Como cada año, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO escoge lugares históricos o naturales alrededor del mundo para destacarlos como “Patrimonio de la Humanidad”, una forma de protegerlos y contribuir a su conservación.
Este año, se reunió en Bakú (Azerbaiyán) a comienzos de julio y sumó 29 nuevos sitios a la extensa nómina de 1.121 lugares en todo el mundo. No se trata sólo de la protección de “joyas culturales” únicas, como han sido declaradas ahora las ruinas de la antigua Babilonia (Irak), una de las más demandadas en los últimos años. Se trata también de la conservación de áreas naturales de enorme importancia para la biodiversidad del Planeta.
Entre los 29 sitios, el Comité ha incorporado este año cinco ecosistemas que describe como “hábitats naturales importantes y significativos para la conservación in situ de la diversidad biológica, incluidos aquellos que contienen especies amenazadas de valor universal excepcional desde el punto de vista de ciencia o conservación”.
Mechtild Rössler, directora del Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO en París, destaca la contribución que ello implica para la lucha contra el cambio climático: “Un sitio del Patrimonio Mundial bien administrado es más resistente al cambio climático porque el administrador del sitio puede identificar amenazas e intentar abordar estos problemas. En realidad, se puede hacer mucho en términos de adaptación y mitigación del cambio climático” y recuerda que la incorporación a la nómina constituye “el reconocimiento más alto que puede obtener un sitio”.
Los cinco nuevos hábitats naturales que pasan a ser “Patrimonio de la humanidad” son extraordinarios escenarios que muestran la belleza del Planeta que constituye nuestra “casa común”:
Paraiso 1
Tierras y mares australes de Francia (Terres Australes et Antarctiques Françaises, TAAF)
Se trata de un remoto territorio de islas volcánicas, posesión de Francia en el sur del Océano Índico, sin habitantes permanentes. Incluye el archipiélago de Crozet, las islas Kerguelén (antes conocidas como islas de la Desolación), las Saint-Paul y Amsterdam y otras 60 pequeñas islas subantárticas, a unos 2.000 km al norte de las costas de la Antártida.