Naomi Seibt está vinculada a la ultra derecha alemana

mar 2020

En Chile, muy creativamente llaman “momios” a esos personajes ultra conservadores que se aproximan por edad e ideas fósiles, más a momias que a personas. Tiene un carácter peyorativo, pero no exento de un cierto humor irónico.

La troupe de negacionistas del cambio climático pertenece, en general, a una franja etaria más próxima a la condición de “momios”. En nuestra serie “Oyendo a los necios” (Más Azul n°2, 3 y 4) dimos cuenta de algunos de ellos: Jim Inhofe (85 años), William Happer (81), Donald Trump (74), Douglas Pollock (70) –el único auténtico ya que es chileno– y un largo etcétera.

Pero lo que importa no es su edad. La fosilización está en sus ideas que básicamente son tres: 1.El cambio climático es un engaño; 2. El cambio climático está ocurriendo, pero no es provocado por el hombre y 3. El cambio climático es provocado por el hombre, pero actuar al respecto destruiría empleos y acabaría con el crecimiento económico.

Los negacionistas en realidad, nunca abandonan sus ideas, aunque hayan sido arrasadas por la evidencia científica. The New York Times las definió como ideas cucaracha: afirmaciones falsas que uno pensaría que ya se deshizo de ellas, pero que siguen regresando”.

No hay acontecimiento climático (huracanes, incendios forestales, sequías, derretimientos de los polos, etc) ni informe alarmante de Naciones Unidas que los remueva de su disposición, en aras de su conveniencia política, de la defensa de su modelo económico demencial y del apoyo a los combustibles fósiles que los patrocinan y pagan.

Los ‘negacionistas’ se presentan como pensadores libres y antidogmáticos, capaces de enfrentar “la verdad revelada” de la comunidad científica sobre el calentamiento global. Son siempre los mismos, que se citan y se apoyan mutuamente. La mayoría responde a los grandes intereses económicos en juego y exponen en los mismos cenáculos: el Instituto Heartland, el Instituto Cato o la Fundación Heritage, financiados e incluso creados por compañías petroleras.

Como explica Martin Beniston, climatólogo de la Universidad de Ginebra “la inmensa mayoría tiene nexos con el lobby económico de la industria del petróleo, el carbón o el automóvil cuyo interés es negar todo vínculo entre las emisiones y el cambio climático”.

Buscando una ‘estrella’

Pero en los últimos dos años, los negacionistas vieron crecer una inmensa marea juvenil encabezada por Greta Thunberg que, en todas partes del mundo, convocaba a que gobiernos y empresas abandonaran sus hipocresías y los oyeran o al menos oyeran a los científicos. Y Greta llevó esa voz a la sede de las Naciones Unidas, a cada una de las grandes Cumbres climáticas y al propio Foro Económico Mundial de Davos, que reúne a los líderes globales para analizar el rumbo planetario.

Ante la aparición de Greta, los “momios” decidieron que necesitaban “desmomificar” su imagen. Y encontraron a Naomi Seibt, una joven alemana de 19 años, quien se autodenomina ‘escéptica del clima’ o ‘realista del clima’, para contrarrestar la imagen de la activista sueca.

Como ella, es rubia, elocuente y europea, pero las similitudes se terminan allí. Y tiene la ventaja  de repetir sin la voz cascada por la edad, las tres “ideas cucaracha”, una y otra vez.

Pero como la estupidez no tiene límites (Ver Más Azul n° 2 ‘Oyendo a los necios I’, nov19) los negacionistas eligieron a una joven influencer de YouTube, que proviene de la ultraderecha alemana y es elogiada por  mentores del neonazismo.

Seibt se presenta ajena a cualquier ideología, pero publicó su primer ensayo en el blog ‘Anti IslamizaciónPhilosophia Perennis. La Filosofía Perenne es el principio fundamental del tradicionalismo. René Guénon, uno de sus artífices y fuente del esoterismo nazi, definía al mundo moderno como “la degeneración e inversión del mundo tradicional”.

Naomi Seibt, de 19 años, proviene de la ultra derecha alemana y es elogiada por mentores del neonazismo.

Una de las corrientes de la ‘filosofía perenne’ es el jainismo cuyo símbolo oficial es la esvástica. Diversos grupos nacionalistas alemanes sostienen la existencia de una raza originaria de la región de Eurasia (‘raza aria’) que dio origen al pueblo alemán y que tenía la cruz gamada como símbolo.

El trabajo de la joven Seibt fue elogiado por Martin Sellner, líder del Movimiento Identitario de Austria, un grupo de ultra derecha fuertemente vinculado al neonazismo alemán y al partido Alternative für Deutschland (AfD), una variante nacional-populista de la misma ideología. Sellner debido a su activismo político, en especial anti-inmigración y anti-islam, tiene prohibida la entrada a EEUU y al Reino Unido, además de serios problemas con la justicia de su país por uso de armas y agresiones.

Sellner al centro es un firme defensor de la identidad y la supremacía germana.

El AfD y otras corrientes vinculadas al neonazismo sostienen la necesidad de disolver la UE, la vuelta al marco alemán, el rechazo a la ola de migrantes, el abandono a las ayudas económicas a “países periféricos” y la recuperación de la cultura tradicional germana.

La figura de Seibt, la anti-Greta, fue elogiada por figuras importantes de la extrema derecha alemana y su madre, que es abogada, ha representado a políticos del AfD. Recientemente la joven Naomi habló en un evento del AfD y una publicación de Facebook la cita como miembro del ala juvenil de AfD, lo que ahora ella intenta negar. Pero en mayo de 2019, cuando publicó su primer video en YouTube, lo hizo con la lectura de unos textos que había presentado a un concurso de poesía organizado por AfD.

Cobra por cuestionar el cambio climático

Para cerrar el círculo, Naomi Seibt aparece contratada con un sueldo por el Instituto Heartland, uno de los cenáculos negacionistas, financiados e incluso creados por compañías petroleras, estrechamente aliado con Trump. La joven ha admitido que recibe del Instituto el equivalente a “un salario mensual promedio” lo que en Alemania ronda los € 2.000 mensuales, para hacer videos negando el cambio climático, dirigidos a los jóvenes. El hecho fue reconocido por James Taylor, estratega del Instituto.

Cuando en diciembre pasado, Greta participó de la Cumbre del calentamiento global Cop25 de Naciones Unidas en Madrid, Seibt fue invitada a dar el discurso de apertura en una conferencia organizada por el Heartland Institute muy cerca de allí, con la presencia de los ‘momios’ Will Happer, Douglas Pollock y parte del resto de la troupe negacionista.

Ahora para posicionarla a nivel mundial, Seibt fue invitada, en febrero pasado, a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), la reunión de “momios” más grande e influyente del mundo. El evento que organizan los sectores más retardatarios de EEUU,  se realizó en el Gaylord Center, cerca de Washington D.C., donde compartió cartel con Donald Trump, Mike Pence, Ted Cruz, Ivanka Trump, Larry Kudlow, Nigel Farage (líder del Partido Brexit) y otros.

Desde la elección de Trump, el CPAC ha exhibido figuras de extrema derecha como los ex funcionarios de la Casa Blanca Steve Bannon y Sebastian Gorka, así como numerosos escépticos del clima.

Que dice Naomi Sbeit?: “A partir del 2015, me volví escéptica. Al comienzo no sobre la ciencia del clima, sino más bien sobre la crisis de la migración en Alemania. Y una vez que se empieza a explorar estos temas políticos que están más hacia la derecha, supongo, o en el área del pensamiento libertario (…) una empieza a comprender que muchos temas como el feminismo, el género, el socialismo, el postmodernismo y la histeria del cambio climático están relacionados, todos, de alguna manera, y allanan el camino hacia un tipo de totalitarismo muy malo (…) Así que, de manera natural, me convertí en una negadora del cambio climático. En una escéptica”.

Y cree que “actualmente estamos siendo alimentados por la fuerza con una agenda muy distópica de alarmismo climático que nos dice que nosotros, como humanos, estamos destruyendo el planeta. Y que los jóvenes, especialmente, no tienen futuro, que los animales están muriendo, que estamos arruinando la naturaleza”. Y por eso define al alarmismo del cambio climático como “una ideología despreciablemente antihumana”.

Seibt descree que estemos arruinando la naturaleza. Creerlo responde a una “ideología antihumana”.

Ella lo dice todo de un modo increíblemente tenso y desangelado. Debería aprender de uno de sus mentores, el histriónico Donald Trump que, para atacar la energía eólica presente en el Green New Deal (una propuesta de la representante Alexandria Ocasio-Cortez) y para burlarse de ella, se preguntó en la CPAC del año pasado: “Querida, ¿cuando el viento deja de soplar, ese es el final de la electricidad, no? Querida, ¿sopla el viento hoy? Porque me gustaría ver televisión, cariño”.

Brutal, ignorante, insensato pero al menos, cómico.