El cambio climático pone en riesgo la seguridad mundial

01 feb 2021

Antonio Guterres, Secretario General de ONU, ante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente acaba de advertir que la humanidad enfrenta “triple emergencia ambiental” por alteración del clima, disminución de la biodiversidad y una epidemia de contaminación. Y llama a frenar de manera urgente el cambio climático.

El cambio climático afecta a los más vulnerables, que dependen de forma más directa del acceso a los recursos básicos.

Ante los posibles efectos del cambio climático en la seguridad internacional y paz mundial, el propio Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lo acaba de incorporar a su agenda de trabajo el pasado martes 23, para discutir la relación entre clima e inseguridad mundial, ante la urgencia de la crisis climática y la necesidad de tomar medidas al respecto.

RIESGOS MUNDIALES

Naciones Unidas señala que si no se actúa inmediatamente para frenar el cambio climático, el futuro deparará migraciones masivas por desastres naturales, sequías y falta de alimentos por la degradación de los suelos y conflictos y guerras por los recursos más básicos para la supervivencia.

Por ese motivo, el Consejo de Seguridad –encargado de mantener la paz y la seguridad mundiales– se ha sumado a los esfuerzos globales para prevenir una catástrofe en las próximas décadas. Se hace necesario atender a los riesgos que se desprenden del cambio climático en relación con la paz mundial, tanto por el incremento de migraciones masivas como por incentivar los conflictos armados.

Guterres advirtió al Consejo que el cambio climático es un amplificador y un multiplicador de crisis: “Cuando el cambio climático seca los ríos, reduce las cosechas, destruye la infraestructura crítica y desplaza a las comunidades, exacerba los riesgos de inestabilidad y conflicto”.

Para ratificarlo, recordó un estudio del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo que muestra que ocho de los diez países que en 2018 requirieron operaciones multilaterales de paz por graves conflictos estaban en áreas muy afectadas por el cambio climático.

El Secretario General indicó algunos ejemplos como la región del África occidental y el Sahel, donde más de 50 millones de personas dependen de la cría de ganado para sobrevivir. Y donde los cambios en los patrones de pastoreo han desatado conflictos y violencia entre pastores y agricultores. O el caso de Afganistán, país que ocupa el 40% de su fuerza laboral en la agricultura, sector al que la reducción de las cosechas por las condiciones climáticas agrava la pobreza y la inseguridad alimentaria y favorece los conflictos armados y la intolerancia taliban.

En Sudán, los problemas climáticos generan tensiones y conflictos armados por el acceso a los recursos naturales.

También citó el caso de Darfur (Sudán) donde la escasez de lluvias y las sequías frecuentes han empeorado la falta de alimentos y generado tensiones y conflictos armados por el acceso a los recursos naturales: “Los impactos de esta crisis son mayores donde la fragilidad y los conflictos han debilitado los mecanismos de supervivencia; donde la gente depende del capital natural como los bosques y las pesquerías para su sustento; y donde las mujeres, que soportan la mayor carga de la emergencia climática, no disfrutan de los mismos derechos”.

Según datos de la ONU, 34 millones de personas en el mundo padecieron inseguridad alimentaria aguda en 2019 debido al cambio climático, mientras los peligros relacionados con esta situación provocaron cerca de 35 millones de desplazamientos en 40 países.

El número de personas que pasan hambre en Centroamérica se ha multiplicado casi por cuatro en los últimos dos años. Alrededor de  que 1,7 millones de centroamericanos necesitan ayuda urgentemente y es la causa de las migraciones que azotan a sus países.

La crisis económica causada por la pandemia sumada a los eventos climáticos extremos que han soportado, provocaron que 8 millones de personas sufran hambre, frente a los 2,2 millones de 2018.

HACIA UNA NUEVA CUMBRE

Los países deberán establecer nuevas compromisos para reducir las emisiones en la Cumbre de la COP26, prevista el próximo noviembre en Glasgow (Escocia) y enfrentar el cambio climático.

Los líderes mundiales deberán comprender que el 2021 será un año crítico para restablecer nuestra relación con la naturaleza y mitigar el cambio climático pero que ello requiere –de una vez por todas– una mayor determinación en las acciones. Como dice Guterres “la urgencia de actuar nunca ha sido más clara”.

En la cita del Consejo de Seguridad del 23 de este mes, estuvieron reunidos de manera virtual, junto al Secretario general de la ONU, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, el enviado especial para el clima de EEUU, John Kerry y el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, y los embajadores de Alemania y Rusia ante la ONU, lo que muestra la preocupación mundial ante la “grave amenaza para la paz y seguridad globales” que representa la triple emergencia climática.

El reconocido ambientalista británico, David Attenborough, fue invitado a abrir la sesión y fue contundente sobre la gravedad de la hora: “el calentamiento global es la mayor amenaza de seguridad que los seres humanos han enfrentado nunca. No envidio la responsabilidad que esto supone para todos ustedes”.

Attenborough advirtió: “Si seguimos por el camino actual, nos enfrentamos al colapso de todo lo que nos proporciona seguridad: la producción de alimentos, el acceso a agua fresca, temperaturas ambientales habitables y las cadenas de alimentación en el océano. Si la naturaleza no puede proveernos nuestras necesidades más básicas, gran parte del resto de la civilización pronto colapsará”.

Si la naturaleza no puede proveernos nuestras necesidades más básicas, gran parte de la civilización colapsará.

Los líderes mundiales parecen advertir que el problema del clima pone en riesgo la propia gobernabilidad  y los esquemas en los que asientan su poder actual. “La emergencia climática no solo daña el medio ambiente; debilita nuestros sistemas políticos, económicos y sociales –advirtió Guterres. Necesitamos proteger a los países y las comunidades y abordar los riesgos específicos que plantea la crisis climática para la paz y la seguridad internacionales”.

John Kerry, la apuesta de Biden para restablecer un cierto papel responsable de EEUU, tras cuatro años de disparates del negacionista Donald Trump, recordó que el Pentágono describió hace varios años que el clima era un ‘multiplicador de amenazas a la seguridad’. Insistió en que “es hora de empezar a tratar la crisis climática como la crisis de seguridad que es… Es, literalmente, nuestra última y mejor esperanza para encarrilarnos y hacer las cosas bien”.

Pero Rusia mostró su desconfianza ante la posibilidad de manejar el problema climático como un problema de seguridad: “Estamos de acuerdo en que el cambio climático y las cuestiones medioambientales pueden exacerbar los conflictos. Pero, ¿son realmente la causa principal de estos conflictos? Tenemos serias dudas al respecto”, manifestó  Vassily Nebenzia, su representante ante el Consejo.

China por su parte, siguiendo los lineamientos de su propuesta de configurar una “civilización ecológica”, expresó que es “el desarrollo sustentable la llave para resolver todos los problemas y eliminar la causa de los conflictos”.