Se puede reducir la contaminación plástica marina a través de una tecnología innovadora

01 feb 2021

La contaminación plástica está amenazando los ecosistemas, las economías y la salud humana. Y los océanos están recibiendo la peor parte. Para enfrentar esa tragedia ambiental, la organización The SeaCleaners ha diseñado un velero gigante que tendrá como objetivo recolectar desechos plásticos en el mar y convertirlos en electricidad, directamente a bordo, devolviendo a tierra para su reciclado a una parte mínima que por su condición no puedan reciclarse en el barco.

En la última semana de enero pasado, el navegante franco-suizo Yvan Bourgnon presentó el innovador Manta, un barco con el que contribuir a eliminar la contaminación plástica en los océanos. The Sea Cleaners espera que la construcción comience en 2022 y esté operativo en 2024.

El Manta recolecta, procesa y reutiliza hasta 3 toneladas de residuos por hora que transforma en el propio barco.

El Manta es un proyecto original y audaz. Se trata de un velero gigante (56 metros de eslora por 26 de manga) del tipo catamarán con 1.900 toneladas de peso. Permitirá recoger de 1 a 3 toneladas de residuos por hora. Los desechos plásticos se convertirán de forma directa  en electricidad en el mismo barco mediante un proceso de pirólisis.

La energía liberada por este proceso se suministrará al barco, sumada a la que generen los cerca de 500 m² de paneles solares, dos aerogeneradores y dos hidrogeneradores, instalados para no requerir de combustibles fósiles. Todo ello para contar con la suficiente energía para procesar los residuos. Como indica Frédéric Silvert, director técnico de The SeaCleaners, los 1.500 m² de velas “seguirán siendo el principal modo de propulsión del Manta”.

TRIPLE ACCION

El barco ideado por Yvan Bourgnon es una verdadera central de procesamiento flotante  –el primero en su tipo– diseñada parauna triple acción: recolectar, tratar y reutilizar grandes volúmenes de desechos plásticos que hoy ‘ahogan’ los mares del mundo.

Una vez en el mar, el Manta estará operativo 300 días al año, desarrollando misiones de tres semanas. La idea de Bourgnon es no operar tanto en los giros oceánicos donde convergen corrientes marinas y donde se acumula buena parte de la basura plástica, sino actuar en la fuente de contaminación de los océanos: las costas.

Para el creador del Mantaen los grandes ríos, sus estuarios, cerca de las costas, en las afueras de las grandes ciudades costeras… concentran una gran cantidad de desechos que, a menudo, se han trasladado recientemente al agua. Todavía no han tenido tiempo de fragmentarse y, por lo tanto, son más fáciles de recolectar”.

El Manta procesará 5.000 a 10.000 ton. de residuos, antes de hundirse o descomponerse en micro plásticos.

El futuro barco espera poder procesar “entre 5.000 a 10.000 toneladas de residuos plásticos al año”, principalmente en Asia, África y América del Norte. La interesante iniciativa está dirigida –explican en SeaCleaners– a recolectar los “residuos plásticos flotantes en zonas de alta concentración antes de que se hundan o se descompongan en microplásticos, y desarrollamos soluciones innovadoras de recogida y reutilización de residuos plásticos en el mar, con el menor impacto medioambiental. Esta es la misión del nuestro centro técnico (que cuenta), con el apoyo de un grupo de socios industriales y académicos”.

El Manta realizará tres funciones al mismo tiempo: será centro de recogida de residuos, centro de clasificación y planta de reciclaje y lo hará mientras flota ‘devorando residuos’ con su boca abierta, como si se tratara de una manta raya gigante, de la que toma su nombre.

Las características del proyecto se han ido modificando a lo largo de su desarrollo iniciado en 2015. El catamarán tenía al comienzo 60 mts. por 49 de eslora y manga, pero se decidió reducirlo unos metros para  hacerlo más flexible y manejable. Bourgnon cuenta que también se decidió omitir unas grandes gradas destinadas a recoger los desechos en la parte trasera del barco y en cambio, subirlos mediante una cinta transportadora hasta los cascos del Manta.

Frédéric Silvert, explica que el barco avanzará con una gran boca en la proa con “dos cintas transportadoras, debajo del barco, hasta un metro bajo el agua, que capturarán los desechos”. El Manta recogerá desechos mayores a 1 cm. y los transportará hasta el pontón.

En la parte trasera contará con tres redes, dos de las cuales se encuentran en los laterales del barco, unidas a estabilizadores, que permiten que la recogida tenga un frente de 46 metros. Son redes de superficie que recogen los residuos de superficie (hasta un metro de profundidad), permitiendo que los peces escapen por debajo.

Según Yvan Bourgnon, su velero no operará en solitario. Dos pequeñas embarcaciones acopladas en la parte trasera de la nave, denominadas Mobuila, completarán el sistema de recolección realizando el control de la contaminación, sobre todo en áreas estrechas, poco profundas e inaccesibles para el enorme Manta.

El barco llevará 22 tripulantes y tendrá otros 12 lugares reservados para investigadores a bordo que contarán con instalaciones de trabajo, ya que desde The SeaCleaners prevén albergar misiones científicas así como organizar conferencias educativas y de concientización para el público en general, cuando la nave esté en distintos puertos.

EL SUEÑO DE UN SOÑADOR

Quién es Yvan Bourgnon? Es un navegante franco-suizo de 50 años, padre de cinco hijos y enamorado del mar, como toda su familia. A los ocho años se embarcó con sus padres en una travesía alrededor del mundo que duró casi cuatro años. A su regreso, la familia se instaló en Saint-Brevin-les-Pins (Loire-Atlantique), al borde del mar.

Como regatista se dio a conocer en 1995 al ganar un triplete sin precedentes: la Mini-Fastnet-Transgascogne-Mini Transat y dos años después, ganó la Transat Jacques-Vabre junto a su hermano mayor Laurent, que fue ganador de grandes carreras transoceánicas, incluidas dos Routes du Rhum, la Twostar, la Transat Jacques-Vabre, la Quebec-Saint-Malo, entre muchas otras regatas.

Yvan Bourgnon, enamorado del mar, busca terminar con los residuos plásticos que lo infestan.

Yvan se embarcó entre octubre 2013 a junio 2015, en su ‘1ª vuelta al mundo a la antigua”, en un catamarán deportivo no habitable de solo 6,30 mts. La aventura incluía navegar sin información meteorológica ni GPS, con solo un sextante, teléfono satelital y mapas tradicionales de papel. Lo acompaña un amigo, que un mes después abandona ante las duras condiciones del viaje.

El franco-suizo sigue solo a lo largo de 7 meses que incluyen todo tipo de accidentes y el naufragio y destrucción del catamarán en Sri Lanka. Su tenacidad quedó demostrada con dos hechos: 1. construyó un nuevo barco que montó en ese país para reanudar su travesía y 2. Decidió atravesar la zona de operaciones de los piratas somalíes navegando en “silencio”, sin ninguna comunicación, para evitar ser detectado.

Su vuelta al mundo dio lugar a una saga “Le Monde d’Yvan” de cuatro películas de 52 minutos (Face aux elements, Retour aux sources, Tous les danger y Mare Nostrum) y un quinto documental “In Balance on the Ocean”, dirigida por Sebastien Devrient y estrenada en 2017.

Su amor por el mar lo ha llevado a esta nueva aventura del Manta. La idea original –recuerda Bourgnon– era recolectar desechos plásticos en el mar para traerlos a tierra y procesarlos…Entonces estábamos tratando de tener la mayor capacidad de almacenamiento posible en el barco, alrededor de 250 toneladas, para permanecer en el mar el mayor tiempo posible. Pero cuanto más avanzamos en nuestro conocimiento de estos desechos plásticos marinos, más nos dimos cuenta de que son difíciles de eliminar o reciclar, porque se dañan por las corrientes o por la salinidad. Además, en los países en desarrollo, en los que Manta planea trabajar, los canales de reciclaje no siempre existen o están en pañales”.

 Por ese motivo, decidieron diseñar un proyecto que permitiera recoger de una a tres toneladas de residuos por hora, llevarlas a la unidad de clasificación, donde dos operadores hagan una primera separación, sobre todo para devolver al mar cualquier animal atrapado en las redes. La materia orgánica (trozos de madera, algas) también será devuelta al mar, mientras que los residuos de metal, vidrio o aluminio se separarán para almacenarlos y llevarlos a tierra para su reciclaje en los canales locales.

Según Bourgnon, “el 95% de los residuos plásticos recogidos pasará inmediatamente a la unidad de recuperación de energía, la pieza central del barco, donde los desechos se convertirán en electricidad mediante un sistema de pirolísis. Los plásticos se fundirán a alta temperatura y el gas generado… alimentará un turboalternador para producir electricidad”.

Solo una pequeña porción de basura plástica poco degradada será retornada a tierra para su reciclado.

Como en su “vuelta al mundo a la antigua” Yvan enfrenta nuevos desafíos con el “Manta”. Su construcción cuesta 30 millones de euros y hasta ahora solo ha recaudado diez millones. Depende del patrocinio para recaudar el faltante que hasta ahora cuenta con la colaboración de empresas francesas como Air Liquide y Technip.

El innovador navegante confía en la participación financiera tanto de los Estados como de las comunidades y organismos locales, interesados en limpiar sus aguas, para preservar la biodiversidad marina y salvaguardar actividades como la pesca y el turismo, comprometidas por los desperdicios que inundan los mares.

La noticia de que Moller-Maersk, amplió hace pocos días su relación con la iniciativa The Ocean Cleanup impulsada por el joven holandés, Boyan Slat, desde 2016 para limpiar de plásticos el océano, es una buena noticia para el Manta.

La misión del Ocean Cleanup es desarrollar precisamente tecnologías avanzadas para librar a los océanos de plástico del mundo, y para lograrlo buscan detener su entrada a través de los ríos y limpiar lo que ya se ha acumulado en el océano. El objetivo final es lograr una reducción del 90% del plástico oceánico flotante para 2040.

Mette Refshauge, vicepresidente de comunicaciones corporativas y sostenibilidad deMaersk, ha señalado al anunciar la prolongación del apoyo por otros tres años, que “como operador marítimo responsable, estamos comprometidos a garantizar que los océanos puedan seguir siendo un entorno saludable para las generaciones venideras. Por lo tanto, estamos muy contentos de no sólo prolongar sino ampliar el acuerdo de asociación iniciado en 2018 con The Ocean Cleanup”.

Lo que muestra un contexto favorable de los inversores en proyectos para limpiar los océanos, como el que plantea Yvan Bourgnon con su audaz velero, que significan soluciones tecnológicas innovadoras para la gestión y reutilización de residuos, y de tecnologías de transporte limpio para una era de transporte marítimo “verde e inteligente”, que permite además acelerar la expansión de la economía circular hacia nuevas áreas de operación.