de trabajo que los combustibles fósiles.

Debemos recordar que cuando suben los precios de la energía, suben también el costo de los alimentos y de todos los bienes de los que dependemos: “Es el momento de llegar a un acuerdo sobre una revolución rápida hacia las energías renovables y dejar de avivar las llamas que consumen nuestro futuro. A medida que vayamos abandonando los combustibles fósiles, los beneficios serán enormes, y no solo para el clima. Los precios de la energía serán más bajos y predecibles, lo que tendrá efectos positivos en la seguridad alimentaria y económica”.