21 Jul 2020

Estamos inmersos en un modelo económico que ya no funciona. Construimos una economía lineal que explota irracionalmente los recursos naturales de la Tierra, para fabricar una gigantesca masa de productos, buena parte de los cuales desecha.

Cada vez se hace más evidente que los recursos son limitados, que consumimos más de lo que la Tierra puede proveernos y que éste es el único Planeta que tenemos para todos. La crisis climática y la pérdida de la biodiversidad están señalando de manera atroz que nos acercamos peligrosamente a los límites.

Tenemos un sistema de producción y consumo absolutamente insostenibles. La pregunta es si, tras la recuperación de la crisis del COVID-19, “vamos a seguir haciendo las mismas cosas de la misma manera”.

Algunos datos pueden ser alentadores. Como revela la especialista en vida sostenible Sari Laine, en una encuesta realizada en el Reino Unido, el 85% de los encuestados manifiesta que no desea volver a la “vieja normalidad”. En cambio, esperan continuar desarrollando su vida cotidiana con los cambios provocados por el distanciamiento social. Solo el 9% de los encuestados, espera que todo vuelva a ser como antes del brote de coronavirus.

Pero persisten, sobre todo en muchos estamentos empresariales, quienes –acostumbrados a lucrar o consumir en esa economía lineal– esperan volver a más de lo mismo, sin advertir que la propia pandemia es una advertencia más de la naturaleza para señalar que necesitamos cambios profundos. Su destrucción está amenazando nuestra propia supervivencia.

¿Seguiremos haciendo las cosas de la misma forma?

Así lo planteó el pasado mes de abril, la danesa Inger Andersen, Directora ejecutiva de PNUMA: “La naturaleza nos está diciendo que la salud y el planeta están interconectados; nada volverá a ser igual, pero puede ser mejor si todos, personas y comunidades, hacen elecciones sabias, conscientes de qué huella deseamos dejar en el planeta”.

La OMS insiste en advertir que el deterioro del medio ambiente es responsable de una cuarta parte de las muertes en el mundo. Las enfermedades infecciosas son un problema ambiental. La mayor parte de los patógenos que infectan personas son zoonóticos, es decir, pasan animales a seres humanos. El 61% de los 1415 patógenos humanos conocidos en el mundo, tienen ese origen por haber alterado sus hábitats.

“Cualquier impacto ambiental positivo después de esta aborrecible pandemia –señaló Inger Anderson– debe comenzar por el cambio en nuestros hábitos de producción y consumo”. Es algo que comparte Jyrki Katainen, presidente de Sitra (Finlandia): “Ninguna fuerza puede hacernos volver al punto de partida”.

MIRAR AL FUTURO

Allí quedan expresadas dos ideas fuerza: necesidad de cambio profundo e imposibilidad de retorno al viejo modelo, fundadas en la verificación de que nuestro planeta azul es el único que tenemos y ha superado largamente su huella ecológica.

Ambas ideas funcionan como un verdadero mantra en Finlandia, país que ha adoptado la economía circular como política de Estado. Su objetivo es simple: detener el consumo excesivo para que la prosperidad continúe en el futuro. Para ello se requiere separar la prosperidad de la sobreexplotación de los recursos naturales.

Finlandia es pionera en esa aventura y vale la pena mirar cómo lo están haciendo.

La proa de esa navegación es el Fondo de innovación Sitra, destinado no solo a apoyar los proyectos más innovadores, sostenibles y eficientes de economía circular en Finlandia sino a pensar y “dar forma al futuro”. Desde Sitra aspiran a un futuro justo y sostenible que implique el desarrollo de la próxima era del bienestar.

Se trata de una creación estatal. Hace más de 50 años, el Parlamento de Finlandia creó esta Fundaciónque supervisa– para impulsar un nuevo modelo de sociedad sostenible. Es pública pero independiente. Funciona como una especie de Oficina del Futuro y trabaja sobre tres ejes prioritarios: ‘Economía circular neutra en carbono’; ‘Capacidad de renovación’ y ‘Nueva vida laboral y economía sostenible’.

Jyrki Katainen, su presidente, es un ex Primer Ministro de Finlandia y Ministro de Finanzas, que ha sido Vicepresidente de empleo, crecimiento, inversión y competitividad de la Comisión Europea y durante sus 15 años como miembro del Parlamento finlandés, fue presidente del Comité para el Futuro.

El objetivo central de SITRA es el apoyo de proyectos que aumenten la eficiencia de la economía, mejoren el nivel de educación o investigación, o estudien escenarios de desarrollo futuros.

Si bien Sitra podría ser comparado con otro organismo estatal, el Business Finland, sus roles son diferentes. Mientras la primera invierte en empresas rentables y nuevas empresas de innovación, y no responde ante el gobierno en el poder ni depende del presupuesto estatal sino de sus propias  operaciones y ganancias, el segundo es parte del gobierno a través de un ministerio y financia la investigación en empresas o universidades sin un objetivo directo de lucro.

Jyrki Katainen quiere que las ideas de Sitra lleguen a una audiencia internacional más amplia, ya que muchos de los fenómenos que estudia no son nacionales sino globales. Tiene un interés especial en transformar la economía de mercado para que cumpla con los principios de economía circular y sostenibilidad. Y busca asimismo que, desde allí, se estimule el debate sobre las fuerzas que darán forma a nuestro futuro.

Apostar al futuro.

Para Katainen, el mundo necesita una ‘recuperación sostenible’ tras la pandemia de Covid-19. Bajo su dirección, SITRA ha unido fuerzas con Canadá y los Países Bajos para albergar en el Foro Mundial de Economía Circular, tres eventos de alto nivel que impulsen la circularidad en las economías del futuro, la lucha contra el cambio climático y la crisis de la naturaleza.

El de Finlandia mostrará cómo la economía circular puede mejorar la resiliencia a nivel empresarial y social (online, 29-30/sept.2020); el de Países Bajos abordará los vínculos entre la economía circular y el clima (online, 15/abril 2021) y el de Canadá se llevará a cabo en Toronto e identificará las acciones clave y los cambios sistémicos necesarios para crear las condiciones para una economía circular global próspera (13-15/ sept.2021).

“Necesitamos –insisten en SITRA– que todos se involucren en la transición y acelerar la comunidad global para asegurarnos de que se convierte en la nueva normalidad, liderando el camino sobre cómo hacer un cambio social completo”.

CUESTION DE ESTADO

Para Finlandia recorrer el camino hacia una economía circular y sostenible es una cuestión de Estado. Se ha planteado, por ejemplo, el abandono total del carbón para generar energía en 2029 e incluso, otorgar  subvenciones de 90 millones de euros para que las empresas abandonen su uso en 2025. Y cumplir los objetivos de la Directiva europea sobre residuos, lo que supone el reciclaje del 50% de los envases de plástico para 2025 y del 55% para 2030.

Finlandia aspira a desarrollar el mercado de economía circular más ambicioso del mundo, que fomentará las inversiones y la creación de nuevas soluciones. Para OCDE, el país está por encima del promedio internacional en factores como ingreso y remuneraciones, trabajo, salud, responsabilidad cívica, calidad del medio ambiente y seguridad personal.

Gobierno y ciudadanía son conscientes de que no solo es el único camino posible sino que la circularidad tendrá un impacto importante sobre la economía finlandesa, que podría aumentar su PIB en un 1,5% para 2030 y generar 75.000 empleos adicionales.

Ya en septiembre de 2016, el país anunció la primera hoja de ruta mundial para la economía circular, iniciativa a la que se sumaron más tarde otros nueve países de la UE, con planes de acción similares. En 2017, SITRA organizó el primer Foro de Economía Circular que reunió a expertos de más de 90 países y unos 1600 representantes del sector privado, con el objetivo de contribuir a la transformación de la economía mundial.

El concepto de la economía circular se enseña en Finlandia desde la escuela inicial hasta la Universidad, lo que ha dado como resultado toda una generación de jóvenes finlandeses “nativos circulares”, que conocen bien el modelo.

Desde las instituciones estatales, Finlandia apuesta firmemente por un uso y reciclaje eficiente de los recursos, para que nada se desperdicie. SITRA desarrolla además una especie de catálogo de empresas e iniciativas de economía circular que sirven en cualquier parte del mundo, como ejemplo y propuesta de nuevas ideas para hacer negocios,.

Allí se muestran empresas e innovaciones finlandesas que contribuyen a reciclar, sustituir, reducir, readaptar y volver a utilizar el plástico y otros materiales de manera sostenible y evitar los desperdicios.

Por ejemplo, Wefood, una tienda que aprovecha los alimentos que los supermercados rechazan por desprecian imperfecciones menores o pequeños defectos de envasado o etiquetado, pero en buenas condiciones para su consumo. En Finlandia nada se desecha sin más y el aprovechamiento de los recursos es una cultura arraigada. Los propios supermercados donan esa comida que luego vende Wefood con hasta un 70% de descuento. Los beneficios finales son donados a la Ong Finn Church Aid.

Otro ejemplo es el de Paptic, que se presenta como “la mejor alternativa a los envases plásticos”. Su objetivo: reemplazar el plástico de los envases por un material de base biológica de última generación, reciclable y renovable, hecho con fibra de madera procedente de bosques gestionados de manera sostenible y producido por la start-up finlandesa del mismo nombre.

Los productos fabricados por Paptic son sólidos, fáciles de plegar y resistentes. Se pueden fabricar utilizando líneas de conversión de papel existentes, lo que implica un notable ahorro en los costes de nuevas infraestructuras y maquinaria. Están elaborados para ser utilizados hasta más de 10 veces. El material puede utilizarse para producir bolsas de transporte, sobres y otras aplicaciones de un solo uso y su calidad de impresión es similar a la del papel normal. Son productos con la versatilidad de los textiles y la durabilidad  de los no tejidos.

Pero entre los innumerables ejemplos que presenta la economía circular en Finlandia, quizás uno de los más llamativos sea el sistema de clasificación robótica de residuos Zenrobotics. Aprovechando el potencial de la inteligencia artificial en la mejora de la calidad de la clasificación de residuos, los robots de Zenrobotics pueden clasificar los residuos tan bien o mejor que los humanos, de forma más rápida y segura, lo que aumenta la eficiencia en el reciclaje, al tiempo que mejora la pureza de los materiales reciclados.

El sistema de clasificación robótica de residuos Zenrobotics.

Basándose en avances científicos del equipo de investigación neurorobótica de la Universidad Aalto (Espoo, Finlandia), la compañía de robots ha revolucionado los procesos de reciclaje hasta entonces basados en una mano de obra ineficiente.

Diseñados para disminuir costes, reducir mano de obra, incrementar la eficiencia del reciclaje y mejorar la calidad de los materiales reciclados, los robots finlandeses responden al ‘reciclaje de última generación’ y han sido incorporados a numerosas compañías de gestión de residuos de todo el mundo (Australia, España, Francia, China, Singapur, Japón, Suiza, EEUU, etc).

Pero Finlandia no se da por satisfecha. Por el contrario considera que no basta con mostrar las calles impecables en Helsinki sin un rastro de basura; ni que los desperdicios arrojados por sus ciudadanos sean mínimos o que éstos devuelvan regularmente sus envases para reciclaje. Se pretende avanzar hacia un cambio social profundo que ponga en jaque al desperdicio de recursos y consolide una economía circular, que sea sinónimo de futuro.