Su territorio pierde hielo siete veces más rápido que en los ‘90

ene 2020

Groenlandia ha perdido 3,8 billones de toneladas de hielo desde 1992. Según un estudio publicado por la revista Nature, el territorio autónomo perteneciente a Dinamarca, pierde hielo siete veces más rápido que en la década de 1990.

Una investigación de la Universidad de Leeds (Reino Unido), en la que participaron la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), junto a casi un centenar de científicos de cincuenta organizaciones internacionales, dirigidos por Andrew Shepherd (Leeds) y Erik Ivins (NASA), pone de relieve las preocupantes consecuencias de ese fenómeno sobre el aumento del nivel del mar. El resultado es el cuadro más completo logrado hasta la fecha acerca de la pérdida de hielo de Groenlandia.

Los científicos trabajaron sobre 26 estudios previos para verificar las alteraciones en la masa de hielo de su territorio en el período 1992-2018. A ello agregaron datos de once misiones satelitales, que aportaron cifras del volumen, flujo y gravedad de la capa de hielo. El ritmo del deshielo ha pasado de 33.000 millones de toneladas anuales en la década de 1990 a 254.000 millones de toneladas anuales año en la última década. Lo que significa que se ha acelerado siete veces en casi tres décadas.

Los hallazgos constatan que Groenlandia ha perdido 3,8 billones de toneladas de hielo desde 1992, lo suficiente para provocar un aumento de 10,6 mm en el nivel mundial del mar. Aunque los datos no incluyen el 2019, se estima que este año que concluye podría establecer un nuevo récord ante el derretimiento generalizado que pudo observarse en el último verano boreal.

Los científicos están sorprendidos por la aceleración del derretimiento. Estiman que solo en 2019, se perdió hielo suficiente como para elevar el nivel medio del mar en más de un milímetro, lo que hace temer por el destino futuro de las ciudades costeras. Puede no parecer mucho. Cada 362.000 millones de toneladas de derretimiento elevan el nivel medio de los océanos en un milímetro. En 2012, la pérdida de hielo en Groenlandia fue de unos 450.000 millones de toneladas, es decir 2 milímetros y este año se prevé que ocurrirá lo mismo, o algo más, lo que podría elevar el nivel del mar otros 2 milímetros.

Los negacionistas del cambio climático argumentan falazmente que, en el año 2018, hubo un aumento de hielo, pero no señalan que eso fue inusual ya que en los últimos 30 años, la tendencia ha sido la pérdida de hielo década tras década.

Según Nick Golledge, experto en glaciología de la Victoria University of Wellington, este nuevo estudio es significativo porque combina mediciones de los cambios en la superficie de la capa de hielo de Groenlandia con simulaciones de modelos computarizados independientes, y ambas líneas muestran claramente que el deshielo de las últimas décadas no tiene precedentes en los últimos 350 años.

Para científicos como Jason Box, del Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia (GEUS), nos estamos deslizando hacia una era de deshielo en la que, pese a que haya años de aumentos netos de hielo, la normalidad serán las constantes pérdidas.

La capa de hielo de Groenlandia perdió casi 4 billones de toneladas en menos de 20 años (Cambios en gigatones – 1 Gt: 1.000 millones de ton.)

Fuente: National Space Institute, Universidad Técnica de Dinamarca y BBC.

Groenlandia: nuestro vecino

Cuando las noticias alertan sobre este tipo de alteraciones en nuestro Planeta, uno de los errores más frecuentes de percepción pública, es considerarlo como algo muy distante y lejano a nuestras preocupaciones más inmediatas.

Sin embargo, lo que sucede en Groenlandia nos incumbe de manera muy directa: almacena tanta agua congelada que si todo se derritiera, elevaría el nivel del mar en todo el Planeta hasta unos 7 metros. Su capa de hielo tiene un tamaño siete veces mayor que el territorio de Reino Unido con un grosor de 2 a 3 kilómetros en algunos lugares.

Ello no sucederá al menos en algunos cientos o miles de años, pero un pequeño incremento del ritmo de deshielo en las próximas décadas podría alterar y amenazar a millones de humanos que viven en zonas costeras o sensibles a los niveles del mar.

El nuevo estudio muestra que las pérdidas de hielo de Groenlandia aumentan más rápido de lo esperado. No solo ratifica lo que el IPCC anticipó en 2013, al señalar que el nivel mundial del mar aumentaría 60 centímetros para el año 2100, poniendo en riesgo a 360 millones de personas por inundaciones costeras. Sus cálculos se acercan al escenario más adverso de calentamiento global del IPCC, que predice siete centímetros más (67 en total en el nivel del mar).

Narsaq, al sur de Groenlandia.

Pero el agua derretida de los glaciares no contribuye únicamente a elevar el mar, sino que también posee el potencial de alterar las corrientes oceánicas que, entre otras cosas, establecen un equilibrio en la repartición de las temperaturas a través del globo. Son responsables, por ejemplo, de mantener zonas con climas relativamente estables y exportar el calor de las latitudes más bajas.

Por si la relevancia de la situación de Groenlandia no pareciera suficiente, un estudio liderado por expertos del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA en Pasadena (EEUU) ha establecido que durante el siglo XX el eje de giro de la Tierra se desplazó unos 10 cms., por año; es decir unos 10 metros en esos 100 años.

Los autores de esta investigación, publicada en la revista Earth and Planetary Science Letters, destacan que entre las causas de esta alteración se encuentran la pérdida de masa de hielo en zonas polares (principalmente en Groenlandia), el rebote glacial y la convección del manto.

Es decir, que el deshielo de Groenlandia está desplazando el eje de rotación de la Tierra y que la pérdida de hielo provocada por el cambio climático es una de las tres causas de la alteración del giro planetario.

Una pregunta a responder: ¿Porqué el Ártico y no la Antártida? En ambos polos el fenómeno del deshielo se está verificando. Pero mientras en la Antártida es constante y lento, en Groenlandia el proceso se está acelerando peligrosamente. Una serie de factores provocan la diferencia. Ambos sufren las consecuencias generales del incremento de CO2 en la atmósfera o de la deforestación planetaria, pero su ubicación el hemisferio norte, cerca de los principales emisores de gases de efecto invernadero, agravan su situación.

Un llamado desde la gran empresa

La preocupación por la situación de Groenlandia ha despertado las conciencias acerca de la necesidad de luchar contra el calentamiento global. Ana Botín, presidenta del Banco Santander, decimoctavo banco del mundo por volumen de activos y uno de los grandes bancos de Iberoamérica, ha denunciado desde allí, en septiembre pasado, los efectos del calentamiento global, instando a un cambio de mentalidad “prioritario y urgente” y urgiendo a los líderes del mundo a “pasar a la acción”.

La presidenta del Banco Santander llama desde Groenlandia a luchar contra el cambio climático.

Botín ha reconocido que “no es lo mismo ver los efectos del cambio climático en un papel que hacerlo en persona…En nuestra travesía subiendo por uno de los glaciares hacia el Inlandsis (en danés significa “hielo interior”), que es la gran masa de hielo persistente que cubre gran parte de la región, hemos visto en persona lo que nos dicen los científicosLa gran mayoría (de ellos) está de acuerdo en que nosotros, los seres humanos, somos responsables de una parte importante del calentamiento global”.

El compromiso de Ana Botín, una de las grandes empresarias europeas, no parece improvisado: “En los últimos 10 años hemos estado ocho veces entre los tres bancos que más energías renovables financiamos en el mundo. Y nunca hemos estado por debajo de los cinco primeros. Si solo tenemos en cuenta a nuestros bancos comparables por tamaño y capitalización bursátil, hemos sido los primeros en 9 de los últimos 10 años. Es algo de lo que podemos estar orgullosos”.

Por eso se permite recordar a sus colegas –los líderes empresariales– como también a gobiernos y al conjunto de los ciudadanos: “La pregunta que todos deberíamos hacernos es ¿qué puedo y qué debo hacer yo, como persona, en mi vida, y desde mi puesto en la empresa o en el servicio público?”.