Mucha diplomacia, pocas propuestas y algunas mentiras

01 may 2021

Antonio López Crespo

Director

La Cumbre del Clima convocada por Biden ha funcionado como un caleidoscopio. Según como lo giras, la imagen que arroja es distinta y no siempre proyecta una figura feliz.

Por un lado, ha sido recibida con un beneplácito meloso por buena parte de la prensa internacional, como continuidad de la autosatisfacción con que los líderes mundiales presentes (zoom mediante) celebraron la reunión.

Mucha diplomacia empalagosa, muchas promesas (reiteración de ‘viejas promesas’) y mucha alegría por el retorno de EEUU, a una mesa de la que se fue causando cuatro años de postergación en la lucha por el cambio climático. Pero nadie le pidió cuentas ni le exigió un poco de autocrítica.

Solo la Gobernadora del estado de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, una de las voces políticas más lúcidas de EEUU, ha tenido la dignidad de recordar al resto que “Estados Unidos tiene, de todos los países asistentes a la cumbre, el peor historial en lo que a emisiones de gases de efecto invernadero se refierey que, si bien las iniciativas propuestas y la dirección actual son correctas, “queda un largo camino por recorrer”.

Si esta reunión de más de 40 líderes mundiales significaba el primer paso hacia la COP26, que se celebrará en Glasgow en noviembre próximo y que Naciones Unidas define como “la última oportunidad”, los augurios no son demasiado esperanzadores.

VOCES DEL PASADO

Oír a algunos líderes mundiales da una mezcla de tristeza y rabia, por la pobreza de sus concepciones y la poca comprensión de la gravedad de la emergencia global. Son la representación del pasado.

La bienvenida promesa de Biden de reducir a la mitad las emisiones de CO2 de EEUU para 2030, no puede hacer olvidar que representa uno de los tres países que generan más contaminación en el Planeta, que no solo perdió cuatro años sin hacer nada sino que protagonizó desde el propio Salón Oval, una campaña de “negacionismo climático” cerril, que alentó posturas similares en muchos de sus aliados. Brasil es solo un ejemplo.

Alguien podrá decir “fue Trump”, a quien desde Más Azul y otros medios, criticamos con enjundia. Pero las responsabilidades son “nacionales” y no individuales. EEUU no asume sus errores como Estado ni reconoce que buena parte de sus ciudadanos descree del cambio climático. Y por tanto sus compromisos son precarios en la materia. Pero pretende que el mundo aplauda sus vaivenes. Dejémosle esa tarea a sus adláteres.

Cierta prensa llegó a afirmar que EEUU regresaba al “liderazgo en la lucha por el cambio climático”, una mentira flagrante ya que jamás cumplió ese rol en la larga batalla para detener la crisis ambiental y sí, la del país que más alentó los subsidios a la industria petrolera y al consumo desmedido.

Una muestra más de las “voces del pasado” fue la omnipresencia en la Cumbre de lo “crematístico”, de la “ganancia económica” para justificar la acción climática. Lo preocupante no parecía ser la supervivencia de millones de seres humanos o cómo evitar el desastre catastrófico de una naturaleza expoliada, sino los “interesantes resultados” económicos.

Biden no se privó de recalcarlo: “Todos estamos juntos en esto y es una oportunidad económica sin parangón”. Lo de “juntos” parece una ironía desmemoriada, teniendo en cuenta la reciente acusación de ‘asesino’ a Putin y los “tambores de guerra” y amenazas contra China por Taiwán, un territorio que siempre perteneció al gigante asiático. Tambores que hace sonar, pese a que el mundo se encuentra ante una emergencia que solo requiere paz y cooperación.

A lo largo de la Cumbre, Biden reiteró una y otra vez que la lucha contra la crisis climática supone “crear mejores economías para nuestros hijos y nietos”; la “oportunidad para más trabajos bien pagados”… Es decir “buenos negocios”.

Azuzado por el miedo al lobby de los sectores ligados a los combustibles fósiles, Biden se dedicó a contrarrestar los argumentos que esgrimen los republicanos negacionistas sobre la destrucción de puestos de trabajo dentro de EEUU y sobreactuó las oportunidades de negocios al punto de ‘olvidarse del Planeta’: “Que alguien me diga una forma con la que podamos crear tantos puestos de trabajo y generar tanta riqueza como con esta lucha climática”… Con esa frase cerró la Cumbre.

Con la mirada puesta en la “interna política” de su país, Jennifer Granholm, secretaria de Energía de Biden llegó al extremo de afirmar: “El debate no es economía o clima, vamos a crear trabajos para millones de personas…Ya no hay que elegir entre economía y medioambiente. Son lo mismo”. Por lo visto para ella es economía.

Granholm, al igual que para muchos de los empresarios y políticos estadounidenses que participaron de la Cumbre, la clave está en los negocios que deparará el cambio climático. No hay duda –reiteradamente lo señalamos en Más Azul– que los cambios necesarios para un ‘futuro verde’ crearán millones de puestos de nuevos trabajos, pero necesariamente habrá sacrificios y perdedores. Y las industrias de los combustibles fósiles y del plástico deberán estar en la primera fila de los que deben desaparecer.

Una excepción a la mirada crematística fue la exposición del Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, quien advirtió que, tanto en esta Cumbre como en la COP26 de Glasgow, “es necesario llegar a medidas concretas, sea cual sea el coste que éstas tengan”.

MENTIRAS, OMISIONES Y SANDECES

Además del predominio de una mirada de “negocios”, no faltaron entre los expositores algunas omisiones, mentiras y sandeces. Una de las más destacadas omisiones durante la Cumbre fue de John Kerry, enviado especial sobre clima de la nueva administración estadounidense. Claramente hablándole a corporaciones, sindicatos y otros lobbys, afirmó:No pedimos a nadie que se sacrifique, esto es una oportunidad”. Omitía que habrá sacrificios y nada será fácil. Su preocupación lo llevó a recordar que “hemos oído detalles de muchas acciones, pero muy poco de aquellas que afectan a la industria pesada”.

Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, en línea con el Secretario de Defensa de EEUU, quizás creyendo que el resto de los participantes no lo sabía, ‘explicó’ que “el cambio climático crea sequías y hambrunas, lo que provoca crisis migratorias, que a su vez son una amenaza a la seguridad”.

Un poco más específico sobre su labor bélica aclaró: “El cambio climático tiene un efecto en cómo y en dónde operamos”. Pero no especificó si el cambio climático es el que determina desplegar tropas en la frontera ucraniana y polaca contra Rusia, generando una inestabilidad global y un gasto absolutamente inapropiado para combatir el flagelo ambiental.

Una de las mentiras más sorprendentes de las oídas en la Cumbre provino del ultraderechista Andrzej Duda, presidente de Polonia, un país contaminador que no ha hecho nada por terminar con su crónica dependencia del carbón. Según la OMS, su uso en ese país provoca 50.000 muertes anuales por el aire que respiran (más víctimas mortales al año que la guerra de Siria). De las 50 ciudades más contaminadas de Europa, 33 están en Polonia, pero su presidente no dudó en afirmar que el suyo es “uno de los países más comprometidos con la lucha climática en el mundo”.

Pero el premio mayor de las mentiras se lo llevó Jair Bolsonaro, el impresentable presidente de Brasil, quien para congraciarse con la Administración Biden –después de haber compartido con Trump sus dislates negadores del cambio climático– prometió alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y se comprometió a avanzar para eliminar la deforestación ilegal en Brasil para 2030.

Pero esas promesas mentirosas estaban condicionadas a que el mundo le facilite 10.000 millones de dólares para lograrlo. Para ratificar su “nueva política climática”, dos días después, redujo el presupuesto de su país para la lucha ambiental en un 24% para 2021.

Pero quizás lo más representativo de las voces del pasado ha sido la vetusta exposición de Andrés Manuel López Obrador. El presidente de México no se privó de anunciar como una buena noticia para la acción climática: el descubrimiento de nuevos pozos petrolíferos en su país (sic!!). “A pesar de que hemos descubierto tres enormes depósitos de hidrocarburos, los utilizaremos solo para consumo interno, no para exportación, por lo que reduciremos el uso innecesario de combustibles fósiles”.

Mientras Biden, Xi y Putin mostraban su preocupación por la gravedad de la emergencia, López Obrador omitió compromisos de reducción de emisiones y habló de producción de gasolinas y de reducción de exportaciones de petróleo, pero sin la menor mención a energías renovables o transición energética.

Al desatino sumó una propuesta, piadosamente calificable de “singular”: “Ustedes, presidente Biden, podrían financiar el programa Sembrado Vida (un programa mexicano local de reforestación que otorga ingresos de 4.500 pesos para 420.000 campesinos) en Guatemala, Honduras y El Salvador”.

AMLO anunció como una buena noticia para la acción climática: el descubrimiento de nuevos pozos petrolíferos.

Y en un rapto de creatividad fue aún más lejos: “Con todo respeto, el Gobierno de EEUU podría ofrecer a quienes participen en este programa que, después de sembrar sus tierras durante tres años consecutivos, tendrían posibilidad de obtener una visa de trabajo temporal y, luego de otros tres o cuatro años, podrían obtener hasta la residencia en EEUU o su doble nacionalidad”.

Solo le faltó ofrecerse a firmar la orden ejecutiva en la Casa Blanca.

Provoca una profunda indignación y tristeza ver a los tres mayores países de América latina (México, Brasil y Argentina) representados por liderazgos que revelan ignorancia, indiferencia y absoluto desconocimiento del tema.

VOCES DEL FUTURO

Pero en la Cumbre convocada por Biden en el Día de la Tierra, no faltaron las otras voces que representan el futuro, con más lucidez, menos diplomacia y nada de autocomplacencia, mentiras, omisiones ni sandeces.

Una vez más, Greta Thunberg denunció a los líderes mundiales por su accionar ineficiente, temeroso, o decididamente cómplice de los lobbistas corporativos, frente a la crisis climática: Es el año 2021. Es una vergüenza el hecho de que sigamos teniendo esta discusión y más aún de que todavía estemos subsidiando los combustibles fósiles usando el dinero de los contribuyentes de manera directa o indirecta… Es una prueba de que no han entendido en absoluto la emergencia climática”.

“A diferencia de ustedes, mi generación no se rendirá sin luchar” – Greta Thunberg.

Ante un panel del Comité de Reforma y Supervisión de la Cámara de Representantes de EEUU, Greta acusó a los dirigentes mundiales de “ignorar la crisis ambiental” y seguir postergando y dilatando las medidas necesarias: “¿Cuánto tiempo creen que pueden seguir ignorando la crisis climática, el aspecto global de la equidad y las emisiones históricas sin tener que rendir cuentas? Ahora se salen con la suya, pero tarde o temprano la gente se dará cuenta de lo que han estado haciendo todo este tiempo”.

La líder más oída del dilatado movimiento climático global de los jóvenes, señaló con modestia que no es una política, ni representa a nadie, ni es una científica: “No tengo nada que ofrecerles, más que instarlos a que escuchen la ciencia y utilicen el sentido común”.

Greta denunció con fuerza los permanentes y gigantescos fondos con que los gobiernos –con dinero de sus ciudadanos– subsidian los combustibles fósiles y recordó que EEUU lo hace desde hace más de un siglo. “Es necesario –dijo– detener ahora mismo toda inversión en combustibles fósiles, su extracción y mantener el carbono bajo tierra. Sobre todo en el caso de EEUU que es el mayor emisor de la historia”.

La otra voz notable que sacudió los tímpanos de los líderes, fue la de la mexicana Xiye Bastida, de 19 años. Siguiendo los pasos de Greta, cuando el secretario de Estado Anthony Blinken, le agradeció “aportar su “poderosa voz” a la Cumbre, Xiye no dudó en ponerlo en su lugar y abandonar los jueguitos de la diplomacia gentil: “Es hora de que dejen de darnos las gracias por ser activistas… Yo no quería venir aquí y leerles nuestras preocupaciones. Si hubieran estado escuchándonos, ya sabrían cuáles son”.

En su presentación señaló las verdaderas causas que han llevado al Planeta al punto dramático en que se encuentra: “La crisis del clima –ha dicho en su discurso– es el resultado de quienes perpetúan y mantienen vivos los sistemas dañinos del colonialismo, la opresión, el capitalismo y el ‘greenwashing’”(Ver Más Azul n°13, octubre 2020, “Greenwashing, el engaño empresario”).

Apuntó además a la mirada especialmente sesgada de Occidente y sus líderes: “La mayoría de los líderes que hay en esta Cumbre son del norte global, que históricamente ha perpetuado estos sistemas. Las comunidades más afectadas, las que han quedado desplazadas por sequías, inundaciones, incendios, fracasos en cosechas y abusos de derechos no están bien representadas aquí”.

Esas comunidades fueron verdaderas “zonas de sacrificio en el sur del planeta para favorecer el desarrollo de las grandes potencias”, señaló la joven activista. Sabe de qué habla: Xiye no solo es latinoamericana sino que debió emigrar a EEUU con su familia, después que su pueblo San Pedro Tultepec, sufriera unas devastadoras inundaciones. “Soy una de los millones de personas en todo el mundo que ya han sido afectadas por el cambio climático”.

”Yo no quería venir aquí y leerles nuestras preocupaciones. Si hubieran estado escuchándonos, ya sabrían cuáles son”.

Ambas le han puesto voz a los millones de jóvenes a lo largo y ancho del Planeta, comprometidos con la preocupación ambiental y la lucha contra el cambio climático.

ALGUNOS LENTOS AVANCES

La Cumbre no estuvo exenta de algunos anuncios que muestran avances, pero siempre “para dentro de algunos años”. La promesa de Biden de reducir a la mitad las emisiones de CO2 de EEUU deberá esperar al  2030. La muy positiva decisión china de alcanzar el pico de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) antes de 2030, supone que el país será neutro en emisiones recién en 2060, tal como anunció Xi Jinping.

Para Putin, la prioridad de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la Federación Rusa será para antes de 2050. Quizás el mayor hallazgo del líder ruso fue advertir que “las emisiones actuales no son el único problema, sino que es necesario encontrar formas de eliminarlo”.

Esa propuesta fue alabada por Biden quien manifestó que estaba dispuesto atrabajar con Rusia para desarrollar nuevas tecnologías de captura de carbono”.

Para Angela Merkel, si bien Alemania ha reducido sus emisiones un 40% (sobre base 1990) y logrado que el 47% de la electricidad provenga de fuentes renovables, la mala noticia es que recién en 2038 dejará de obtener electricidad del carbón: “Para  nosotros el carbón es un recurso esencial”.

El Primer Ministro de la India, Narendra Modi, se comprometió a instalar 450 GV de energías limpias pero para 2030.

TRES MUJERES

Pero junto a las voces femeninas de Greta y Xiye, han sido otras tres mujeres las que han puesto el acento en los verdaderos objetivos. Hindou Oumarou Ibrahim, representante de la Asociación de Mujeres y Gentes Indígenas de Chad, advirtió que “no hay manera de que nosotros (los países pobres) podamos solucionar el gran problema en el que nos han metido los países industrializados”.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, fue otra de las mujeres que aportó lucidez y claridad a la Cumbre, destacando que “es necesario un cambio total de nuestro modelo económico para hacer viable la lucha climática”.

Por último, fue la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien completó esa fuerte y necesaria mirada lúcida y sin complacencias de estas tres mujeres. Recordó que “en junio, mi Comisión propondrá nuevas medidas. El dióxido de carbono tiene que tener un precio, no solo para la producción de energía, sino también para el sector del transporte e, incluso, para los edificios.

Y lanzó un mensaje muy contundente: “el Acuerdo de París es el seguro de vida de la humanidad. Nosotros estamos listos para más acción climática… Estamos demasiado cerca de superar los 2 grados de calentamiento global. Los científicos nos dicen que estamos todavía a tiempo, pero tiene que ser ya”.