Importantes urbes bajo el agua en 20 años y calcinadas por el calor

14 ene 2021

Si algo faltaba para comprender la urgencia de terminar con la extracción de petróleo y gas y gestionar de manera racional el uso de las aguas subterráneas es asomarse a las conclusiones de dos investigaciones recientes sobre el futuro de las grandes ciudades.

SE HUNDEN

La Primera de ellas es una investigación publicada este mes por la prestigiosa revista Science. El estudio titulado “Mapping the global threat of land subsidence” (Mapeo de la amenaza global del hundimiento de la tierra) de los científicos Gerardo Herrera-García, Marta Béjar-Pizarro, John Lambert, Wei-Chia Hung, Pablo Ezquerro, Roberto Tomás, Najeebullah Kakar, Shujun Ye y otros (Science 01, Jan 2021: Vol. 371, Issue 6524, pp.34-36) advierte que actividades como la extracción de gas natural, petróleo y aguas subterráneas, están provocando el hundimiento irremediable en los próximos 20 años, de 12 millones de kilómetros cuadrados, afectando las principales urbes del Planeta, desde Shanghai a Nueva York.

Nueva York inundada tras el paso del huracán Sandy.

“El descenso de la superficie terrestre de la Tierra es un peligro potencialmente destructivo que puede ser causado por una amplia gama de factores desencadenantes naturales o antropogénicos, pero que resulta principalmente de la movilización de sólidos o fluidos bajo tierra”, aseguran los investigadores.

En el estudio, el grupo internacional de científicos identifica 200 ubicaciones en 34 países que durante el siglo XX han registrado un hundimiento debido al agotamiento de las aguas subterráneas y otras extracciones, en un proceso conocido como subsidencia. Y señalan un 22% de las 7.343 principales ciudades del mundo están emplazadas sobre áreas amenazadas por hundimientos, lo que implica a unas 1.600 urbes importantes.

Ello impacta sobre 1.200 millones de personas sobre todo en Asia pero también en Europa y Estados Unidos. Londres, Bangkok o Yakarta estarán bajo el agua en 2040, pero otras grandes ciudades también estarán en riesgo como Venecia, Rotterdam y Nueva York.

El estudio asegura que en poco menos de veinte años, doce millones de kms2 se perderán por inundaciones –resultado de la extracción de petróleo, gas y aguas subterráneas, así como de la actividad minera– y las urbes más comprometidas serán aquellas más densamente pobladas, lo que afectará a casi un 19% de la población mundial con un impacto económico estimado de hasta el 21% del PIB global.

“La subsidencia reduce permanentemente la capacidad de almacenamiento del sistema acuífero, provoca fisuras en la tierra, daña edificios e infraestructura civil y aumenta la susceptibilidad y el riesgo de inundaciones. Durante las próximas décadas, la población mundial y el crecimiento económico continuarán aumentando la demanda de agua subterránea y el consiguiente agotamiento de este recurso, y cuando se vea agravado por las sequías, probablemente aumentará la ocurrencia de hundimientos de tierras y los daños o impactos relacionados”, indica el informe.

El trabajo en el que participaron científicos del Instituto Geológico y Minero de España y de otros centros de investigación del mundo, coordinados por Herrera-García, destacan que ciudades de unos 10 millones de habitantes cada una, como el Distrito Federal (México) o Jakarta (Indonesia), son casos especialmente dramáticos por las débiles y singulares condiciones de los cimientos geológicos sobre las que están construidas, con hundimientos anuales en torno a los 38 cms.(DF) y 25 cms (Yakarta Norte).

Yakarta podría estar bajo el agua para antes de 2040.

Pero muchas ciudades asiáticas con enormes poblaciones como Bangkok-Tailandia (2 cms); Dhaka-Bangladesh (1,5 cm); Shanghái-China (1 cm) tiene hundimientos anuales significativos. Y ciudades europeas como Londres-Reino Unido; Venecia-Italia y Rotterdam-Países Bajos también sufren el mismo fenómeno de subsidencia.

Un caso singular es el de la ciudad de Nueva York-EEUU. Construida próxima a dos grandes ríos que tienen tendencia a inundarse, un estudio publicado en Scientific American señala que desde que los glaciares de América del Norte comenzaron a retroceder hace 20.000 años, la corteza de Nueva York a Carolina del Norte se ha estado hundiendo, adaptándose a la descarga. Se trata de un problema geológico que se agudiza por la extracción de agua subterránea. Las previsiones indican que para fines de este siglo, la ciudad podría estar 10 metros por debajo del nivel actual.

Los investigadores desarrollaron un modelo combinado de análisis espaciales y estadísticos que les permitió identificar con un 94% de eficacia, los factores (inundaciones, agotamiento de aguas subterráneas, actividades humanas) para determinar las zonas potencialmente afectadas por futuros eventos de subsidencia y poder diseñar el primer mapa mundial de peligrosidad por la subsidencia del terreno.

Su objetivo: “Crear conciencia e informar la toma de decisiones (como) un primer paso clave hacia la formulación de políticas efectivas de hundimiento de la tierra que faltan en la mayoría de los países del mundo”.

Y SE CALIENTAN

Pero los problemas de las áreas urbanas durante los próximos años no parecen terminar allí. Un segundo estudio publicado en la primera semana del año en la revista Nature Climate Change, por Lei Zhao, del Departamento de Ingeniería Civil y Medioambiental de la Universidad de Illinois, junto a un grupo de investigadores, anticipa un fuerte calentamiento de las áreas urbanas antes de finales de siglo.

Las ciudades más importantes del Planeta podrían soportar incrementos de temperatura de más de 4°C debido a la continuidad de las altas emisiones,  la persistencia del cambio climático y un descenso relativo de la humedad ambiental en las próximas décadas.

En un contexto global donde más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, el estudio advierte que el diseño de las actuales urbes tiende a absorben más calor e inhibir el enfriamiento debido a sus grandes superficies de cemento y asfalto, lo que se morigera en áreas rurales o suburbanas.

Con el fin de analizar y comprender el clima urbano futuro y los desafíos que plantea, Zhao y sus colegas desarrollaron un modelo estadístico que permite emular 26 modelos de clima global en distintas regiones urbanas y lo aplicaron a contextos de emisiones altas y medias.

De ese modo lograron cuantificar el impacto del cambio climático y estimaron que para antes de finales de siglo, el calentamiento medio por las ciudades del mundo se incrementará en 1,9°C en un escenario de emisiones intermedias y en 4,4°C en uno de altas emisiones.

Los científicos predijeron asimismo un descenso casi universal en la humedad relativa de las ciudades, lo que provocará la evaporación más rápida de la superficie, exigiendo estrategias de adaptación como un significativo aumento de la cubierta vegetal urbana para enfrentar ambos fenómenos.

Para Zhao, “la vegetación o la infraestructura ecológica (como tejados verdes, árboles en las calles, parques y otras zonas verdes) podrían ayudar a reducir la temperatura ambiente urbana mediante la refrigeración por evaporación. Los árboles también proporcionan sombra para el confort térmico de los peatones. Sin embargo, la viabilidad y la eficacia de la refrigeración por evaporación de la infraestructura verde dependen de la ubicación de las ciudades”.

Los autores del estudio creen que estos resultados podrían ayudar a las autoridades a estimar cambios en ciudades específicas durante el siglo XXI. Como reiteradamente hemos señalado en Más Azul (“Bosques urbanos: Repensar el futuro de las ciudades”, oct 2020 y “El futuro de las ciudades I,II y III”, oct, nov. y dic. 2019) nuestras ciudades requerirán grandes transformaciones.

Aunque ocupan menos del 3% de la superficie terrestre mundial, producen el 78% de las emisiones de carbono, utilizan 60% del agua residencial, consumen el 75% de los recursos naturales del Planeta y generan más de la mitad de los residuos globales. La expansión de población urbana está convirtiendo las ciudades en verdaderas “junglas de cemento”.

Según Naciones Unidas en 2050, con 9.700 millones de población mundial, casi dos tercios vivirá en ciudades y consumirá el 91% de los recursos globales. Todo ello hace imperioso repensar las ciudades del futuro desde diversas ópticas: gestión del agua y demás recursos naturales; manejo de residuos; movilidad urbana y recuperación de la naturaleza en su entono para hacer ciudades más sanas.

Porque, como advierte Lei Zhao, “el calentamiento sustancial en las ciudades puede tener muchos impactos en la vida urbana. Por ejemplo, el estrés por calor podría causar un aumento sustancial de la mortalidad y la morbilidad humanas, de la demanda de energía (como el aire acondicionado) y una gran reducción de la productividad en el trabajo”.

Vancouver (Canadá) genera más del 90% de su electricidad a partir de fuentes renovables.

El Programa FAO “Tree Cities of the world”, propone introducir cambios en la planificación urbana para que las ciudades inviertan en soluciones basadas en los bosques, que les permita acercarse a un modelo de desarrollo urbano más sostenible y resiliente.

Simone Borelli, del Departamento Forestal de FAO, destaca las enormes ventajas de los bosques urbanos: “Al ofrecer sombra y enfriar el aire, los árboles y bosques urbanos pueden reducir las temperaturas extremas y mitigar los efectos del cambio climático”. En el mismo sentido, Hivy Ortiz Chour, Oficial Forestal FAO para América Latina y el Caribe recuerda que: “los espacios verdes dentro de una ciudad y la ubicación estratégica de los árboles en áreas urbanas pueden enfriar el aire hasta en 8°C, reduciendo la necesidad de aire acondicionado en un 30%”.

Diversas ciudades en el mundo (Auckland, Barcelona, Beijing, Estrasburgo, Londres, Los Ángeles, Medellín, Melbourne, México DF, Múnich, Nueva York, Oporto, Roma, Santiago, Seúl, Singapur, Tokio, Toronto, Varsovia, Zurich) avanzan en multiplicar el contacto de sus habitantes con la naturaleza.

Dado que los sistemas de refrigeración y calefacción de los edificios suponen un 60% de la energía que consumen las ciudades y que funcionan, en general, en base a combustibles fósiles (84% en la UE) es imperioso además limitar su peligrosa contribución al calentamiento del Planeta.

Naciones Unidas a través de su Iniciativa Global Energía Distrital en Ciudades, un impulso para desbloquear el potencial de la eficiencia energética y la energía renovable, apoya a los gobiernos para sustituir los sistemas contaminantes por fuentes locales renovables. Ya un grupo importante de ciudades en el mundo se han sumado a esa Iniciativa.

A ello se suma que algunas de las grandes ciudades como París, Londres o Milán, buscan imponer una menor utilización de automóviles para reducir las emisiones, aunque presionados por las corporaciones de la industria petrolera y automotriz, establecen plazos poco acordes con las urgencias ambientales.

Pero cada ciudad deberá encontrar sus ‘soluciones’ porque los contextos donde están insertas son diversos. “No existe una solución única para todos –dice Zhao– Una medida que funciona bien para una ciudad no necesariamente funciona para otra. Por ejemplo, aumentar en gran medida el verdor en una ciudad podría no ser factible en ciudades secas donde el recurso hídrico ya es muy escaso. Por lo tanto, la planificación y la comparación a gran escala, así como la adopción de decisiones basadas en la información urbana específica local, son necesarias para determinar qué medidas debe adoptar una ciudad para el futuro”.

Lo indudable es que las ciudades pueden y deben ser diferentes. Es necesario que lo sean. Se requiere incorporar nuevas estrategias y tecnologías que permitan aprovechar las soluciones que aportan la naturaleza y la ciencia. Repensar las ciudades para hacerlas más sanas, seguras y bellas.