08 abril 2023

A fines de mayo próximo, París será la sede de la Cumbre que dará continuidad a la negociación de Naciones Unidas sobre la eliminación de la contaminación de plásticos, tras los avances logrados en diciembre pasado en Punta del Este (Uruguay).

En la reunión en Sudamérica, la Unión Europea y Francia en particular, abogaron por la implementación de “un tratado que cubra el conjunto del ciclo de vida de los plásticos”, acompañado de “esfuerzos de reducción, de eliminación y de prohibición de plásticos y de sustancias problemáticas (aditivos y productos químicos), incluidos los microplásticos y los plásticos de un solo uso”.

Crece el impulso global para regular los plásticos de un solo uso.

Con plena conciencia de que el 70% de la población mundial manifiesta rechazo y preocupación por la dimensión del problema mundial de la basura plástica, representantes de más de 160 Estados y 850 miembros de la sociedad civil y ONGs especializadas se reunieron en Uruguay para avanzar sobre el problema.

El mundo está produciendo una cantidad récord de residuos plásticos de un solo uso, en su mayoría fabricados con polímeros creados a partir de combustibles fósiles, pese a los esfuerzos mundiales para reducir la contaminación por plásticos y las emisiones de carbono.

Según el último informe Plastic Waste Makers Index elaborado por la Minderoo Foundation, el mundo generó 139 millones de toneladas métricas de desechos plásticos de un solo uso en 2021, lo que constituye un nuevo récord.

Ante la dimensión colosal del problema ambiental que suponen los residuos plásticos, las ministras francesas de Exteriores, Catherine Colonna, y de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher han invitado a que en esta nueva fase de negociación para lograr un convenio internacional, los países participantes sean ambiciosos y que sus objetivos “lo más elevados posible”. 

Se trata de desarrollar un instrumento jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos. Para Inger Andersen, Directora ejecutiva del PNUMA, “el foco no está en eliminar los plásticos por completo sino en sacarlos del medioambiente y reutilizar ese material. Dependemos mucho de los plásticos, todos los tenemos en nuestros hogares, es un producto útil, lo necesitamos. No estamos necesariamente contra el plástico sino contra el plástico en el medioambiente. La idea es que una vez que hacemos la extracción del petróleo de nuestra tierra lo utilicemos, lo mantengamos en la economía”.

La complejidad del tema y el paquidérmico movimiento de las burocracias gubernamentales han demorado varios años con negociaciones y declaraciones, hasta que en marzo 2022, se aprobó en Nairobi (Kenya) la resolución creando un comité intergubernamental para comenzar a elaborar ese convenio internacional, cuyas reuniones de trabajo continuaron en la reunión de Punta del Este.

Se estima que, tras la Cumbre de mayo en París, los trabajos estén encaminados para que a fines de 2024 comience el proceso de ratificación de los países y el combate concreto a la creciente proliferación por plásticos.

El problema va en aumento. La producción mundial de plástico se ha multiplicado por dos en solo 20 años hasta alcanzar los 461,1 millones de toneladas (2021) con estimaciones de 480 millones Tn en 2022. La previsión es que vuelva a duplicarse para 2040, si no se logra frenar su producción.

Según un informe de la OCDE, los residuos plásticos están contaminando ríos, lagos y mares del Planeta, que acumulan cada año unos 140 millones de toneladas de esos residuos. Casi dos tercios de éstos provienen de plástico con una vida útil inferior a cinco años (40% proviene de envases, 12% de bienes de consumo, 11% de prendas de vestir y textiles).

Solo el 9% de los residuos plásticos se recicla, otro 19% se incinera, el 50% se usa como relleno sanitario y el 22% va a parar a vertederos o quemas no controladas o permanece en entornos terrestres o acuáticos.

Un problema global

Para Naciones Unidas, la solución excede las medidas puntuales que puedan tomar algunos países contra la proliferación de envases o plásticos de un solo uso y se requiere crear un instrumento global y jurídicamente vinculante, porque los residuos plásticos viajan de un país a otro y los vertidos en ríos y mares se producen en general a cientos o miles de kilómetros del lugar de uso.

Uno de los temas más controvertidos del proceso de acuerdo para un tratado contra la contaminación por plásticos ha sido que el texto finalmente adoptado por la UNEA insta a “desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante… que aborde el ciclo de vida completo del plástico”. 

Esa referencia al ciclo de vida completo fue muy difícil de acordar, ya que plantea no solo encarar medidas contra la contaminación ya generada, sino también limitar la producción de plástico virgen, que para muchos expertos resulta fundamental si se quiere alcanzar éxito en la lucha contra la contaminación, teniendo en cuenta los pronósticos de incremento sustancial de la producción en la siguiente década.

En mayo en París, deberán fijarse las condiciones concretas del futuro tratado, cuya estructura sigue los parámetros del Acuerdo de París 2015, ya que los países firmantes deberán presentar planes nacionales de recorte de emisiones de efecto invernadero y actualizaciones periódicas sobre los planes y programas de lucha contra la contaminación plástica.

Otro de los temas pendientes es cómo se encarará la acción para limitar o eliminar los microplásticos, uno de los mayores desafíos que plantea el colosal vertido de basura plástica en mares y océanos. Esas partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5mm, invaden alimentos, agua, aire e incluso se han encontrado en el organismo de los seres humanos. Se estima que las personas ingieren más de 50.000 partículas de plástico cada año, sin tener en cuenta las que se inhalan. 

Un informe de la Universidad de Newcastle (Australia) concluye que los seres humanos estamos ingiriendo cinco gramos de plástico por semana, lo que equivale a comerse una tarjeta de crédito cada siete días. Eso significa unos 21 gramos al mes, poco más de 250 gramos al año.

Microplásticos en muestra de sangre humana. Ingerimos 5 grs de plástico o una tarjeta de crédito por semana.

Los efectos documentados de la exposición a estas sustancias incluyen deterioro del sistema nervioso, problemas reproductivos y para el desarrollo, cáncer, leucemia e impactos genéticos tales como bajo peso al nacer. En pruebas de laboratorio, se ha demostrado que los microplásticos causan daño a las células humanas, incluyendo reacciones alérgicas e incluso muerte celular.

Naciones Unidas ha señalado claramente cuál es el camino: “O nos divorciamos del plástico o nos olvidamos del Planeta”.

Los avances hasta aquí en la lucha contra la contaminación plástica no han sido fáciles. Mientras unos 60 países apostaron a la creación de un instrumento jurídicamente vinculante (posición que s la que ha avanzado) algunos como Japón pedían limitar el tratado a la contaminación marina, y otros, como la India, abogaban porque fuera un instrumento solo voluntario. 

Desde las organizaciones ecologistas se considera que “este acuerdo crucial constituye una de las acciones medioambientales más ambiciosas desde el Protocolo de Montreal de 1989″. Así lo ha expresado WWF, que logró que más de dos millones de personas suscribieran su petición apoyando la creación del tratado mundial en curso.

Para reforzar el esfuerzo a favor del Tratado, este Día Mundial del Medio Ambiente 2023 que se celebrará el próximo 5 de junio y tendrá como país anfitrión a Costa de Marfil, estará dedicado al tema de la contaminación por plásticos, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Gobierno de ese país.

 

La naturaleza envuelta en plástico: la enfermedad de los supermercados. Pero el consumidor puede no comprar.

Pero hay que recordar que París será solo la segunda de las 5 rondas de negociaciones previstas entre 2023 y 2024. Lo positivo es que crece la convicción en muchos países de que es necesario encarar medidas ambiciosas. 

Lo negativo es que se siguen postergando decisiones drásticas y que la presión de la industria de los combustibles fósiles –claves para la producción de plásticos– sigue predominando sobre los requerimientos planetarios de soluciones a la crisis climática. (Ver Más Azul n° 38, nov 2022, “Los líderes mundiales protegen los combustibles fósiles”; n° 12, sept 2020, “Un tsunami de plásticos se prepara para inundar el Planeta”; y Beth Gardiner The Plastics Pipeline: A Surge of New Production Is on the Way, Universidad de Yale).