Los científicos alarman sobre la reducción de los glaciares

1 oct 2020

Lucas Danieli

En los últimos tres meses, según Naciones Unidas, se registraron temperaturas récord en el Ártico e incendios devastadores, la última plataforma de hielo que quedaba intacta en Canadá se desprendió, y en los Alpes hubo grandes pérdidas en los glaciares. Son eventos que causan daños severos sobre los ecosistemas, aumentan el nivel del mar y amenazan la vida humana y las infraestructuras.

Como sostuvimos en ediciones anteriores de Mas Azul, la importancia de los glaciares en la homeostasis del Planeta es vital, por lo que se los considera verdaderos ‘centinelas de la estabilidad climática’ ya que de ellos depende en gran medida el futuro.

Verdaderos ‘centinelas de la estabilidad climática’, de los glaciares depende en gran medida nuestro futuro.

Los glaciares son masas de hielo en constante movimiento que cobran forma a través de nieve compactada y recristalizada. Se trata de un proceso de formación de miles de años. A su vez, la fricción originada por su movimiento depende de la pendiente del terreno donde se asientan.

Para poner el tema en cifras, los glaciares cubren aproximadamente el 10% de la superficie terrestre y si además tenemos en cuenta las diversas capas de hielo que existen, suman el 70% del agua dulce del Planeta.

Estas masas de nieve compactada son clasificadas por los científicos, según su morfología, el clima en el cual están inmersas o su condición térmica. Así existen por ejemplo, glaciares de valles, glaciares tropicales o glaciares de base poli termal.

BALANCE ACTUAL

Desde hace varias décadas, tanto las emisiones de CO2 derivadas de la actividad industrial, el impacto de los distintos transportes, la deforestación o la quema de combustibles fósiles, sumado al calentamiento de los océanos –que absorben el 90% del calor terrestre– han originado una profundización y aceleración del derretimiento glaciario y su consiguiente retroceso.

Desde 1961 se han derretido más de 9,6 billones de toneladas de hielo glaciar y como si esto fuera poco, un estudio de la Universidad de Zúrich develó que para el año 2100, más de un tercio de los glaciares existentes podrían haberse evaporado.

El retroceso es notable incluso en pleno Himalaya – Glaciar Jinwuco.

Por otra parte, esto se vuelve más dramático si consideramos que los glaciares poseen una lenta reacción a la actividad humana, por lo que las consecuencias de ésta tendrán impacto negativo más allá del siglo XXI.

Esta situación puede ejemplificarse con algunos datos: un kilo de CO2 provoca la pérdida de 15 kilos de hielo glaciar; el 36% del hielo almacenado hoy en los glaciares se derretiría incluso sin emisiones adicionales de gases de efecto invernadero, por lo que más de un tercio del hielo que todavía existe en los glaciares de montaña ya no puede salvarse.

Si se quisiera preservar el actual volumen de hielo existente en el Planeta, deberíamos alcanzar a nivel global la temperatura media de la época preindustrial.

Por otra parte, el deshielo glaciar aporta entre un 25% y 30% de la subida total de los niveles de los océanos, situación que, desde el año 1961, ha provocado un aumento de 27 milímetros de las aguas oceánicas, un promedio de 0,5 milímetros al año.

El verano de 2020 en el hemisferio norte y sus altas temperaturas tuvieron un grave impacto sobre las capas de hielo y los glaciares, tal como alertó la Organización Meteorológica Mundial.

El glaciar Turtmann en Suiza se partió en dos el pasado 6 de agosto y perdió 300.000 metros cúbicos de hielo; y el glaciar Planpincieux en Italia, sigue al borde del colapso con casi 500.000 metros cúbicos perdidos. Otras masas de hielo alrededor del mundo también sufrieron graves pérdidas este verano boreal.

“Estas pérdidas extremas de masa glaciar no se pueden reponer en el clima actual y podrían volverse más frecuentes en el futuro si las emisiones de gases de efecto invernadero no disminuyen”, alerta la OMM.

El proceso parece imparable. Ya en Europa, se había consumado en el verano de 2019 la desaparición del glaciar Okjökull en Islandia, el primer glaciar declarado muerto.

Aletschgletscher, el glaciar más grande de los Alpes Suizos, se derrite y podría desaparecer para 2100 UN Photo/Geir Braathen.

En los Alpes, la temperatura se ha incrementado 2°C durante el siglo XX y el hielo glaciario en la región está disminuyendo. El glaciar Aletschgletscher, el más grande de los Alpes Suizos, se derrite rápidamente y podría desaparecer para 2100.

En Asia, el Himalaya pierde el equivalente a 3,2 millones de piscinas olímpicas por año. Que el calor llegue hasta el Tíbet, muestra la gravedad de la situación. En esa región, en junio pasado, el glaciar Jinwuco estalló debido a las intensas lluvias, fenómeno que antes se daba en forma de nieve.

El estallido supuso la liberación de agua embalsada en la morrena, lo que provocó una inundación de más de 7 millones de metros cúbicos de agua, que obligó a la evacuación de pueblos, causó víctimas mortales en el municipio de Niwu y destruyó edificios, puentes y carreteras.

El Hindú Kush Himalaya, una vasta región montañosa –incluye la meseta tibetana– se extiende a lo largo de unos 100.000 km2 y alberga más de 50.000 glaciares. Es llamado el ‘Tercer Polo’ porque contiene las mayores reservas de hielo después de las regiones polares.

Ese ‘tercer polo’ al que también llaman “la torre de agua de Asiaalimenta a diez de los mayores ríos de Asia, incluidos Ganges, Amarillo, Yangtsé y Mekong. Se estima que unos 1.900 millones de personas, una cuarta parte de la población mundial, viven en las cuencas de ríos alimentados por sus glaciares.

Pero estos glaciares cruciales se están derritiendo, a un ritmo acelerado. Si continúa la tendencia actual de las emisiones de carbono el volumen de estos glaciares se habrá reducido a la mitad para fin de siglo.

El temor de los científicos es que esa pérdida de hielo cause escasez de agua y provoque migraciones masivas y conflictos regionales. El ritmo de derretimiento se aceleró en las últimas cuatro décadas.

El derretimiento de los glaciares del Himalaya afectará a la cuarta parte de la población mundial.

Por otra parte, en América estos fenómenos se repiten. En el norte, la plataforma de hielo de Milne en Canadá, una de las últimas en el mundo que quedaba completamente intacta, se desprendió, y perdió casi la mitad de su superficie.

En América latina, los glaciares de montaña en Bolivia, que aportan agua potable a La Paz, están desapareciendo En Perú, uno de los países con mayor número de glaciares de montaña, el derretimiento de estas masas de hielo ha provocado que las lagunas alimentadas de deshielo comiencen a desbordarse y pongan en peligro a las poblaciones cercanas.

En Argentina y Chile, los hielos continentales de la Patagonia Sur sufrieron altas tasas de adelgazamiento.  Y lo mismo sucede en México donde siguen desapareciendo los glaciares de las montañas más altas, como los de los volcanes Popocatépetl y Pico de Orizaba.

LAGOS GLACIARES: UNA AMENAZA LATENTE

Los glaciares de montaña suelen ser los más afectados por el calentamiento global y el cambio climático.

En esas masas de hielo que se originan sobre una determinada superficie terrestre se pueden reconocer una zona de acumulación (donde se almacena la nieve que cae a lo largo del año), una zona de ablación (donde se producen los procesos de evaporación y fusión, además de grietas que ponen en evidencia la fricción de su movimiento) y las morrenas (que son restos rocosos y sedimentos que el hielo arrastra en su movimiento).

Como consecuencia de estos procesos de pérdida de masa de hielo en los distintos glaciares de montaña del Planeta se forman lagos inestables. Un estudio publicado hace pocos días, en base a más de 250.000 imágenes satelitales de la NASA, muestra que el volumen de lagos formados por el derretimiento de los glaciares se incrementó un 50% en 30 años.

Estos lagos si bien son una fuente de agua potable y de riego para muchas comunidades, configuran a la vez, un peligro potencial para millones de personas que viven río abajo por su inestabilidad. El nivel de agua varía con frecuencia debido a la presencia de hielos, sedimentos y escombros, sumado al desplazamiento de rocas que los torrentes arrastran.

Si tomamos en cuenta todos los glaciares existentes, la Antártida y Groenlandia poseen suficiente hielo para aumentar el nivel de los océanos 65 metros, por lo que el derretimiento de estos glaciares, sumado a aquellos que se sitúan en las montañas, podría generar gravísimas consecuencias globales.

Además del aumento del mar, del impacto sobre el clima, de la desaparición de flora y fauna, y de la menor disponibilidad de agua dulce, un colapso de los glaciares provocaría dramáticas consecuencias. Desde  inundaciones severas, destrucción de zonas costeras hasta masivos desplazamientos de refugiados climáticos.

QUE SE PUEDE HACER?

A modo de conclusión pueden pensarse distintas alternativas tanto convencionales como innovadoras que permitan que los glaciares puedan mantenerse o recuperarse.

Es evidente que la primera y principal acción es disminuir drásticamente la emisión de dióxido de carbono un 45% en la próxima década y a cero para el 2050, de modo de poner un freno al calentamiento global.

En segundo lugar, un artículo de la revista Nature propone levantar un dique de 100 metros frente al glaciar Jakobshavn en Groenlandia, el más castigado del Ártico, para contener su erosión y deshielo.

En tercer lugar, el arquitecto indonesio Faris Rajak Kotahatuhaha formuló un proyecto denominado Recongelar el Ártico, que consiste en recoger el agua de los glaciares derretidos, desalarla y congelarla de nuevo para crear grandes bloques hexagonales de hielo. Gracias a esa forma, los icebergs podrían juntarse y formar grandes masas heladas.

En cuarto lugar, la Universidad de Arizona ha propuesto fabricar más hielo, lo que podría lograrse colocando bombas impulsadas por energía eólica debajo de los glaciares para que recoger agua y luego expandirla sobre las capas de hielo superiores, para que ésta se congele y así fortalezca la consistencia del glaciar.

Más o menos efectivas, más o menos realizables, muestra la capacidad de una parte de la humanidad poniendo su mejor voluntad y talento, para evitar la catástrofe que unos pocos –solo por ambición y avaricia– están provocando.