Aumenta su producción de plástico y se presenta como líder de la eliminación de los residuos

ABR 2020

Tras su fusión en 2017 con Dupont, Dow pretende lavar su pasado de empresa altamente contaminante y asumir un cierto liderazgo en la conformación de una alianza de empresas globales, con la finalidad de encontrar soluciones para la eliminación de los residuos plásticos del medio ambiente y en especial, de los océanos, donde la situación es gravísima.

Hace un año, Dow se presentó como miembro fundador de Alliance to End Plastic Waste (AEPW), una ONG que se compromete a aportar más de u$s 1.000 millones y recaudar hasta 1.500 millones en cinco años, para desarrollar soluciones de gestión de residuos plásticos.

Se trata de unas 30 empresas de distintas partes del mundo que ofrecen minimizar y gestionar los residuos plásticos, y promover la reutilización del plástico, adhiriendo a una economía circular.

Jim Fitterling, CEO de Dow explicó en su presentación que “esta iniciativa reúne a empresas, gobiernos, ONG y consumidores para acelerar los esfuerzos por impulsar la innovación, proporcionar recursos muy necesarios y tomar medidas decisivas para poner fin a los residuos plásticos en el medio ambiente… Mantener el entorno libre de residuos es importante para el futuro de Dow y de nuestra industria, pero lo más relevante es que es fundamental para el futuro de nuestro planeta”.

Dow es la segunda empresa química más grande del mundo con presencia en 175 países.

Hasta allí la propuesta, la intención y el reclamo publicitario. Sin embargo, caben significativas dudas acerca de la veracidad de la misma.

De lo que no hay dudas es del papel de las empresas en la generación de los problemas que concluyeron en el cambio climático. Tampoco las hay en relación a la actual preocupación tanto de los líderes políticos, sociales y empresariales de nivel global sobre el cambio climático.

Todos acuerdan –como se vio en el último Davos– que es uno de los principales retos estratégicos que deberán afrontar las corporaciones de todo el mundo para proteger su futuro, el nuestro y el del planeta. El coste anual de los desastres naturales está 300.000 millones de dólares (ONU) y los más de u$s 500.000 millones de otras estimaciones.

Su historia los traiciona

Pero la propuesta de Dow y el verdadero alcance de la iniciativa AEPW muestran algunas inconsistencias, a lo que debe agregarse la propia historia de la compañía que siembra dudas sobre su presunta conversión.

En diciembre de 2015, Dow y DuPont anunciaron su fusión, dando lugar DowDuPont. El matrimonio provine de necesidades mutuas. DuPont, una empresa química, centrada principalmente, en la innovación alimentaria, que busca ser el mayor proveedor de soluciones para conservar e incrementar alimentos, se une a Dow Chemical, una de las empresas químicas más grandes el mundo, vinculada a los agronegocios.

A mediados de 2017, la fusión obtuvo la aprobación del regulador de competencia de EEUU y la UE, con la condición de que vendieran parte de sus intereses en agronegocios y otros activos. Para sortear esa condición Dow, DuPont junto con Pioneer, crearon Corteva Agriscience, en 2018.

Tanto Dow como DuPont tienen un largo historial de violaciones ambientales y demandas de gobiernos y ciudadanos por su manifiesto desinterés en el cuidado del medio ambiente.

Dow, con presencia en 175 países, es el productor de herbicidas como el 2,4-D y 2,45-T. El 2,4-D usado en el control de malezas de hoja ancha, es el tercer herbicida más usado en EEUU y el más usado en el mundo. Es el principio activo de más de 1500 formulaciones de herbicidas. Fue utilizado para arrasar  bosques y población durante la guerra de Vietnam por el ejército estadounidense.

Aunque la UE lo ha incluido en su lista de pesticidas aprobados, su uso está restringido en países como Suecia, Dinamarca, Noruega, Kuwait y parte de Canadá (Quebec y 125 municipios).

Los estados de Ontario y Michigan demandaron en su momento a Dow por contaminación de sus ríos y lagos con mercurio.

Dow AgroSciences, subsidiaria de Dow Chemical Co. desarrolló un sistema de control de malezas para cultivos genéticamente modificados que contiene dos principios activos: el 2,4-D y el glifosato, también cuestionados.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) –miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS) –produjo un informe de 17 expertos de once países, donde señala: “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”. La  evidencia en humanos corresponde a la exposición de agricultores de EEUU, Canadá y Suecia, con estudios científicos acumulados desde 2001. El informe destaca que “el herbicida también causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas” (situación que tiene relación directa con el cáncer).

La evidencia “limitada” significa que existe una “asociación positiva entre la exposición al químico y el cáncer” pero que no se pueden descartar “otras explicaciones”. Con la nueva evaluación, el glifosato fue categorizado en el “Grupo 2A”, que significa en parámetros de la OMS: “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”.

El producto Fumazone de Dow contiene DBCP, un componente activo tóxico que produce esterilidad masculina, como demandaron miles trabajadores bananeros en Nicaragua. Se prohibió en EEUU en 1977, después de descubrirse que había causado esterilidad en miles de trabajadores varones expuestos al producto en plantas de Dow, Shell y Occidental en todo el territorio estadounidense.

Pero lo siguieron usando en Centroamérica y África después de la prohibición. Actualmente Dow está sentenciado a pagar 385 millones de dólares por los tribunales de Nicaragua y demandado en Europa para dar cumplimiento a la sentencia que se niega a pagar.

Miles de trabajadores de plantaciones bananeras quedaron estériles con productos de Dow.

Que hay detrás de la escena?

La estrategia planteada ahora por Dow parece repetir la ya utilizada por las tabacaleras (que durante décadas negaron que producían cáncer) y las petroleras (que durante medio siglo negaron el cambio climático). Los intereses de Dow en la producción de plásticos y en agronegocios (donde niegan la toxicidad de sus productos) ponen en entredicho su compromiso con “el futuro de nuestro planeta”.

Es necesario mirar tras los telones y ver qué hay detrás del escenario.

Corporaciones químicas como Dow y Du Pont son grandes generadores de gases de efecto invernadero y contribuyentes activos al desastre del cambio climático. Observan con preocupación dos acontecimientos simultáneos: 1. La expansión de la visión de sectores financieros, desde fondos de inversión como Blackrock a bancos como el Barclays, que anuncian que empezaran a dejar de invertir en combustibles fósiles y a atender la huella de carbono de sus clientes; y 2. La enorme ola de conciencia planetaria que, como un tsunami, se está generando contra el uso de los combustibles fósiles.

Ante ese escenario, tanto las grandes petroleras como corporaciones químicas como Dow, saben que el petróleo en forma de combustibles para energía o transporte, están a la larga condenados a la desaparición.

Por tanto es necesario ganar tiempo y continuar con la producción de plásticos e incluso multiplicarla, aunque ello suponga “lavarse un poco la cara”. Es lo que están haciendo, tal como publicamos en febrero pasado (Ver Más Azul n° 5, Feb 20, “Una nueva ola de plástico se prepara para inundar el Planeta”).

Beth Gardiner lo advirtió en The Plastics Pipeline: A Surge of New Production Is on the Way, publicado en diciembre en la revista de la Universidad de Yale: “Pronto se verá un mundo aún más inundado de plástico…. Las principales compañías petroleras, ante la perspectiva de una menor demanda de sus combustibles, están aumentando su producción de plásticos”.

Mientras en el mundo los consumidores recogen plásticos que inundan sus alcantarillas, sus playas y sus calles y muestran su preocupación por las islas de basura plástica en los océanos, las grandes petroleras y petroquímicas, en una especie de burla global aumentan su producción. Y lo celebran  como el “renacimiento en la fabricación de plásticos de EEUU”.

El American Chemistry Council reveló que desde 2010, las empresas han invertido más de u$s 200.000 millones en 333 proyectos de plástico y otros productos químicos en EEUU. En el Foro Económico Mundial se anticipó que la producción de plástico se duplicará en los próximos 20 años, con emisiones perjudiciales para el clima del orden de 2.750 millones de toneladas al año.

La producción de plástico actual es de 400 millones de toneladas cada año. La propia Agencia Internacional de Energía (AIE), celebra que los productos petroquímicos como el plástico serán los que impulsen la mitad del crecimiento de la demanda de petróleo entre ahora y 2050.

Cuando al CEO de Dow Jim Fitterling, se le interroga si su compañía piensa disminuir el uso de combustibles fósiles, aparece la verdad detrás de la escena: “Creo que estaremos en ese espacio de los combustibles fósiles durante mucho tiempo, pero eso no significa que no podamos llegar a ser carbono neutrales”. (sic!)

Para que no queden dudas cuestiona los plásticos a base a soluciones biológicas como el derivado de las plantas con un argumento “verde”: “Chocan con algunos problemas reales de sustentabilidad relacionados con el uso de la tierra y el impacto en el medio ambiente”.

Y defiende el uso intensivo de gas natural con un argumento típico del negacionismo: “Para una industria intensiva en energía, no hay una mejor solución… La energía eólica y solar no nos permitirán operar y proporcionar lo que el mundo necesita, por lo que obstaculizará el crecimiento económico.

Las inconsistencias son notables: ‘poner fin a los residuos plásticos en el medio ambiente’ pero usando gas natural para producir electricidad, petroquímicos como base de sus productos plásticos, mantenerse en el universo de los combustibles fósiles por mucho tiempo y producir más plástico.

El CEO de Dow necesita un curso de lógica filosófica o de ética aplicada.

Desviando la atención

La estrategia de muchas de las grandes corporaciones que ahora se muestran “preocupadas” por el medioambiente que han destruido y dispuestas a luchar contra el cambio climático está asentada en generar cierta empatía con el público más desprevenido y, sobre todo, desviar la atención sobre los verdaderos problemas y las reales soluciones.

DOW en lugar de plantear la necesidad de una reducción efectiva de la producción de plásticos, busca poner el foco en el reciclaje. El plástico que generan no es el problema –dicen– sino la mala gestión de sus residuos, de los ellos mismos son responsables.

Necesitan preservar su producción el mayor tiempo posible, aunque ello nos lleve al infierno. No están comprometidos con su eliminación sino con su preservación. Como menos del 10% de los plásticos son reciclados, las empresas se centran en el reciclaje para defender el negocio… no el Planeta.

Bienvenido sea que contribuyan a limpiar algunos de los basureros plásticos que inundan nuestros océanos. Pero el verdadero cambio y la necesidad planetaria es que reutilicemos una y mil veces el plástico ya producido, mientras encontramos formas definitivas de sustituirlo. Y no que produzcamos más.

Una investigación de Recycling Netwerk, una ong ambientalista holando-belga, muestra el “engaño” de la Iniciativa: “Los miembros de la ‘Alianza para terminar con los desechos plásticos’ están invirtiendo miles de millones para producir más plásticos. La lista de compañías que forman la llamada AEPW puede leerse como el ‘quién es quién’ de las compañías que invierten miles de millones de dólares para producir aún más plásticos”.

Su verdadero compromiso es producir más plásticos.

De hecho, la mayoría de los 28 miembros que forman la Alianza, incluidas las principales empresas como BASF, Shell, ExxonMobil y Dow, han programado futuras inversiones de miles de millones de dólares en la expansión de la producción de plástico.

“No practican lo que predican –señalan desde Recycling Netwerk–. La alianza se lanzó con un gran esfuerzo de marketing. Los firmantes afirman invertir más de 1.000 millones de dólares para ‘acabar con los residuos plásticos’. Pero una descripción general de las inversiones pendientes en la expansión de la producción de plástico, revela rápidamente la hipocresía de la Alianza. Sin abordar la producción de plástico en su origen, todos los esfuerzos de limpieza serán en vano”.

La voz de los más jóvenes

No hay duda que Greta Thunberg representa la voz de los más jóvenes que han respondido en cada ciudad del mundo compartiendo sus reclamos y no exigiendo que se los oiga sino que se oiga a la ciencia. Por eso rescatamos una de sus frases: “El mayor peligro en la lucha contra el cambio climático no es la inacción, sino la simulación: la teatralización de políticos y empresarios. El mayor peligro se da cuando los políticos y los directivos de las empresas hacen que parezca que se está produciendo una acción real, cuando de hecho no se está haciendo casi nada