Pero el proceso de creciente urbanización y relevancia de las ciudades no está exento de grandes desafíos. Las de mayor y más rápido crecimiento muestran severos problemas de adaptación al crecimiento y la industrialización, con los consiguientes costos de contaminación, congestión y pobreza.
Las ciudades abarcan menos del 2% de la superficie de la Tierra pero representan hoy, uno de los factores que más contribuyen al cambio climático, tanto por el volumen de energía que consumen (78% de la energía mundial) como por las emisiones de gases de efecto invernadero que generan (más del 60%), según consigna un trabajo de ONU-Habitat.
Según estudios y previsiones de diversos organismos internacionales vinculados a la evolución de las ciudades, en la actualidad la población urbana total ronda los 4.000 millones de personas (54% del total) y todos los pronósticos anticipan que éstas albergarán dos tercios de la población mundial en 2050. Hace apenas un siglo la población urbana no alcanzaba el 20%.
Naciones Unidas advierte que, en 2050, residirán en áreas urbanas unos 2.500 millones de personas más que en la actualidad, de las cuales casi el 90% vivirán en ciudades de Asia y África.
Como señala con acierto Myriam Heredia, miembro de la International Cooperation in Sustainable Design y secretaria académica de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo (Argentina), ese crecimiento urbano debe ser puesto en su real contexto: de los 4.000 millones que habitan hoy en las ciudades, 1.000 millones viven debajo de la línea de la pobreza y se prevé que cuando en 2030 alcancen los 5.000 millones, serán unos 2.000 millones de urbanitas, los que aún permanecerán debajo de la línea de pobreza, si no hacemos lo necesario para revertir la situación. Es lo que ONU ha llamado el proceso de “tugurización de las ciudades”.
Repensar las ciudades
Según un informe de expertos de la UN Environment, la demanda urbana de recursos podría aumentar en un 125% para 2050 y anticipa que se construirán al menos unas 200 nuevas ciudades en Asia en los próximos 30 años. Ello significa, según los expertos, “una oportunidad única para cambiar la urbanización esperada hacia un camino ambientalmente más sostenible y socialmente justo”. Los modelos de urbanización, uso del suelo e infraestructura crítica y la dirección de las inversiones necesarias, determinarán si las ciudades estarán preparadas para el futuro o se volverán insostenibles.