Frans Timmermans previene sobre la creciente amenaza de conflictos por el agua

14 feb 2021

El vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, realizó a mediados de este mes (15.02.2021) una dura advertencia sobre el futuro del agua, si no somos capaces de actuar ya mismo para lograr la neutralidad climática.

“Nuestros hijos y nietos irán a la guerra por el agua y el aire limpio”, alertó Timmermans. “Si desperdiciamos esta oportunidad para marcar el camino hacia la neutralidad climática en 2050, la reducción de emisiones al 55% para 2030 y preparar todo el marco legislativo (…) no creo que nuestros hijos y nietos puedan perdonarnos porque les daremos una sociedad con muchos conflictos que son casi inevitables”.

No se trata de un diagnóstico exagerado sino de una sensata advertencia sobre el escenario que se abre en las próximas décadas, si el mundo no se avoca de manera urgente a cambiar el actual modelo de producción y consumo para detener el proceso de cambio climático.

“Si no cambiamos de rumbo –y sé que sueno dramático pero es la verdad– nuestros hijos irán a la guerra por el agua y el aire limpio”. La advertencia del vicepresidente de la Comisión Europea surgió durante una Conferencia con CEO’s de multinacionales europeas donde planteó cómo el Pacto Verde Europeo puede ayudar a fomentar esos cambios en los comportamientos de empresas y consumidores.

LA DURA REALIDAD DEL AGUA

Se ha repetido hasta el cansancio que nuestra vida depende del agua. Y que aunque ésta recubre el 70% de la Tierra, solo representa el 1/1.000 del volumen del Planeta (el “Planeta azul” que define el nombre de nuestro medio). Solo una parte mínima de esa agua está disponible.

Imagen de US Geological Survey: representa toda el agua de la Tierra aunada en una sola esfera.

De los 1.400 kms3 de agua que hay en la Tierra, solo el 2,5% es potable. Y de las reservas globales de agua dulce, solo un 0,3% es de fácil acceso y apenas una pequeña porción (0,01%), fluye a través de sus ríos.

La mayor parte del agua de la Tierra se encuentra en los océanos. Pero mares y océanos acumulan millones de toneladas anuales de plásticos y otros desechos industriales y biológicos contaminantes. Lagos, ríos y humedales soportan poluciones similares, así como buena parte de las napas freáticas en todo el mundo. Una situación agravada por su constante descenso desde hace más de tres décadas.

Todo el sistema global del agua está comprometido por diversos factores y agravado por el calentamiento global y como señala Timmermans, constituye una amenaza para la humanidad.

Las aguas subterráneas representan la mayor parte de las reservas de agua dulce disponibles sobre la Tierra. Lester R. Brown había advertido de su descenso global con especial incidencia en las áreas de producción cerealera de China, India, Pakistán y EEUU. La NASA lo confirmó un año después con la misión GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) que advirtió el mismo fenómeno en países como Argentina, Australia y otros territorios productores de cereales.

Debe recordarse que la producción de una tonelada de cereales requiere 1.000 toneladas de agua y que el agotamiento de las capas freáticas podría tener un fuerte impacto al alza en el mercado mundial de cereales, dada la intensa correlación entre producción y consumo (FAO). Y que en el mundo unos 2.000 millones de personas dependen directamente del agua de las napas freáticas.

En el mundo, 2.000 millones de personas dependen directamente del agua de las napas freáticas.

UNA AMENAZA EN CIERNES

La advertencia formulada esta semana por el vicepresidente de la Comisión Europea sobre una creciente amenaza de conflictos mundiales por el agua debe llamar no solo a la reflexión sino a la acción, tanto de gobiernos, organizaciones como de la ciudadanía.

El cambio climático y el rápido crecimiento demográfico mundial están acelerando la escasez de agua, lo que agudiza las tensiones acerca del recurso. Charles Iceland, director de Iniciativas del agua, en el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), una organización global sobre cuestiones ambientales, está desarrollando un sistema de alerta temprana global, casi en tiempo real, para monitorear los puntos críticos de agua y conflictos y ayudar a los países en desarrollo a abordar el problema a través de una Asociación de Agua, Paz y Seguridad.

En una entrevista para DW recuerda que los conflictos por el agua no son un escenario futuro sino que están en pleno desarrollo: “En muchos lugares del mundo está aumentando la demanda de agua con respecto a la disponibilidad existente. A veces, los conflictos no son violentos, como en Australia o California, donde la gente usa el sistema legal o resuelve sus problemas sin violencia. Pero en muchos otros lugares, el conflicto es grave, y la capacidad de resolverlo no está bien desarrollada. En estos casos, la lucha por estos escasos recursos se desarrolla de forma violenta”.

Para Iceland, el cambio climático y la mala gestión están incrementando la escasez mundial de agua, lo que junto con otros problemas sociales como el aumento de las desigualdades y las diferencias étnicas, amenazan con provocar conflictos entre los Estados y dentro de ellos.

En la mayor parte de los países del Norte y centro de África, así como también en Irak, Irán, Afganistán e India, los conflictos violentos por el agua se repiten a nivel subnacional. Pero también se agudizan las tensiones entre Estados. India y Pakistán por el agua en el río Indo. Irak y Turquía por el uso de la cuenca  Tigris-Éufrates. Egipto y Etiopía por el manejo del Nilo Azul y la Gran Presa del Renacimiento Etíope.

Para el experto del WRI, al factor escasez debe sumarse la mala gestión de los recursos hídricos como factor crítico: “En teoría, en algunos lugares la gente tiene agua suficiente, pero la gestiona mal. Está perdiendo agua o la está contaminando. Y luego hay problemas río arriba y río abajo. Hay muchos casos en los que los usuarios de arriba tienen acceso a agua, pero los que viven río abajo están en desventaja porque reciben menos agua”.

También en el mundo desarrollado se manifiestan tensiones por el agua, fruto de su creciente escasez. En Europa por ejemplo. Miles de lagos y ríos de agua dulce y abundantes fuentes subterráneas disponibles, suponían un privilegio y hacían pensar en la disponibilidad casi ilimitada del recurso.

Pero el incremento de población, la urbanización, la contaminación, la demanda de los sectores agrícola, manufacturero y turístico, los sistemas de calefacción y refrigeración, las reiteradas sequías y veranos cada vez más calurosos –manifestaciones tempranas del cambio climático– han cambiado el escenario.

Ya no es España con sus crónicos problemas de abastecimiento de agua, donde las previsiones para 2040 son de estrés hídrico extremadamente alto (>80%) con sequías que podrían aumentar en frecuencia y magnitud. Un diagnóstico que comparte con Italia.

En Alemania, un país rico en agua, la BBK (Oficina de Protección Civil y Asistencia en caso de Desastres) alertó a sus ciudadanos que también deberán empezar a acostumbrarse a la escasez de agua.

Las temperaturas de los últimos tres veranos han reducido el agua subterránea, una de las principales fuentes de Alemania. Para la Unión para la Conservación de la Naturaleza, solo en Baja Sajonia, el “nivel del agua subterránea desciende entre 1,5 y 2 cm por año”, bajo la presión de las épocas de sequía y calor extremo.

La Agencia Federal de Medio Ambiente advierte que en Alemania “está comenzando a tener lugar una carrera por el agua… El número de solicitudes de los agricultores para extraer agua subterránea ha aumentado significativamente”. Las abundantes lluvias del pasado hacían que los agricultores no necesitaran agua subterránea para atender sus cultivos. Pero las frecuentes olas de calor han cambiado el escenario y muchas regiones presentan ahora signos manifiestos de deterioro de los suelos.

No es África, es Alemania, más exactamente en Manching, Baviera – Fuente: Deutche Welle.

La OOWV, una de los organismos de servicios públicos, encargados de la distribución de aguas subterráneas, reconoce que se trata de un recurso cada vez más disputado.

Según el Informe de Webinar Veolia Mobile Water Services (2020) también Francia, Polonia y Holanda vivirán cuadros de estrés hídrico medio alto para el 2040.

Especular con el agua

Por eso, no es extraño que en diciembre pasado, se conociera la irrupción de la especulación con el agua en el mercado de futuros más grande del mundo, el Chicago Mercantile Exchange (CME).

La especulación que altera los precios de las materias primas, avanza ahora sobre el agua.

Los inversores que especulan con materias primas (petróleo, madera, café, aluminio, etc) y que alteran sus precios mediante maniobras financieras, francamente escandalosas, avanzan ahora sobre el agua.

Entre cientos de ellas, recordemos las revelaciones de The New York Times, tras la compra por Goldman Sachs en 2010 de almacenes de aluminio de Detroit, donde retuvieron barras de aluminio de 6 a 16 semanas, logrando que los precios subieran (pese a que la oferta y el stock de este metal en el mercado mundial habían aumentado). Sólo con los ingresos del almacenamiento de aluminio en Detroit, Goldman Sachs se embolsó 220 millones de dólares, provocando fuertes pérdidas en Coca Cola y la cervecera Miller, grandes consumidores de aluminio para la fabricación de sus latas…

Imaginemos ahora esa misma especulación sobre un recursos  absolutamente vital para la vida humana. Ello plantea una discusión de la ciudadanía global acerca de que bienes pueden ser considerados comerciales y cuales pertenecen al ámbito de los derechos humanos básicos.

Los especuladores pretenden defender su postura diciendo que precisamente esos contratos están destinados a ayudar a los agricultores, dando previsibilidad al valor del agua. “Con los futuros pueden asegurar los precios de hoy para los suministros del mañana”. Se trata de una falacia que roza la hipocresía más brutal. Basta con preguntarles a los productores de café de África y América latina cual ha sido su experiencia con los ‘mercados de futuro’: la absoluta ruina y la “madre” de las caravanas de migrantes hacia Europa y EEUU.

Por eso debemos atender la advertencia de Frans Timmermans acerca de que “nuestros hijos irán a la guerra por el agua”, si no actuamos ahora para lograr la neutralidad climática. Como remarca el vicepresidente de la UE, si, en cambio, se invierte ‘correctamente’, “en los próximos años podremos decirles orgullosos a hijos y nietos que arreglamos las cosas justo a tiempo, que llegamos tarde a la fiesta, pero a tiempo para corregir el rumbo”.

En esa encrucijada estamos…