La primacía del carbón en las negociaciones climáticas se debe en parte al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que ha ideado vías para detener el calentamiento en 1,5°C. Estas evaluaciones científicas dan prioridad a la eliminación rápida de la quema de carbón no solo por la intensidad de carbono del combustible y la necesidad de evitar la acumulación de CO₂ en la atmósfera, sino también porque hay disponibles alternativas rentables en forma de parques solares y eólicos.
Los investigadores también enfatizan la importancia de descarbonizar el sector eléctrico al principio de la transición verde para permitir que otros sectores, como el transporte y la industria, funcionen con electricidad limpia de la red.
Esto pone la responsabilidad sobre ciertas naciones de reducir las emisiones más rápido que otras. La mayor parte del uso mundial de carbón se puede encontrar en países emergentes y en desarrollo, como China e India. Aquí, grandes flotas de centrales eléctricas y fábricas dependen del carbón, que es barato y abundante en comparación con otros combustibles fósiles. Al enmarcar la solución al cambio climático como una en la que primero se elimine el carbón, son estos países los que deben comprometerse a descarbonizarse rápidamente en la próxima década.
En nuestro nuevo artículo, destacamos dos problemas con la mayoría de las vías publicadas para evitar un cambio climático catastrófico. Primero, es poco probable que los países dependientes del carbón puedan deshacerse del combustible tan rápido como se establece en estas vías.
Y segundo, dado que este es el caso, otros combustibles fósiles, a saber, el petróleo y el gas, deben eliminarse más rápidamente para compensar la salida más lenta del carbón. Esto trasladaría la responsabilidad de mitigar el cambio climático a los países desarrollados.
El límite de velocidad para la eliminación gradual del carbón
Comparamos cuánto se espera que caiga el uso de carbón en las rutas modeladas a 1,5°C con las transiciones de energía más rápidas que han tenido lugar en los últimos 50 años, con todos los combustibles y en todos los países.
Estas transiciones se muestran en la figura a continuación y reflejan una variedad de impulsores, como las respuestas políticas a la crisis del precio del petróleo de la década de 1970 y eventos políticos como guerras, sanciones y el colapso de la URSS. La línea roja etiquetada como “récord mundial” indica el ritmo más rápido que podría ser factible con la voluntad política para promulgar políticas ambiciosas.