“El mundo avanza como un sonámbulo hacia la catástrofe climática”

08 abr 2022

El diagnóstico no es el de una ONG ambientalista ni la de un grupo de exaltados. Es la lapidaria conclusión del propio Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

En un nuevo informe centrado en los efectos del calentamiento global, el titular de la ONU revela que no se están cumpliendo los compromisos para limitarlo. Guterres pone de manifiesto como ejemplo, la persistencia del problema con el carbón y otros combustibles fósiles y llama a que los países cumplan con sus acuerdos de dejar de financiar la energía basada en el carbón, incrementen el uso de las energías renovables y las inversiones en adaptación al clima y comprendan que la supervivencia de la humanidad está en riesgo.

Las centrales eléctricas son generadoras de grandes emisores de gases de efecto invernadero.

El llamado de Guterres acompaña la dura advertencia sobre los efectos del cambio climático en las personas y el Planeta que han hecho a fines de febrero pasado, los científicos de la ONU, quienes alertaron sobre algunos de los “múltiples riesgos climáticos inevitables” a los que se enfrentará el mundo en los próximos 20 años debido al calentamiento global, como el colapso de los ecosistemas, la extinción de las especies y letales olas de calor e inundaciones.

“Este informe –señala Hoesung Lee, presidente del IPCC– es una grave advertencia sobre las consecuencias de no haber tomado medidas… Demuestra que el cambio climático es una amenaza grave y creciente para nuestro bienestar y para la salud del planeta. Nuestras acciones de hoy determinarán la forma en que las personas se podrán adaptar y cómo la naturaleza responderá ante los crecientes riesgos climáticos… Las medias tintas ya no son una opción”.

El cambio climático está causando una perturbación peligrosa y generalizada en la naturaleza y afectando a miles de millones de vidas en todo el mundo, en especial las personas y los ecosistemas más vulnerables. Según el informe de febrero (publicado completo en este número de Más Azul en la sección Informes), los esfuerzos por reducir los riesgos son insuficientes.

Se trata del segundo de una serie de tres informes llevados a cabo por los principales científicos del clima de Naciones Unidas. Tras el primero –publicado el pasado mes de agosto, Guterres lo consideró como un “código rojo para la humanidad”, y reclamó entonces, multiplicar los esfuerzos conjuntos para “evitar la catástrofe climática”.

Ante el nuevo informe la conclusión del Secretario General de Naciones Unidas es terminante: “Es un atlas del sufrimiento humano y una acusación que apunta al fallido liderazgo en materia climática”.

El abandono del liderazgo es un delito

Guterres aporta con coraje su decisiva voz para que resuene por encima de los devaneos diplomáticos al uso. Y destaca que los mayores contaminadores del mundo son los culpables de incendiar el único hogar que tenemos.

La inacción y los intereses que los dominan, han llevado a los líderes mundiales a incumplir el objetivo esencial de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC. La ciencia demuestra que eso requerirá que el mundo reduzca las emisiones en un 45% para 2030 y logre las emisiones netas cero para 2050.

“Pero a la luz de los compromisos actuales –dice Guterres– las emisiones mundiales aumentarán casi un 14% en la década actual. Eso supondrá una catástrofe. Destruirá cualquier posibilidad de mantener vivo el objetivo de los 1,5ºC”…“Ese problema no se resolvió en Glasgow. De hecho, está empeorando”.

Para el Secretario General de la ONU, estamos muy lejos de los objetivos de reducción de las emisiones de carbón. Según los compromisos nacionales actuales, las emisiones globales seguirán creciendo y desafortunadamente, “el mundo no está ajustándose a estas exigencias y hay muchos aspectos por resolver o, peor aún, que ni siquiera se abordaron adecuadamente en la más reciente Cumbre sobre Cambio Climático COP26, celebrada en Glasgow”.

Pero lo grave no solo es su postergación sine die de las acciones climáticas sino que los líderes mundiales han ido más lejos en su fracaso. En este contexto no han dudado en disparar una guerra en Ucrania, pujando por quien se queda con el negocio del gas y el petróleo, que no solo agrava la situación climática sino que demuestra que los fondos que no estaban ‘disponibles’ para la batalla contra el clima, si lo estaban para un conflicto bélico estúpido.

Los fondos que no estaban ‘disponibles’ para la batalla contra el clima, si lo estaban para la guerra Foto: Mikhail Serdyukov - Unsplash.

“El mundo avanza como un sonámbulo hacia la catástrofe climática”, alerta el Secretario General y las consecuencias pueden ser devastadoras. “Las emisiones de carbón han aumentado a niveles récord. Estamos avanzando como sonámbulos hacia la catástrofe climática. Nuestro planeta ya se ha calentado hasta 1,2º y vemos las consecuencias devastadoras de esto en todas partes”.

El delito de contaminar

Una de las conclusiones decisivas del Informe IPCC de fin de febrero es que el carbón y otros combustibles fósiles están asfixiando a la humanidad. El Secretario pidió a todos los gobiernos del G20 que cumplan sus acuerdos y dejen de financiar la energía basada en el carbón, en el extranjero y en su propio país, y que desmantelen las instalaciones que operan con carbón.

Asimismo, puso el acento sobre el ‘greenwashing’ y las mentiras de los gigantes del petróleo y el gas: “No se puede pretender ser ecológico mientras se tienen planes y proyectos que socavan el objetivo de lograr emisiones netas de valor cero para 2050 y que ignoran las importantes reducciones de emisiones que deben producirse durante esta década. El público no se dejará engañar por esa cortina de humo”.

Guterres dejó claro que en vez de frenar la descarbonización de la economía mundial, es el momento de acelerar la transición energética a un futuro basado en energías renovables: “Los combustibles fósiles son un callejón sin salida para nuestro planeta, para la humanidad y también para las economías”.

Y les recordó la obligación de “los países desarrollados, los bancos multilaterales de desarrollo, los agentes financieros privados y otras partes interesadas para que formen coaliciones con el objetivo de facilitar que las principales economías emergentes puedan dejar de utilizar el carbón”.

Sin tapujos, los datos del nuevo Informe, revelan cómo las personas y el planeta están siendo “machacados” por el cambio climático: “Casi la mitad de la población vive en una zona de peligro, de momento. Muchos ecosistemas han alcanzado el punto de no retorno, de momento. La contaminación por emisiones de carbono sin control empuja a la población más vulnerable del mundo a un camino de destrucción, de momento”.

Un grito que deberíamos oír

No se trata de alarmar para convocar a la acción. Ese no sería el camino, sino la esperanza de que es posible lograr los objetivos más difíciles.

Pero esto es otra cosa. Es el grito de quien ve que el conductor del vehículo nos lleva a la colisión y no frena. Es un grito que deberíamos oír. No hay más tiempo. Y estamos en manos de líderes que se reúnen sonrientes (ver las imágenes en los medios mundiales) para discutir si la guerra de Ucrania conviene que termine en abril o en mayo; cuál será el impacto en los negocios de esa postergación y a quién beneficia o perjudica más. Y si deben ‘prepararse’ para un uso de armas nucleares. La estupidez e insensatez parecen ilimitadas, tan ilimitadas como la falta de conciencia global.

Una mujer carga a su hija tratando de ponerse a salvo durante las inundaciones en Yakarta, Indonesia Foto: OMM - Hendra A Setyawan.

El grito de Naciones Unidas a través de su Secretario General es claro: “Las pequeñas naciones insulares, los países menos adelantados y las personas pobres y vulnerables de todo el mundo están a un choque climático de distancia del fin del mundo… En el planeta interconectado de hoy, ningún país ni corporación puede aislarse de esos niveles de caos. Si seguimos con más de lo mismo, podemos despedirnos del objetivo de 1,5º, incluso 2º pueden estar fuera de alcance. Y eso sería una catástrofe”.