Amenazas y logros en la protección de los mares

ene 2020

Cubren más del 70% de la superficie de la Tierra y el 90% de la biosfera y proporcionan entre el 50 y el 80% del oxígeno del planeta. La vida de los seres humanos depende de los océanos. Desempeñan un papel catalizador en el surgimiento de la vida y sin ellos, la vida en la tierra no existiría. La bióloga marina y pionera de la lucha medioambiental Rachel Carsen hablaba del mar como “esa gran madre de vida”.

Los océanos moderan la temperatura del planeta y son una fuente clave del oxígeno que necesitamos para sobrevivir. Tenemos con ellos una relación simbiótica porque de allí venimos.

Pero están en peligro. A lo largo de la Revolución Industrial, la profunda conexión entre nosotros y el mar se ha quebrado. Una grave degradación y pérdida de biodiversidad en nuestros ecosistemas oceánicos es la consecuencia de esa ruptura, que sufren ahora contaminación química y plástica, sobrepesca y las consecuencias de un desordenado desarrollo urbano costero.

Es una ironía que el mar, del que surgió la vida por primera vez, esté siendo amenazado ahora por las actividades de una de esas formas de vida: nosotros”. R. Carsen

Los océanos se están calentando a un ritmo más rápido de lo previsto, tal como lo señala el último Informe del IPCC, de septiembre pasado. “Aunque la criosfera (las regiones heladas de la Tierra) y los océanos –advierte Lijing Cheng, oceonógrafa de la Academia china de las Ciencias y una de las principales autoras del informe– parezcan encontrarse lejos de la mayoría de los humanos, están unidos a nosotros (…) La conclusión más importante es que ambos sistemas se están transformando con bastante rapidez y eso tiene ya consecuencias serias sobre la gente”.

La velocidad del calentamiento del mar se ha duplicado desde 1993;  océanos más calientes entrañan el riesgo de que se generen consecuencias “más severas” para la naturaleza y los ecosistemas costeros; la subida del nivel del mar se ha acelerado por la pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida; el hielo y los océanos están absorbiendo lo peor del cambio climático. La acidificación, el calentamiento de las aguas, la pérdida de oxígeno y los cambios en el suministro de nutrientes están afectando la abundancia de la vida marina.

Los deshechos de plástico matan un millón de pájaros y unos 100.000 mamíferos marinos al año y se estima que el 80% de la polución marina procede de actividades humanas realizadas en tierra.

Son algunas de las conclusiones del Informe, a lo que deberíamos agregar que, según estudios de la Universidad de Princeton y el Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California (San Diego), océanos del mundo han absorbido cada año una cantidad de energía del calor 150 veces mayor que la energía que los humanos producimos anualmente como electricidad. 

Protegerlo de las consecuencias del cambio climático es además proteger una de nuestras fuentes alimentarias más importantes. Según Naciones Unidas, la pesca y la acuicultura sustentan los medios de vida del 10%  al 12% de la población mundial. Como lo indican las tendencias demográficas actuales, ese porcentaje deberá crecer significativamente, ya que el mundo necesitará duplicar la producción de alimentos para 2050 y los océanos serán un acto decisivo para atender esa demanda.

La mitad del vaso vacío: el deterioro de los océanos en 2019

  1. Derrames tóxicos al mar
  • Unos 3.000 litros de ácido sulfúrico derramados por la mina Buenavista del Cobre, del Grupo México, en el Golfo de California o Mar de Cortés, es uno de los lugares de mayor biodiversidad del mundo, Patrimonio de la Humanidad y cuna de la Vaquita marina, en “peligro crítico de extinción”. La misma empresa fue responsable del derrame40 millones de litros de sulfato de cobre acidulado en Río Sonora en 2014, que ha sido catalogado como una de las tragedias ambientales más graves en la historia de México. (julio)
Ácido sulfúrico en el Mar de Cortés, uno de los lugares de mayor biodiversidad del mundo.
  • En la Patagonia chilena, en el archipiélago Madre de Dios, considerado una joya de biodiversidad, donde predominan los corales de agua fría, los jardines de anémonas y las algas gigantes o bosques de kelp, la Compañía Siderúrgica Huachipato S.A. vertió al mar unos 40.000 litros de diesel. Se trata del mismo lugar que el gobierno de Chile peticionó a la UNESCO para que sea declarado patrimonio natural de la Humanidad. (julio)
  • Unos 40.000 litros de desechos tóxicos de la empresa abandonada Moliendas del Sur se derramaron en Mar del Plata, en la costa argentina, uno de los más importantes puertos pesqueros del país (enero).
  • Un derrame de combustible envenenó las aguas de la isla Rennell, un atolón coralino en las Islas Salomón –un verdadero edén tropical– que alberga un gran lago rodeado de un bosque espeso que fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Un barco que transportaba minerales metálicos a China chocó contra un arrecife y derramó durante tres meses combustible, poniendo en peligro un delicado ecosistema marino (febrero)
  • En Brasil, unos 7.400 kilómetros de costas y paradisíacas playas fueron contaminadas por un derrame de petróleo, afectando el litoral sur de Pernambuco y también los estados de Alagoas, Ceará, Piauí, Maranhao y Sergipe. Solo en dos balnearios de Pernambuco y Bahía se recogieron más de 30 toneladas de combustible (noviembre/diciembre).
  • El carguero italiano Grande America se hundió en el Golfo de Bizkaia, en aguas del Atlántico francés, a 300 kms al oeste de la ciudad de La Rochelle, con un cargamento de 2.200 toneladas de crudo, 2.000 automóviles, 365 contenedores de los cuales 45 contenían materiales peligrosos, incluyendo 100 toneladas de ácido clorhídrico y 70 toneladas de ácido sulfúrico. El barco sigue hundido a más de 4.000 metros de profundidad, liberando al mar toneladas de fuel altamente contaminante y poniendo en riesgo la supervivencia de varias especies marinas y aves. “Dos mil vehículos: es un gigantesco accidente automovilístico en el fondo del mar, que representa cientos de toneladas de materiales tóxicos en un área muy rica en peces, plancton y animales marinos”, advirtió Jacky Bonnemains, portavoz de la ONG Robin des Bois. “La principal amenaza para el océano es la acidificación. El océano absorbe nuestra contaminación y se está muriendo a causa de ella” (marzo).
  1. Sobrepesca y pesca ilegal

El futuro de la fauna marina depende en buena medida de terminar con los subsidios que algunos países otorgan a su industria y que está arrasando nuestros océanos. Las reservas mundiales de peces que alimentan a cientos de millones de personas están disminuyendo y un grupo de países se resiste a prohibir los subsidios gubernamentales que alimentan la sobrepesca e incluso la pesca ilegal.

La comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström, atribuyó en su momento los magros resultados de las negociaciones al “comportamiento destructivo de varios países grandes” y se quejó que “los miembros ni siquiera pueden acordar dejar de subsidiar a la pesca ilegal. Es horrible”.

Una investigación realizada sobre 152 países, por un equipo de científicos de la Universidad de British Columbia demuestra que varias naciones con costas oceánicas gastaron unos u$s 22.000 millones en “subsidios dañinos” (promueven la sobrepesca y la pesca ilegal), lo que equivale al 63% del total del apoyo a la industria pesquera mundial. Es decir que los gobiernos han incrementado su apoyo financiero a las prácticas de pesca que diezman la vida marina, pese a las promesas públicas de reducir esos apoyos.

La Unión Europea (UE) que declama su defensa de políticas sostenibles, restauró los subsidios para expandir su flota pesquera y ya representa el 11% de los subsidios mundiales con u$s 2.000 millones en “subsidios dañinos” (2018). Éstos pueden incluir combustibles baratos, que permiten navegar a puntos más alejados de los océanos; beneficios sobre la pesca de determinadas especies que de otro modo no serían rentables o contribuciones para ampliar la flota pesquera.

La pesca en alta mar, una actividad poco regulada y de difícil control, es la que provoca los mayores deterioros a los ecosistemas marinos. Está en manos de seis o siete países, que son los que otorgan los subsidios más altos a sus flotas pesqueras en los mares internacionales.

Japón, España, China, Corea del Sur, Taiwán, EEUU y Rusia encabezan esa lista de naciones que están dañando los ecosistemas marinos y sobreexplotando los recursos pesqueros en el mundo. Si se agrega Indonesia, son los responsables del 85% de la sobrepesca y pesca ilegal del mundo. Solo China, Taiwán y Rusia, pescan más de la mitad de lo que se extrae en alta mar.

China, que opera la flota pesquera más grande del mundo, ha aumentado los “subsidios dañinos” en un 105% en los últimos 10 años. Redujo en un 73% los subsidios beneficiosos pero duplicó los “dañinos”, como los orientados a los combustibles o a la construcción de embarcaciones, que alcanzan los u$s 7.000 millones. Para este año, prometió limitar su flota en el extranjero a 3.000 buques y reducir los subsidios al combustible. 

Los subsidios globales superan los u$s 35.000 millones anuales. Como señala Enric Sala, investigador de National Geographic: “La pesca de altamar no rentable sin subsidios se transformaba en pesca rentable con subsidios”. Sin la ayuda de sus gobiernos, la pesca industrial de estos países en altamar no sería viable. Sala señala algo más grave: las ganancias de la actividad pesquera en altamar no cubrirían los costos, lo que revelaría que la ganancia de la pesca en alta mar resulta de la explotación de más recursos pesqueros de los que declaran a las autoridades marítimas y por tanto, constituye pesca ilegal.

El Mar Argentino afectado por la pesca industrial.

Científicos marinos y expertos en la industria de la pesca insisten en prohibir los “subsidios dañinos”.  La población de peces está cayendo drásticamente en todos océanos del mundo y de mantenerse las actuales condiciones, la industria pesquera podría terminar con la fauna marina.

Un tercio de los peces se pescan actualmente a niveles biológicamente insostenibles. Según FAO, el 90% está al máximo de su explotación. La población de atún rojo del Pacífico ha caído un 97% en comparación con sus niveles históricos debido a la pesca descontrolada.

El propio Director General de la OMC, Roberto Azevêdo lo reconoce: “No hay duda de que muchas poblaciones de peces están desapareciendo y que el financiamiento estatal ilimitado para la pesca puede dañar nuestros océanos”.

  1. Desordenado desarrollo urbano de las costas marinas

Un tercer problema que aportó al deterioro de los océanos fue el creciente y desordenado desarrollo urbano de las costas marinas. La proliferación de urbanizaciones turísticas, la expansión de las ciudades costeras, los residuos de la actividad urbana que terminan en el mar, están contribuyendo al acelerado deterioro de los océanos.

A ello se suman las gigantescas cadenas hoteleras que destruyen –como sucede en México y el Caribe– los manglares para poner sus marinas y abrir la playa a sus clientes, a expensas del delicado ecosistema que protege a la playa de la erosión, y la ausencia de acciones de morigeración para controlar el alza del nivel del mar que provoca el cambio climático.

No cabe duda que las zonas costeras son atractivas para recrearse o vivir. Así han sido empleadas históricamente. Pero en la actualidad, muchas áreas del mundo en vías de desarrollo contemplan un desarrollo caótico de sus poblaciones urbanas en las costas, que se expanden rápidamente, empujadas por sus altas tasas de crecimiento demográfico. Con consecuencias severas y muchas veces irreversibles sobre el entorno.

Si consideramos que además se incorporan actividades económicas importantes como el turismo, la producción industrial y el comercio internacional, los impactos ambientales negativos sobre los océanos son enormes.

La mitad del vaso lleno: aportes a la recuperación de los océanos en 2019

  1. Áreas marinas protegidas
  • Sólo el 7% de los océanos tiene protección oficial. Pero la comunidad internacional prevé llevar al 10% esa protección en 2020 y los científicos plantean la necesidad de que las áreas marinas protegidas alcancen el 30% en 2030.
  • En el Parlamento Europeo se han planteado iniciativas acerca de la necesidad de una gobernanza internacional de los océanos. El 64% de los océanos son aguas internacionales, lo que significa que si bien los gobiernos no son responsables directos, solo requieren de un acuerdo para protegerlas pero enfrentan la férrea oposición de la industria pesquera.
  • En Sudamérica se avanza hacia un mayor desarrollo de las áreas marinas protegidas. Argentina, Chile y Uruguay, países que albergan algunas de las zonas con mayor biodiversidad marina del mundo, están intensificando la protección de millones de kilómetros cuadrados de océano. Con su incremento han logrado que el 8,4% del territorio oceánico de América Latina esté protegido.
  • Perú, uno de los países con menor protección oceánica (solo el 0,48 %)  pretende alcanzar al 2020, las llamadas ‘Metas Aichi’ fijadas en la COP10 y llevar la protección al 6,5%, creando el área protegida Dorsal de Nasca, una cadena de montañas submarinas que alberga más de 1100 especies, muchas de ellas endémicas. Para alcanzar la meta del 10% debería crear la Reserva Mar Tropical de Grau, un refugio de corales escarlata, de grandes anémonas de colores o de especies en peligro como el mero ojo chiquito (Epinephelus quinquefasciatus), donde se hace pesca de arrastre y extracción petrolera, así como la Reserva Nacional de Paracas (área protegida) se sigue pescando con explosivos.
Mar Tropical de Grau, Perú. Foto: Yuri Hooker.
  1. Avances tecnológicos

Gracias a la tecnología se han logrado nuevos métodos y estrategias de protección más eficaces.

  • Mapear los corales desde el aire, analizar su estado de salud, establecer dónde es necesario plantar corales y qué espacios se deben delimitar para su protección.
  • Determinar el peso de una ballena sin actuar directamente con ella o intervenir su espacio o conocer el estado de salud de una población completa de ballenas.
  • Hacer seguimiento y determinar volúmenes de captura de las flotas de alta mar.
  1. Recuperación de especies
  • En 2019, la conservación de algunas especies ha tenido buenos resultados. En el parque marino Coloane de Chile, la población de ballenas jorobadas se ha quintuplicado en los últimos 20 años.
  • En Panamá las amenazadas tortugas carey han encontrado un santuario donde poder reproducirse exitosamente.
  • En las costas españolas, los pescadores se siguen sumando a la propuesta de Upcycling the Oceans promovida por la Fundación Ecoalf para limpiar el mr de residuos plásticos. El programa se extendió además a Upcycling the Oceans Tailandia (con el apoyo de la empresa PTT Global Chemical y del Gobierno de ese país) y se busca expandirlo a otras zonas del Planeta.
  • En el norte del Perú, los recolectores de recursos hidrobiológicos han logrado proteger los manglares. 
  • En la isla chilena de Juan Fernández se consolidan prácticas de pesca sustentable.
  1. Limpieza del mar

En 2019 comenzó la que puede considerarse la “limpieza de océanos más grande del mundo”. La ONG  Ocean Cleanup, fundada en 2013, a los 18 años, por el inventor holandés Boyan Slat, con la misión de desarrollar “tecnologías avanzadas para eliminar los plásticos de todo el mundo”, ha iniciado un ambicioso proyecto para retirar 1.800 millones de objetos de plástico que conforman el “Gran Parche de Basura del Pacífico”, la isla de basura más grande en los océanos.

Cinco grandes islas de basura oceánica. La mayor afecta 3,4 millones de km² y contiene 100 millones de toneladas.

Ocean Cleanup desarrolló un método de limpieza pasiva (pequeñas barreras flotantes que contienen los plásticos y los arrastra hasta tierra firme), utilizando las fuerzas oceánicas naturales para limpiar de manera rápida y rentable el plástico que ya se encuentra en los océanos. Con una flota completa de sistemas de limpieza en el Gran Parche de Basura del Pacífico, su objetivo es limpiar el 50% de su plástico en cinco años.

El sistema de barreras de Ocean Cleanup.

Si se usaran métodos convencionales (embarcaciones y redes) la limpieza tardaría cientos de años y miles de millones de dólares. La ONG invertirá 20 millones de dólares y el plástico recolectado será reutilizado o reciclado por Ocean Cleanup.

Pero la limpieza de los océanos no sólo es protagonista de grandes proyectos. En Togo, la comunidad tradicional de pescadores y grupos de ciudadanos se movilizaron para enfrentar la contaminación marina, algo que se multiplica en otras partes del Planeta.