A medida que el desafío de la escasez del agua se hace más agudo y que 2.200 millones de personas viven en el Planeta sin acceso al agua potable (OMS/UNICEF, 2019), cientos de innovadores ponen su talento al servicio de encontrar soluciones.
Algunas son de impacto limitado, otras disruptivas y revolucionarias. Ciertas innovaciones rozan la ciencia ficción y otras brindan ayuda inmediata a las comunidades necesitadas. Pero todas tiene un denominador común: la generosa voluntad de sus creadores por aportar soluciones a un desafío fundamental. Es que la carencia de agua afecta la mayoría de las actividades humanas y condiciona su desarrollo.
UNESCO señala que, para el 2050, hasta 5.700 millones de personas podrían estar viviendo en zonas con escasez severa de agua, al menos una décima parte del año, lo que podría generar disputas por el recurso.
Solo contar con sistemas de saneamiento y abastecimiento de agua, resilientes al clima, permitiría salvar la vida de más de 360.000 niños cada año (ONU, 2018).
Los fenómenos meteorológicos extremos, que a causa del cambio climático, están incrementando su frecuencia e intensidad, han sido la causa de más del 90 % de los principales desastres ocurridos durante la pasada década (Office for Disaster Risk Reduction, ONU).
Pero si logramos que el calentamiento global se mantenga en las previsiones de 1,5°C –en relación a los niveles preindustriales– y no llegamos a 2°C, podríamos reducir hasta un 50 % el estrés hídrico causado por el clima (ONU Agua, 2019). Ello requerirá terminar con el consumo de combustibles fósiles y el uso del plástico, lo que parece que no terminamos de comprender…
Por otra parte, la demanda mundial de energía está previsto que aumente más de un 25%, y la del agua más de un 50 %, empujadas por los sectores manufactureros, la generación eléctrica y el consumo de los hogares (IEA-UNESCO, 2018).
El problema, como señala Naciones Unidas, es complejo y de innumerables aristas: hay que mejorar su uso; reducir las crecidas y sequías; combatir la escasez; eliminar su contaminación y generar nuevas infraestructuras para aquellos que no tienen hoy acceso a un bien básico, que es además un derecho humano sustancial.
Algunos, con capacidad de innovación, se aventuran a encontrar soluciones sostenibles, accesibles y escalables para el agua y el saneamiento. De ellos queremos hablar.
En un reciente informe, Deustche Welle, la cadena alemana de televisión, repasaba algunos innovadores avances tecnológicos, dirigidos a enfrentar los desafíos actuales del agua. Desde Más Azul nos pareció interesante ampliar ese informe para nuestros lectores, mostrando diversas iniciativas que a lo largo del mundo, buscan soluciones para lograr un futuro mejor para todos.
En muchos países en desarrollo, el problema no es la carencia de agua sino su contaminación. En algunas regiones hasta el 80% de las aguas residuales se vierten sin ningún tratamiento a los cursos de agua.
Ante ese problema, Innovative Water Technologies desarrolló SunSpring Hybrid, un sistema de purificación de agua microbiológico autónomo, portátil, solar y eólico, capaz de convertir diariamente más de 20.000 litros de agua sucia en agua potable.
El híbrido solar y eólica SunSpring proporciona suficiente agua potable para las comunidades en desarrollo de todo el mundo, lo que permite reducir las enfermedades debilitantes transmitidas por el agua.
Gracias a los paneles solares incorporados y a una turbina de viento opcional, el sistema no necesita fuente de alimentación. Funciona durante diez años sin mantenimiento, lo que lo resulta ideal para regiones remotas, sin electricidad o afectados por desastres naturales.
Es muy fácil de instalar y solo requiere alguna fuente de agua, río o pozo cercano. Se trata de una solución de desarrollo sostenible, de alta tecnología, que además cumple otro servicio fundamental: funciona como una estación de limpieza-desinfección y enjuague de botellas de agua. El SunSpring Bottle Buddy limpia, desinfecta y enjuaga botellas de agua de cualquier tamaño en segundos.
En muchas regiones del Planeta, las fuentes de agua subterránea se han agotado o en vías de agotarse. Países como Chile, Perú, México, Sudáfrica, Australia, Marruecos, Yemén, Ghana, Cabo Verde, Eritrea, Namibia, etc. tiene zonas que padecen severas carencias de agua. Regiones ricas como California o ciertas provincias de España afrontan el mismo problema.
La región de Sidi Ifni en la cordillera del Atlas de Marruecos es una de esas zonas. Pero allí hay mucha niebla. Dar Si Hmad, una ong marroquí, instaló recolectores en las laderas del monte Boutmezguida, en lo que ahora es el proyecto de recolección de niebla más grande del mundo. En un territorio sin agua, pueden recolectar unos 6.300 litros de agua diarios.
La idea no es nueva sino ancestral y presente con distintas formas y técnicas, en diversas partes y culturas del mundo. Es que todo el aire, desde los desiertos áridos hasta las ciudades húmedas, contiene vapor de agua. Un dato: el Planeta, almacena unos 12.900 kms3 de agua como aire húmedo. Más que todo el Lago Superior (el más grande de América del Norte, 11.600 kms3) y más de cuatro veces el Lago Victoria (el más grande de África, 2.700 kms3).
A medida que la bruma atraviesa las densas redes verticales de los recolectores, unas diminutas gotas de agua quedan atrapadas entre las fibras y lentamente gotean por la malla hacia un depósito de recolección.
La carencia actual de agua ha desatado una verdadera carrera tecnológica por mejorar esos dispositivos, hacer que sean más eficientes y duraderos y que el agua recolectada sea apta para consumo humano.
El proyecto de Dar Si Hmad utiliza una innovadora tecnología de recolección de niebla, el CloudFisher que fue diseñada por el ingeniero Peter Trautwein y resultado muy efectiva, con un fuerte impacto positivo en las comunidades, en particular para las mujeres –en muchas culturas las encargadas de la recolección del agua– y para el medio ambiente.
Dar Si Hmad ha recibido numerosos premios y distinciones, entre ellos el Premio Mundial de Energía (categoría agua- Espoo, Finlandia).
El sistema es sencillo: los captadores de lluvia, que se sitúan en zonas con pendientes, imitan la captura de agua de niebla de las hojas de los árboles u otras especies. Requieren una correcta elección de las mallas de plástico que interceptan la niebla porque si son muy gruesas, parapetan el viento que pasará por encima y si son muy finas, las gotas no se adherirán a ella.
Hay varios tipos de captadores de niebla: planos, cilíndricos y los NRP 3.0. Éstos están diseñados por Agua de Niebla de Canarias y significan un avance tecnológico importante ya que aumentan la producción en menos espacio, al ser tridimensionales.
La mitad del territorio de Israel está asentado sobre el desierto. La falta de agua ha sido durante muchos años un enorme desafío, sobre el que puso todos sus esfuerzos. No es de extrañar que hoy sea uno de los países más avanzados en las tecnologías vinculadas al agua y pionero en los procesos de la desalinización.
Hoy es el país del mundo que recicla más agua (85%) y casi el 50% del agua utilizada en agricultura es reciclada, lo que le permitió al país, convertir al sector agrícola en uno de los motores de su economía, pese al clima desértico.
Casi tres cuartas partes del agua doméstica que consume Israel provienen del mar. Posee seis grandes plantas de la desalinización y algo menos de medio centenar de plantas más pequeñas. Tres de ellas pertenecen a Israel Desalination Engineering (IDE) Technologies, líder mundial en el desarrollo y operación de 400 desalinizadoras en 40 países como China, India, Australia y EEUU.
Ante un mayor estrés hídrico del Planeta, en especial en Medio Oriente, Israel planifica construir una nueva planta desalinizadora, la séptima del país a lo largo de la costa mediterránea, que producirá unos 100 millones mts3 de agua potable al año.
Una vez concluido permitirá que el 90% del agua utilizada por los hogares y la industria en Israel provenga del agua del mar. La nueva planta permitirá también bombear agua dulce al Mar de Galilea para cuando sus niveles estén demasiado bajos.
Pero las preocupaciones del país por el agua van más allá. Son conocidos sus desarrollos innovadores en irrigación y sus avances en el control del desperdicio de agua, con sensores en la red que advierten fallos y pérdidas de agua en las tuberías.
A fines de junio pasado, se han conocido nuevos avances en la tecnología de ósmosis inversa utilizada para la desalinización. Un estudio publicado en Nature Research por Razi Epsztein, Ryan DuChanois y otros, muestra el desarrollo de membranas específicas de iones que permiten discriminar y separar pequeños iones y moléculas en los tratamientos de agua, mejorar la calidad y potabilidad, además de recuperar metales, producir energía e permitir usos en medicina.
La nueva membrana permite extraer del agua elementos como el litio, eliminar calcio y magnesio del agua de mar y reducir la acumulación de incrustaciones que acortan la vida útil de las actuales membranas. El enfoque de los investigadores está en la futura fabricación de membranas con poros sub-nanoescalares que poseen la capacidad de distinguir selectivamente entre iones específicos en el agua, incluso extremadamente similares, como el sodio y el potasio.
Muchas comunidades en desarrollo carentes de agua, dependen de un reservorio artificial o del almacenamiento de agua de lluvia durante largos meses, lo que constituye un acceso muy vulnerable a la contaminación del recurso.
Desde hace años, WATERisLIFE trabaja con esas comunidades. Lo hace siguiendo el enfoque Wash de UNICEF, que implica tres acciones interrelacionadas: agua (ayudar a las comunidades a obtener agua potable accesible y segura); saneamiento (trabajar acceso básico a baños adecuados y procesamiento de desechos humanos) e higiene (prevención de enfermedades, a través de la higiene personal).
La Ong desarrolló unas pajitas o sorbetes SunSpring, con filtros de uso personal que permiten limpiar el agua para beber de cualquier fuente. Son de uso diario y proporcionan agua potable en tiempos de crisis.
Su tecnología protege contra bacterias y virus transmitidos por el agua como la fiebre tifoidea, el cólera, la E. coli, la disentería y la diarrea. Los filtros más pequeños utilizan una nueva tecnología innovadora que cubre una gama aún más amplia de contaminantes, como metales (plomo, mercurio, cadmio y aluminio), arsénico, flúor, cloro, algas, sulfuro de hidrógeno, etc.
Cada sorbete con filtro proporciona cientos de litros de agua limpia y para evitar su uso indebido, una vez que deja de ser eficaz, no permite seguir sacando agua.
Pero WATERisLIFE ha querido ser aún más innovador. Asociado a la Dra. Theresa Dankovich de la Universidad Carnegie Mellon (Pensilvania, EEUU) crearon The Drinkable Book.
Se trata de un libro sobre agua, saneamiento e higiene, en el que cada página es, a la vez, un filtro de agua. Cada libro impreso en papel de filtro de café científico se puede utilizar para purificar el agua, reducir el 99,9% de las bacterias y proporcionar agua limpia durante cuatro años para una sola persona. Se ha distribuido en Ghana, Kenia, Etiopía y Haití y se preparan nuevas ediciones en diversos idiomas.
Esta innovación de la Universidad británica de Cranfield, no buscaba conseguir agua limpia sino mejorar su uso. Sus investigadores pusieron el acento en las cantidades de agua que se desperdician en el baño, tanto en la ducha como en el retrete. Una sola descarga de un inodoro tradicional puede consumir unos 25 litros.
Por otra parte, la carencia de ese dispositivo por parte de un tercio de la población mundial –lo que implica riesgos para la salud y el medio ambiente– era otro motivo para poner la atención en su innovación.
Se preguntaron si era posible proporcionar inodoros a quienes no los tienen y, a la vez, evitar el uso de tanta agua? Y desarrollaron el inodoro de nano membrana, un retrete de alta tecnología que no utiliza agua ni energía externa.
La extraordinaria innovación –premiada por la Fundación Gates– permite convertir el excremento en agua limpia (no potable) y ceniza, utilizando la ‘biomasa’ como fuente de energía en ese proceso. No utiliza agua ni desagües y transforma las heces en fertilizante.
La falta de saneamiento y las deficientes condiciones de salubridad e higiene producen la muerte de unos 500.000 niños menores de 5 años y provocan costes en salud, productividad, etc. por unos u$s 220.000 millones anuales. Además, las aguas residuales no tratadas tienen un impacto ambiental muy negativo.
En la actualidad ya se están probando prototipos en condiciones reales y su implantación cotidiana podría resultar excepcionalmente disruptiva, por el enorme ahorro global de agua que significaría y la facilidad de su instalación en regiones sin saneamiento.
En este combate por el agua todos tenemos un papel que desempeñar. En nuestras manos está decidir qué consumimos y por tanto, realizar aportes absolutamente valiosos para enfrentar el cambio climático. Nadie puede darse el lujo de esperar o mirar para otro lado.