Naciones Unidas alerta sobre una creciente desigualdad

15 jun 2022

Según estimaciones de Naciones Unidas, 1.600 millones de habitantes urbanos en todo el mundo viven en asentamientos informales. Slums, villas miseria, favelas, chabolas o como las llamemos, significa que un tercio de los habitantes de las ciudades viven en condiciones inadecuadas o inhumanas.

Un tercio de la población mundial vive en condiciones inadecuadas o inhumanas, pero seguimos tolerándolo…

A fines de abril pasado, tuvo lugar la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que Antonio Guterres, Secretario General, presentó el II° Informe Cuadrienal sobre los avances de la Nueva Agenda Urbana, seis años después de su adopción en la Conferencia Hábitat III (Quito, Ecuador).

En la reunión se revisaron los cuatro objetivos de acción que proponía la Agenda: 1. Poner fin a la pobreza y combatir las desigualdades; 2. Impulsar economías urbanas equitativas y sostenibles; 3. Desvincular la urbanización de la contaminación ambiental, y 4. Promover enfoques de planificación urbana participativos para la prevención de crisis urbanas.

Demasiadas ensoñaciones y expectativas declamatorias para un mundo que reclama acciones concretas porque no tiene más tiempo y que reconoce un horizonte dramático por las consecuencias de la crisis climática. Esas mismas ensoñaciones habían estado presentes en 2012, en la Conferencia Internacional de Rabat (Convertir a los slums en historia: un reto mundial para 2020) y en 2016, en la Declaración de Pretoria sobre asentamientos informales. Resultados: nada…

Como no podía suceder de otro modo, la evaluación de la Reunión de Alto Nivel fue desalentadora, tal como quedó reflejado en el discurso inaugural de Abdulla Shahid, Presidente de la Asamblea General de la ONU: “Si bien la urbanización sostenible está relacionada con el logro de todos los objetivos de desarrollo sostenible, solo unos pocos países pueden afirmar verdaderamente que cuentan con la gobernanza y las políticas necesarias, incluso sobre planificación urbana inclusiva, desarrollo de capacidades, acceso a la tecnología y financiación necesarios para garantizar una urbanización sostenible”.

El momento es crítico para el desarrollo urbano. Las ciudades alojan al 59% de la población mundial. En ellas se genera la mayor parte del consumo de recursos y de las emisiones de carbono del Planeta, fenómenos íntimamente relacionados con los efectos del cambio climático. En 2025, solo 440 ciudades tendrán una población de 600 millones (7% de la población mundial) y representarán la mitad del producto interior bruto del Planeta. El acelerado crecimiento de la población urbana es uno de los problemas más urgentes del siglo XXI.

Las ciudades enfrentan importantes desafíos para  garantizar un futuro habitable para sus residentes. Los costos derivados de las consecuencias del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos que acarrean, empiezan a ser insostenibles. Además la pandemia no solo expuso las durísimas desigualdades sistémicas en buena parte de las ciudades de todo el mundo, sino que ha generado nuevas vulnerabilidades y arrojado a cientos de millones a la pobreza.

Más de 84 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en 2021.

Por primera vez desde 1997, el número de personas en condición de pobreza extrema aumentó en 2020. Además, según datos del ACNUR sobre refugiados, más de 84 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en 2021, superando los registros 2019 y 2020, que habían sido records históricos en cuanto al número de desplazados forzosos en el mundo. Y ello, pese a las restricciones de viajes por la pandemia,

Los conflictos armados fueron una de las principales causas de esas migraciones. La violencia provocó grandes desplazamientos dentro de las propias fronteras o hacia Estados vecinos, como ocurrió sobre todo en África (República Centroafricana, región sudanesa de Darfur, República Democrática del Congo, Burkina Faso, región etíope de Tigray) y otras regiones. La migración global sigue creciendo y afectando de manera singular a las ciudades. Actualmente, hay más de 280 millones de migrantes en todo el mundo (100 millones más que en el 2000).

La estupidez de los líderes mundiales agregó, con su necedad e incapacidad política, otros casi 10 millones de desplazados con el conflicto ruso-ucraniano.

Desigualdad urbana

Las ciudades son responsables de la mayor parte del consumo mundial de recursos y del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero derivadas de la energía. Pero no lo hacen de la misma manera. Existe una aplastante disparidad según regiones y niveles de ingresos: el 1% más rico del mundo genera el doble de emisiones de dióxido de carbono que el 50% más pobre, que es el más vulnerable a los efectos del cambio climático.

El proceso de urbanización es mucho más fuerte en los países en desarrollo. Por ejemplo, una proyección indica que en 2030, la población urbana de África (748 millones) habrá superado a la de toda Europa (685 millones) y Asia contará con más de la mitad de la población urbana mundial.

África y Asia son las dos regiones del mundo que se urbanizan más rápidamente. África con sus 1.400 millones de habitantes se espera que casi duplique su población para 2050: 2.500 millones de personas, una cuarta parte de la población mundial. Si bien su población urbana alcanza al 42%, es la región del mundo con la mayor tasa de crecimiento urbano (4,5% anual).

Asia supera los 4.700 millones de habitantes (59,4% del total). Solo dos países (China-1.410 millones e India-1.393 millones) representan el 35% de la población del Planeta. Si se suman Indonesia, Pakistán, Bangladesh, Japón, Filipinas y Vietnam, agregan otros 1.000 millones de habitantes. La rápida urbanización asiática ha llevado sus tasas cercanas al 30% promedio en 1990 a superar el 50% en la actualidad.

En varios países de ambos continentes –especialmente en el África subsahariana–  falta de planificación urbana y un uso ineficiente de la tierra, herencia urbanística del colonialismo europeo, ha provocado ciudades fragmentadas, extensas y con grandes áreas marginales.

Dos problemas se hacen evidentes para el futuro de las ciudades, tanto en Asia y África como también en América latina y el Caribe: el agudo déficit de viviendas y un incremento de la población de más de 65 años. Se estima que para 2050, una de cada seis personas en el mundo, tendrá más de 65 años (16% de la población contra 9% de cinco años atrás).

Las precarias condiciones de vida de los slums ahoga el futuro de sus habitantes - Unsplash.

Al crecimiento urbano desigual y desordenado se agrega el déficit de vivienda. Según Naciones Unidas, unos 300 millones carecen de vivienda y 1.600 millones (20% de la población mundial) residen en casas inhabitables o indignas, en condiciones de hacinamiento, promiscuidad y en general sin servicios como agua y cloacas.

El Reporte Mundial de las Ciudades de ONU-Habitat recuerda que años atrás la vivienda fue un motor de avance económico y social: “Hoy se ha convertido en un factor de especulación, fundamentalmente motivado por sectores inmobiliarios privados que han trabajado solo bajo la lógica del rendimiento económico. En tal sentido se ha desregulado el mercado y se ha debilitado el rol del Estado”.

Diagnóstico en el que coincide el embajador africano Collen V. Kelapile, Presidente del Consejo Económico y Social de la ONU: “La vivienda se ha convertido en un bien comercial y los mercados de tierras urbanas son capturados por la élite política. Por lo tanto, se insta a los Estados miembros a posicionar la vivienda por encima de todo como un derecho humano” y plantea que la necesidad de financiarla es un reto imperativo para abordar las desigualdades urbanas.

ONU-Habitat señala que el 97% de las viviendas en los países desarrollados o en vías de desarrollo, no fueron accesibles financieramente para quienes debían estar destinadas y por tanto la vivienda dejo de ser un factor de cambio sostenible que promueve la igualdad.

Se ha convertido en un factor de desigualdad social y económica y explica porqué un tercio de la población urbana mundial viva en asentamientos marginales, cifra que crece aceleradamente.

La expansión de esos cinturones de pobreza es tal que en algunos casos albergan a cientos de miles de personas como sucede con Dharavi, en los suburbios de Mumbai (India) o Kibera, en los suburbios de Nairobi (Kenia), con una población entre 600.000 y un millón de habitantes cada una.

Esas zonas periféricas extremadamente pobres representan el 38% del crecimiento urbano mundial, en un contexto global donde la población de las ciudades se incrementa cada día en 200.000 personas en todo el mundo, lo que permitirá que dos tercios de la humanidad viva en ellas en 2050.

El crecimiento urbano anual en las ciudades de los países emergentes o en vías de desarrollo es tal que las de África subsahariana sextuplican el ritmo de los países desarrollados (4,58 contra 0,75) mientras las del sureste asiático lo quintuplican (3,82) y las del Asia occidental lo cuadruplican.

Para afrontar de forma adecuada semejante velocidad de carga demográfica, las ciudades deberán enfrentar enormes desafíos de vivienda, infraestructura básica y gobernanza.

Abordar la desigualdad urbana y la situación de los barrios marginales requiere planes de largo plazo, amplios programas de financiamiento para infraestructuras básicas y vivienda, reformas consistentes en materia de propiedad de la tierra y planes estratégicos de desarrollo productivo local.