Europa, Asia, África y EEUU soportan records de temperatura

15 ago 2022

La imagen a continuación muestra las temperaturas del aire en la superficie de la mayor parte del hemisferio oriental a mediados de julio pasado. Es el resultado de múltiples observaciones científicas combinadas con el modelo global del Sistema de Observación de la Tierra Goddard (GEOS) de l NASA, que modela el estado atmosférico de la Tierra al combinar pronósticos a corto plazo con observaciones provenientes de numerosos sistemas que permiten obtener más de cinco millones de observaciones diarias y nos ayudan a ver la Tierra con mayor claridad y comprender mejor nuestra atmósfera y sus cambios.

En buena parte del hemisferio norte del Planeta, las temperaturas superaron en los últimos dos meses los 40°C, rompiendo en algunos lugares, récords históricos. Las olas de calor e incendios se multiplicaron en Europa, norte de África, Medio Oriente Medio, Asia y noreste y sur de EEUU.

Steven Pawson, jefe de la Oficina de Modelado y Asimilación Global en el Centro de Vuelo Espacial Goddard-NASA tiene claras las causas: “Si bien hay un patrón evidente de una ‘onda atmosférica’ con valores alternos cálidos (más rojos) y fríos (más azules) en diferentes lugares, esta gran área de calor extremo, que bate récords, es otro indicador claro de que las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a la actividad humana están causando extremos climáticos que afectan nuestras condiciones de vida”.

Pero Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de Naciones Unidas, advierte que no deberíamos tomar esas alteraciones climáticas como eventos anómalos: este tipo de olas de calor son la nueva normalidad”. Es más: continuarán aún si lográramos mitigar el cambio climático

Es que, asegura Taalas “Hemos dopado a la atmósfera inyectando más gases de efecto invernadero, sobre todo dióxido de carbono, por lo que el calentamiento y otras tendencias continuarán, independientemente de los esfuerzos por tomar el camino contrario”.

“En el futuro, este tipo de olas de calor serán normales y veremos extremos aún más fuertes”, advierte el prestigioso meteorólogo finlandés y secretario general de la OMM: “Hemos lanzado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que la tendencia negativa continuará en las próximas décadas. De momento no hemos sido capaces siquiera de reducir nuestras emisiones mundiales”.

“Ya hemos perdido la partida en lo que respecta al deshielo de los glaciares –afirma Taalas– Esperamos que el deshielo de los glaciares continúe durante los próximos cientos de años o incluso miles de años…El aumento del nivel del mar continuará durante el mismo período”.

Taalas recordó que en 2003 una ola de calor dejó casi 75.000 muertos en Europa (y otras 55.000 muertes en Rusia Occidental en 2010). y destacó que, aunque ahora hay mejores medios de adaptación, la OMM espera un aumento en las muertes sobre todo, en personas mayores. Lo que coincide con el diagnóstico de la OMS que alertó sobre las consecuencias que las olas de calor suponen para la salud humana, ya que cuando la temperatura llega a 41/42°, el cuerpo tiene luchar por mantener estable la temperatura interna, lo que genera trastornos de fatiga, hipertensión, hipertermia e incluso altera la salud mental.

“Tal calor extremo tiene impactos directos en la salud humana, así como otras consecuencias, incluidos estos incendios que están ocurriendo ahora en Europa y África, y que han estado descontrolados durante los últimos años en América del Norte”, recuerda Pawson.

El calor se extiende como un gigantesco incendio

En el actual verano boreal, las altas temperaturas están batiendo récords, acompañado de incendios forestales y sequías, que someten a los europeos al peor verano en muchos años. La sequía en Europa occidental es gravísima y facilitó la proliferación de incendios en Portugal, España y Francia. En Portugal, las temperaturas alcanzaron los 45 C; en el Reino Unido 40,3°C (Londres); en Francia, 43°C (Toulouse); en España, 44,7°C (Cáceres) y 44,1°C (Ourense).

El español Fernando Valladares, ecólogo del CSIC no dudó en anticipar que “este verano tan caluroso será de los más frescos de los que nos quedan de vida… así de tremenda es la situación. Venimos tiempo avisando de la necesidad de reducir gases de efecto invernadero y lejos de que esto pase, las hemos seguido aumentando. Estos records de eventos extremos se sucederán cada vez a más velocidad”.

En países del norte europeo, tradicionalmente fríos, también las temperaturas marcaron récords. En Dublín (Irlanda) con 33°C se alcanzó la temperatura más alta en 135 años. Gales y Escocia también batieron récords nacionales de temperaturas máximas. En Alemania se registraron máximas de 40° y en regiones de la península escandinava, se registraron récords locales con temperaturas entre 12 y 18 ºC por encima de lo que es normal en esta época del año. Finlandia vivió el junio más caluroso desde que hay registros (1844) y en Tromso (Noruega) ciudad a 400 kilómetros al norte del círculo polar ártico, también superó los 30°C.

Un glaciar de montaña (Kargil, India), se reduce por el aumento de temperaturas y reducción de nevadas. UNICEF.

En Italia, el calor récord de más de 40° contribuyó al colapso de una parte del glaciar de la Marmolada (montes Dolomitas) a principios de julio y la avalancha de nieve, hielo y roca mató a 11excursionistas.

Tampoco los incendios han dado tregua. Según Copernicus, el servicio de vigilancia especializado europeo, en lo que va del año hasta el 15 de julio pasado, 199.651 has. han sido devoradas por las llamas en España; 149.324 en Rumanía; 48.106 en Portugal; 39.904 en Francia y 27.571 en Italia.

Pero los incendios forestales han azotado este verano a toda Europa, afectando a una superficie mayor que la registrada en todo el año 2021, según Copernicus. En los 27 países de la Unión Europea se perdieron un total de 517.881 hectáreas desde principio de año hasta mediados de julio.

Las olas de calor se han extendido como una plaga sobre parte del Planeta. En Túnez, en el norte de África, la temperatura alcanzó los 48°C y en Irán, llegaron a alcanzar unos abrasadores 52°C a fines de junio, para mantenerse altas en julio.

China también fue arrasada por tres fuertes olas de calor. El Observatorio Shanghai Xujiahui registró temperaturas de 40,9°C que provocó daños en algunas infraestructuras de la ciudad. Las autoridades advirtieron que la alta humedad y la condensación, sumado a la permanencia de temperaturas intensas aún por la noche, tenían condiciones potencialmente mortales.

En el sureste y noroeste del país se establecieron zonas en alerta roja y prevención de incendios. Algunas ciudades de las provincias de Zhejiang y Fujian (este) experimentaron temperaturas superiores a los 41°C, batiendo récords históricos.

El Centro Nacional del Clima de China advirtió que la ola de calor es de  amplio alcance y de gran intensidad y duración.

Ya a fines de marzo y principios de abril, el sur y centro de Asia había soportado un aumento temprano de las temperaturas en amplias zonas de Asia Central, en especial India y Pakistán con 43°C y un viento seco procedente del desierto que abrasó las llanuras colindantes de los ríos Indo y Ganges. En Shaheed Benazirabad (Sindh, Pakistán) se registraron temperaturas de 45,5°C.

En EEUU también una ola de extremo calor afectaba en la última semana de julio pasado a decenas de millones de personas en el centro y noreste del país. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) advirtió de “fenómenos intensos como granizo, vientos y tornados en el norte del Medio Oeste… El calor extremo continuará en el centro de Estados Unidos y se extenderá hacia el noreste y se espera que se registren numerosos récords en toda la región”.

En estados como Oklahoma, Texas, Arkansas o Missouri las temperaturas batieron récords históricos: Wichita Falls (Texas) 46,1°C:  Lawton (Oklahoma), 43,8°C; Abilene (Texas) 43,3°C; West Plains (Missouri) 40°C, etc.

Sequías devastadoras

El Centro de Investigaciones Conjuntas de la Comisión Europea advirtió que podría tratarse de la “peor sequía de la historia” en Europa. Así lo manifestó el comisario de la UE, Maros Sefcovic, quien advirtió que la sequía puede derivar en incendios: “Las estadísticas muestran que desde 2017, tenemos los incendios forestales más intensos jamás vistos en Europa. Y que, lamentablemente, esperamos que la temporada de incendios forestales de 2022 pueda seguir esta tendencia“.

Para los expertos del centro, la situación empeorará y podría afectar al 47% del continente y que gran parte de los cultivos sufrirán escasez hídrica. A esa dramática situación se suma que el precio de los fertilizantes se ha disparado, debido a que Ucrania y Rusia son dos de los máximos productores. “El precio de los fertilizantes que utilizamos aumentó de 40 a 120 euros por quintal”, revela un agricultor italiano.

Para Peter Hoffmann, meteorólogo del Instituto Potsdam para Investigaciones del Impacto Climático de Berlín, la situación actual es producto de “prolongados períodos de clima seco causado por cambios en los sistemas climáticos mundiales”. Andrea Toreti, del Observatorio Europeo de Sequías, recordó que en 2018 hubo una sequía tan extrema que se dijo que no había habido nada parecido en 500 años, “pero creo que la de este año es peor todavía”.

La "megasequía" del oeste de EEUU podría ser la peor de los últimos 1200 años.

En Francia, el gobierno activó un gabinete de crisis ante la sequía más grave jamás registrada en el país, con 62 de los 93 departamentos en alerta roja por falta de agua, lo que ha afectado especialmente a las industrias agrícola y ganadera.

Italia, en la ribera del Po muestra la peor sequía de los últimos 70 años y el gobierno debió aprobar el estado de emergencia en cinco regiones, mientras que en España, los volúmenes de los embalses de agua se muestran con un 41,9% y la falta de agua se hace cada vez más evidente, algo similar a lo que ocurre en Portugal, el agua disponible para producir energía hidroeléctrica es la mitad del promedio de la última década.

Países como Alemania o el Reino Unido también están padeciendo efectos devastadores en las reservas de agua y los cultivos. La grave sequía europea también se refleja en el río Rin, uno de los mayores de Europa que muestra un descenso muy agudo y que pone en peligro el tráfico comercial, del que depende una parte importante de la economía de Alemania. Situación que se repite en otros grandes ríos del continente como el Danubio o el Po, con desesperantes descensos de sus aguas.

Pero el escenario más desolador se vive en Rumanía donde no ha llovido desde mayo. La sequía ha convertido a los campos en verdaderos cementerios de cultivos, ya que las intensas olas de calor han llevado a la destrucción de la producción de la temporada.

Algo que preocupa también a las autoridades climáticas de Estados Unidos, que adelantan que la sequía podría durar hasta 2030. Como escribe Alejandra Borunda en Nat Geo “tras un 2021 brutalmente caluroso y seco, la región se encuentra ahora en la peor “megasequía” de los últimos 1200 años”. Son las conclusiones de un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change donde Park Williams, científico del clima de la UCLA (California) muestra que el calentamiento de la Tierra ha agravado la sequía del oeste de EEUU en un 40%, haciendo de éste el período más seco de la región desde el año 800 d.C. Y es muy probable que la sequía continúe hasta 2030: “Esta sequía no sólo sigue avanzando, sino que lo hace a un ritmo más acelerado que nunca”.

China tampoco escapa a esas severas consecuencias del cambio climático. La Oficina Estatal de Control de Inundaciones y Alivio de Sequías de China activó una respuesta de emergencia de nivel IV por sequía en algunas regiones a nivel provincial. Debido a las altas temperaturas que continúa experimentando el sur de China, se han reportado condiciones de sequía en Anhui, Jiangxi, Hubei, Hunan, Chongqing y Sichuan.

Como la estupidez humana es infinita y las campañas ‘negacionistas’ han hecho su efecto, sobre todo en EEUU, donde la resistencia de las élites subordinadas a la industria de los combustibles fósiles es manifiesta, un ciudadano de ese país ante la ola de calor no dudaba en afirmar: Estoy seguro de que hay algún aspecto de esta ola de calor que puede ser resultado del calentamiento global… Pero creo que también es típico de los veranos de Nueva Inglaterra tener estos tramos cálidos”.