África vive una explosión demográfica y una creciente urbanización

may 2020

La población mundial crece a un ritmo importante. Las proyecciones demográficas mundiales anticipan que en 2050, los seres humanos seremos unos 9.500 millones. El Planeta incorpora algo más de 140.000 habitantes cada día. Es decir que sumamos una ciudad del tamaño de Cambridge (R.Unido), Lausanne (Suiza) o Hollywood (EEUU) cada 24 horas.

Pero ese incremento no se reparte a lo largo y ancho de la Tierra sino que es especialmente impresionante en África, que vive una verdadera explosión demográfica. Hoy hay más de 1.250 millones de africanos. En 2050 llegarán a casi los 2.500 millones: uno de cada cuatro seres humanos será africano. El continente negro acaparará casi la mitad del crecimiento demográfico mundial.

Cinco de los nueve países que concentrarán la mitad del crecimiento poblacional hasta 2050, serán africanos (Nigeria, R.D. Congo, Etiopía, Tanzania y Uganda). Y países como Angola, Burundi, Níger, Somalia, Zambia y nuevamente Tanzania multiplicarán por cinco su número de habitantes.

Como ha sucedido con Europa y otras regiones a lo largo de la historia, el extraordinario esfuerzo por desarrollarse y salir de la pobreza es acompañado de una expansión poblacional notable y de complicaciones severas para la vida cotidiana. No son propios de África, América latina o el Sudeste asiático. En el pasado, fenómenos similares ocurrieron en Europa, cuando la población se expandió rápidamente sin que las ciudades estuvieran preparadas para albergar ese crecimiento. Durante la época victoriana (1858), Londres sufrió la Gran Peste (Great Stink), por la pudrición de las aguas del Támesis, lo que desencadenó años después una epidemia de cólera (1892), ante la desidia de los líderes políticos que consideraron que el saneamiento del río implicaba un gasto innecesario.

África por razones culturales, religiosas, de extrema pobreza, etc. ha sostenido –para garantizar su supervivencia– altas tasas de natalidad. En la actualidad, en el orden de 4,7 hijos de media (2,5 en el sur y 5,5 y 5,8 en el centro y occidente africano, contra el 2,2 de otras partes del mundo).

El temor a una mortalidad infantil elevada ha sido –como en otras sociedades– el telón de fondo de la fecundidad africana. El actual proceso de avance económico del continente y la significativa reducción de las tasas de mortalidad infantil alcanzadas, irán ralentizando la expansión demográfica. Pero se trata de un proceso lento donde juega la inercia cultural.

Mientras tanto, el avance de la población africana es un fenómeno arrasador, tal como lo grafica el excelente trabajo realizado por el periodista español Luis Cano:

Megaciudades

La expansión demográfica mundial sumada a la migración global del campo hacia los enclaves urbanos, ha generado un creciente fenómeno de megaciudades, considerando tales a aquellas de más de diez millones de habitantes.

Apenas dos siglos atrás, sólo el 3% de los habitantes del planeta vivían en ciudades. Hoy éstas albergan más del 50% de la población mundial. Para 2030, superará el 60% y al menos uno de cada tres seres humanos vivirá en urbes con más de medio millón de habitantes (ONU).

Las grandes ciudades crecen a un ritmo acelerado a costa de zonas rurales y poblaciones menores. Treinta y tres de esas urbes son consideradas megaciudades. El Global Overview of Megacities y la división de prospectiva poblacional de Naciones Unidas anticipan que en 2030, esas macro-ciudades serán 40. Y allí vivirá el 9% de la humanidad y de allí provendrá el 15% del PIB mundial.

Según estimaciones de Citypopulationenero 2020, las 10 ciudades más habitadas del mundo son: Guangzhou (46,7 millones de habitantes); Tokio (40,4); Shanghái (33,6); Yakarta (31,3); Nueva Delhi (30,3); Manila (25,7); Bombay (25,1 millones); Seúl (24,8); México DF (23) y Sao Paulo (22, 4).

Estas colosales ciudades no solo poseen un descomunal tamaño demográfico sino que afrontan singulares complejidades en términos de infraestructura, gobernanza, administración y retos vinculados a  la velocidad de su crecimiento.

Asimismo estas megaciudades son centros de crecimiento económico y productividad, motores de innovación, atracción de inversiones, conectividad global y, en general, un potente reflejo de la dinámica social. Y por eso mismo, en el destino de aquellos que buscan mejores oportunidades de educación, negocios y salarios.

En el futuro, el explosivo crecimiento demográfico de las ciudades cambiará la geografía humana del planeta. Pero, según un estudio de los canadienses Daniel Hoornweg (Universidad de Ontario) y Kevin Pope (Universidad de Newfoundland), a lo largo del siglo, algunas de esas megaciudades serán superadas por nuevas macro-metrópolis. Tokio y México DF no estarán entre las veinte más pobladas.

En los próximos años asistiremos a un extraordinario proceso: las megaciudades del futuro serán africanas. Hoy el continente ya tiene cinco megaciudades: Lagos (17,1 millones de habitantes); El Cairo (16,8 millones); Johannesburgo (13,4 millones); Kinshasa (10,6 millones) y Casablanca (10,1 millones).

El futuro de África va a ser urbano

Para los expertos, el futuro de África va a ser urbano. El Banco Mundial considera que la urbanización será “la transformación más importante que sufrirá el continente africano en este siglo”, ya que más de la mitad de la población vivirá en ciudades para el año 2040. El desafío es mayúsculo: en los próximos 20 años el flujo de migración a las ciudades se calcula que será de unas 40.000 personas por día!!

Las estimaciones prevén que Lagos (Nigeria) –la ciudad más poblada del continente– soportará un crecimiento de 77 personas por hora!! en los próximos diez años. Le siguen Kinshasa-R.D.Congo, (61); El Cairo-Egipto (44); Luanda-Angola (34), Uagadugú-Burkina Faso (23), Nairobi-Kenia (22); Jartúm-Sudán (21); Abiyán-Nigeria (21); Johannesburgo-Sudáfrica (21) y Bamako-Mali (19).

El crecimiento caótico de Lagos con sus más de 17 millones de habitantes.

Un boom demográfico y una urbanización de esa magnitud requerirán soluciones innovadoras, rápidas y sostenibles que incluyan a la mayoría de su población. Hoy, el 60% de la población urbana de África vive en barrios marginales saturados y con pocos servicios.

Se hace imperativo rediseñarlas, aplicar reformas a los servicios urbanos existentes y construir nuevas ciudades sostenibles e inteligentes, que posibiliten un futuro digno para esa mayoría de población urbana.

Las ciudades reflejan la tecnología de nuestra sociedad. A medida que una ciudad crece y acumula población en un espacio limitado, enfrenta problemas diversos: los hábitats se vuelven más complejos,  los residuos se multiplican, el consumo de energía se incrementa, los problemas ambientales se agudizan.

Se estima que las ciudades –verdaderos centros de consumo de recursos– son las causantes del mayor porcentaje de CO2 del Planeta. De hecho, consumen el 75% de la energía mundial y generan el 80% de los gases responsables del efecto invernadero. Si las megaciudades no se reconvierten en ciudades sostenibles e inteligentes, implican una concentración monumental de contaminantes y basuras.

Muchos expertos, sin embargo, sostienen que en términos ambientales, megaciudades reconvertidas (manejo eficiente del agua y la energía, transporte público sostenible, etc.) podrían tener menor impacto negativo per cápita que centros urbanos más reducidos, ya que la concentración permitiría un aprovechamiento más intensivo de las tecnologías disponibles y la protección de áreas de conservación.

Hoy, la mayoría de las ciudades del África subsahariana padecen un uso ineficiente de la tierra y carencia de planificación urbana, fruto de la herencia urbanística de los imperios coloniales, que gestionaron las ciudades de acuerdo a sus intereses económicos y no al servicio de sus residentes. El resultado se manifiesta hoy en todo el continente, de manera lacerante, con inmensas ciudades marginales, conviviendo con enclaves exultantes de riqueza.

La forma en que se han expandido las ciudades africanas en espacios dispersos, sin transportes, ni infraestructuras, que crean entornos caóticos y costosos, es lo que lastra su eficiencia y productividad. A los desafíos urbanos que arrastran desde la colonización y se agravan con su propio desarrollo, se suman instituciones locales que en general, no poseen fondos públicos suficientes ni gozan de autonomía para gestionarlos.

África avanza

Pero África está en pleno desarrollo, protagonizando una pujante historia de superación. Tiene la tasa de crecimiento urbano más rápida del mundo: para 2050, las ciudades africanas adicionarán 950 millones de nuevos habitantes. Sus clases medias ya significan un tercio de su población total. Es además el continente más joven: 420 millones de jóvenes de 15 a 35 años. A finales del siglo la mitad de los jóvenes del mundo serán africanos. Y esos jóvenes –hoy con mayores niveles de educación y conexión global– se instalan en las ciudades y desarrollan nuevos emprendimientos.

Es un proceso dinámico que obliga a responsables políticos africanos, planificadores y urbanistas, a buscar respuestas urgentes a un desafío fenomenal: atender necesidades básicas de servicios públicos, alimentación, alojamiento, educación, salud, seguridad, saneamiento y acceso a servicios financieros, para evitar un crecimiento descontrolado.

Kigali es una de las muchas ciudades inteligentes africanas que se concluirá en 2040.

Se prevé que en las próximas dos décadas África tendrá nueve megaciudades de más de 10 millones de personas cada una. Las actuales mega-metrópolis del continente duplicarán o más su población actual para el 2040: Kinshasa-Congo (35 millones), Lagos-Nigeria (32 millones) y El Cairo-Egipto (24 millones). Y se les agregarán ciudades como Luanda-Angola y Dar es-Salam-Tanzania.

Según Naciones Unidas, el África Subsahariana concentrará la mayor expansión de áreas urbanas en los próximos años. Con el actual ritmo de crecimiento, Kinshasa y Lagos pueden convertirse en 2075, en las dos ciudades más pobladas del Planeta: 58 y 57 millones de habitantes respectivamente. Quince veces el tamaño actual de Berlín y tres veces el de Nueva York.

A esas megaciudades se sumarán algunas con las mayores tasas de crecimiento del mundo: Jartrum-Sudán; Nairobi-Kenia; Abiyán-Costa de Marfil; Mogadiscio-Somalia; Addis Abeba-Etiopía; Accra-Ghana; Bamako-Mali; Abuja-Nigeria, etc.

Para fines de siglo, la ONU estima que ninguna de las 20 ciudades más grandes del mundo estará en China, Europa o América. África tendrá 13 de las 20, incluidas las 3 primeras y las restantes 7 estarán en Asia fuera de China.

La buena noticia

El continente necesita encontrar nuevas formas de mejorar la vida urbana que no supongan una enorme inversión en infraestructuras ni repitan los errores de las ciudades de la Revolución Industrial que nos han conducido hasta el despilfarro y la contaminación actual.

Los principales desafíos que enfrentan las ciudades africanas son claros: infraestructuras físicas inadecuadas, poblaciones demasiado extendidas, tugurización, servicios sociales de baja calidad,  vulnerabilidad a los desastres y al cambio climático.

La buena noticia es que hay formas de superar estos desafíos y que los africanos están apostando a las ‘ciudades inteligentes’ como  salida innovadora y sostenible para afrontar los retos el futuro. Algunos de los emprendimientos urbanos que está encarando China sirven de ejemplo.

África agrega a sus megaciudades, casi 60 ciudades de más de un millón de habitantes, número que se duplicará para el 2050. Urbes dinámicas y creativas en las que los gobiernos africanos han invertido u$s 1.250 millones para desarrollar iniciativas tecnológicas urbanas porque han resuelto crear entornos habitables, innovadores y prósperos a partir de ellas.

La penetración de las nuevas tecnologías y en especial, la masiva incorporación de la tecnología móvil en los jóvenes están permitiendo una planificación enfocada hacia ciudades inteligentes. Hay 10 ciudades inteligentes en diversas etapas de desarrollo en 54 países africanos.

Varias ciudades como Nairobi (Kenia), Accra (Ghana), Kigali (Ruanda) o Lagos (Nigeria) han comenzado a desarrollar políticas públicas en esa dirección. En otras están en curso smart cities, como es el caso de Kenia (Konza City), Ruanda (Vision City), Nigeria (Eko Atlantic), Ghana (King City, Hope City), Sudáfrica (Waterfall City) o Etiopía (Bahir Dar o Wakanda City).

El Digital Media Hub en Konza City generará 47.000 empleos para Kenia.

En principio, la planificación urbana de ciudades inteligentes responde al impresionante desarrollo de infraestructura digital y centros tecnológicos que se observó en África en la última década. Sin la carga de la infraestructura heredada (como las que arrastra el mundo desarrollado), África se ha lanzado con energía a la era digital sin demasiadas trabas.

Los centros tecnológicos pasaron de 117 en 2015 a más de 600 en 2020, con un aumento del 40% solo en 2018-19. Actúan como promotores del desarrollo, atraen inversión extranjera directa y crean miles de empleos de calidad.

El modelo plantea usar las TIC para que la infraestructura crítica, componentes y servicios públicos sean más eficientes e interactivos con los ciudadanos.  Un estudio de la consultora KPMG concluye que eso permitiría reducir los gastos públicos entre un 20% y 60%. Por otra parte,  el modelo de ‘ciudad inteligente’ coincide con el objetivo de una ciudad más sostenible, en tanto hace un uso inteligente de los recursos, disminuye el consumo energético y reduce las emisiones de CO2.

Nigeria lanzó en 2018 su “Iniciativa de Ciudades Inteligentes” para alentar la integración de las innovaciones de las TIC en la infraestructura urbana y Ruanda –líder regional en la materia– también está comprometida en el uso de tecnología para la gestión urbana.

Extender las soluciones tecnológicas locales a los desafíos del desarrollo urbano son parte de múltiples iniciativas como Taka Taka Solutions en Nairobi que apuesta una ciudad más limpia y saludable a través de la recogida y reciclaje de 30 toneladas de desechos diarios. De Rensource, en Nigeria, que construye y gestiona una infraestructura eléctrica fuera de la red. O de Megenagna, en Addis Abeba, el primer smart parking, operado  a través del Internet de las cosas.

Pero África es demasiado grande y diversa. Su dinámica se mueve en varias direcciones y es imposible anticipar una respuesta global sobre su futuro. Mientras algunos apuestan a una urbanización inteligente, otros asumen al desarrollo inmobiliario de verdaderos enclaves de superlujo, presentados como “sostenibles” pero para pocos. Proyectos excluyentes como Eko Atlantic en Nigeria o Vision City en Ruanda son un ejemplo de ello.

Las nuevas tecnologías y una apuesta decidida por el medioambiente permitirán reinventar los actuales conglomerados urbanos de África, marcados por la marginalidad. Como señala Elizabeth Donnelly, subdirectora del Africa Programme, Catham House, es necesario evitar que “los entornos urbanos de África se conviertan en lugares violentos e inseguros, auténticos polvorines poblados por jóvenes desempleados y frustrados”.

Se trata de un momento crucial del desarrollo humano del continente y el reto de la planificación y gestión africana será mejorar los servicios urbanos, minimizar el impacto ambiental y lograr ciudades sostenibles. Pero sin repetir el modelo colonial, sin dejar a nadie afuera.