“La oportunidad de garantizar un futuro habitable y sostenible para todos se agota rápidamente”, advierte el informe presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) a fines del pasado mes de marzo en Suiza. El organismo de científicos del clima de Naciones Unidas también señala que los gobiernos del mundo “se han quedado cortos” en la lucha contra el cambio climático y urge una acción conjunta más rápida.
El nuevo informe condensa los seis reportes ya formulados por el grupo de científicos y expertos desde 2014 y remarca de manera “inequívoca” la responsabilidad de los seres humanos a través de la producción y el consumo, en la generación de la emergencia climática.
El IPCC atribuye la inacción para revertir la situación actual a algunas de las siguientes causas:
1. Falta de compromiso del sector privado;
2. Falta de compromiso de los ciudadanos;
3. Escaso interés político de los gobiernos para afrontar las drásticas medidas necesarias;
4. Presupuestos insuficientes para la investigación.
Las consecuencias de esa desidia se revelan en la casi imposibilidad de alcanzar los tres objetivos del Acuerdo de París de 2015: meta de temperatura media del Planeta (por debajo de los 2°C, con respecto a los niveles preindustriales); que ese aumento no supere la cota de 1,5°C a final de este siglo; y neutralidad climática en 2050.
Tal como exige el acuerdo, la estrategia de reducción de emisiones a largo plazo comprometía a los firmantes a actualizar sus planes climáticos actualizados antes de finales de 2020 y a reducir las emisiones como mínimo en un 55% antes del 2030.
Nada de eso se cumplió. Palabras, promesas, blablabla, fue lo que abundó, mientras las emisiones crecieron sostenidamente. Según Naciones Unidas, “la humanidad lleva la tendencia contraria: el mundo todavía está en camino de un aumento catastrófico de la temperatura superior a los 3°C, lo que tendrá devastadoras consecuencias sobre el planeta”.
En 2019, y por tercer año consecutivo, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero volvieron a aumentar y se situaron en un máximo histórico (36.300 millones de toneladas), reveló el informe del PNUMA sobre Brecha de Emisiones. En el Informe de la OMM sobre el Estado provisional del clima mundial (2022) se alerta acerca de que los últimos ocho años “van camino de ser los ocho más cálidos de los que se tiene constancia, y las signos reveladores y los efectos del cambio climático son cada vez más dramáticos”. Las emisiones de CO2 en 2022 batieron un nuevo récord de 36.800 millones de toneladas. No solo no se reducen a más de la mitad para alcanzar el objetivo 2030, sino que se incrementan.
A ello se agrega el aumento de las emisiones globales de “varios químicos prohibidos que destruyen la capa de ozono” y que se están acrecentando, según un estudio reciente de investigadores de la Universidad de Bristol (R. Unido) y la NOAA (EEUU), publicado en Nature Geoscience (3.4.2023) (Ver Más Azul en este mismo número “Aumentan las emisiones de químicos prohibidos”).
El reporte del IPCC marca el año 2035 como la nueva fecha límite que la humanidad baje drásticamente las emisiones de CO2 de la atmósfera. Los científicos reclaman a los líderes mundiales, que atiendan su llamado de urgencia a la acción rápida de la comunidad internacional. El reclamo fue apoyado por el propio Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, que describió el Informe como “una guía de supervivencia para la humanidad… ante la bomba del tiempo climática que está corriendo”.
Los líderes mundiales han violado todos sus compromisos y están provocando que el cambio climático origine un aumento sustancial en la intensidad de los desastres naturales, con daños irreversibles al ecosistema y fuertes afectaciones a la vida de poblaciones en riesgo.
Sequías devastadoras, intensas inundaciones y migraciones masivas por causas climáticas, son factores que están agudizando las desigualdades sociales y económicas en el mundo. Para el IPCC unos 3.600 millones de personas se encuentran en contextos “altamente vulnerables al cambio climático”.
Lo singular y altamente injusto, tal como señala el informe, es que las poblaciones más afectadas por la crisis climática son las que menos responsabilidad tienen en la contaminación del Planeta y precisamente las naciones que han generado históricamente las mayores emisiones de gases de efecto invernadero, son las que se niegan a asumir cualquier responsabilidad.
El reciente informe del IPCC muestra claramente los impactos del cambio climático en países con menor desarrollo industrial y cómo son afectadas de forma dramática sus poblaciones, en especial los sectores más vulnerables.
Inundaciones en Pakistán (1700 muertos, 33 millones de afectadas, 7,9 millones de desplazados); tormenta tropical e inundaciones en Malawi, Chad y Gambia (medio millón de desplazados); Sequía en Somalia (más de 40.000 muertos); Inundaciones en Sudáfrica (460 muertos, 40.000 desplazados); Inundaciones en Nigeria, Camerún, Malí y Níger (más de 600 muertos, 1,3 millones de desplazados); tormentas tropicales en Filipinas (850.000 desplazados) y Bangladesh (1 millón de desplazados), etc. entre otros. Se estima que las pérdidas de bienes en los 10 desastres meteorológicos más costosos de 2022 superan los 360.000 millones de dólares.
“No estamos haciendo lo suficiente, y los pobres y vulnerables se están llevando la peor parte de nuestra inacción colectiva”, expresó de forma terminante Madeleine Diouf Sarr, jefa de la División de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MEDD) de Senegal.
También la Red de Acción Climática, con sede en Alemania, reclamó a los gobiernos del mundo para que sigan las recomendaciones del IPCC y aceleren las acciones para frenar el cambio climático: “Los gobiernos no tienen excusa para ignorar la advertencia enfática sobre esta década crítica. Deben actuar rápido para rechazar los combustibles fósiles”.
El informe del IPCC coincide con recientes advertencias del PNUMA en el sentido de realizar cambios profundos en los modelos de producción y consumo si se quieren evitar las peores consecuencias de la crisis climática. La posibilidad de un futuro mejor, alejado de esa crisis climática, solo es factible si el mundo es capaz de reaccionar de manera drástica y positiva antes los desafíos ambientales, siguiendo las recomendaciones científicas.
“La ciencia es clara: cuanto más esperemos para reducir drásticamente las emisiones, mayores serán los riesgos y los daños. Es vital. Debemos que acelerar”, no dudó en declarar Frans Timmermans, vicepresidente de la CE para el Pacto Verde, mientras avala gastar miles de millones en armas para Ucrania y se usan más combustibles fósiles que nunca. Como creerle?
Hacerlo requiere –como exige Naciones Unidas y el IPCC– reducir rápidamente la contaminación por carbono y el uso de combustibles fósiles en casi dos tercios para 2035 Ello implica “el fin de la exploración de nuevos combustibles fósiles y que los países ricos abandonen el carbón, el petróleo y el gas para 2040” (Antonio Guterres).