El problema en cifras y culpables

8 abr 2022

A lo largo de los últimos 70 años, el plástico logró, gracias a tres condiciones (versátil, maleable y duradero) expandirse en el mercado global y hacerse imprescindible. Está presente en todas las actividades humanas y en todos los rincones del Planeta.

Basura plástica en Nueva York.

Ha brindado beneficios importantes abaratando el acceso generalizado a determinados productos básicos (ropa, utensillos, muebles, etc) y facilitado el almacenamiento más seguro de los alimentos. Pero su uso se desbordó y la producción de plásticos alcanzó niveles insoportables, generando un volumen de desechos que hoy constituye una fuente de contaminación alarmante.

En especial la multiplicación de envases de un solo uso y artículos descartables ha consolidado una dependencia cada vez mayor de productos de plástico, cuyos desechos se acumulan en vertederos, ríos, lagos, entornos costeros y océanos en un volumen de tal magnitud que está ahogando al Planeta.

Según un estudio realizado por Minderoo Foundation, una organización australiana que elabora el índice Plastic Waste Makers, “a la industria del plástico se le ha permitido operar con una regulación y transparencia mínimas por décadas. Las políticas gubernamentales, cuando existen, tienden a centrarse en la gran cantidad de empresas que sólo venden productos plásticos ya terminados”.

Tras indagar las actividades de unos 1.000 productores de las materias primas necesarias para elaborarlos, los autores del estudio advierten, que la producción crecerá un 30% en los próximos cinco años y no dudan en concluir que: “Se avecina una catástrofe ambiental. Gran parte de los desechos plásticos de un solo uso terminarán como contaminación en los países en desarrollo con sistemas de gestión de desechos deficientes”.

La producción mundial de este material derivado del petróleo está aumentando y se duplicará en los próximos 10 años, lo que agravará la contaminación y aumentará las emisiones de carbono.

La contaminación plástica en cifras

Veámoslo en números:

Cada 60 segundos se vierte al mar el equivalente a un camión lleno de desechos plásticos en el mundo, que termina flotando o en las profundidades de los océanos (Naciones Unidas).

Otro tanto se acumula enterrado, quemado, en vertederos, campos, bosques, montañas, o en las calles de nuestras ciudades.

Cada año se producen unas 380 millones de toneladas de plástico en el mundo. Mares y océanos son receptores de hasta 12 millones de toneladas cada año, un material que puede tardar hasta 500 años en descomponerse y que se multiplica como microplásticos.

Apenas el 9% del plástico se recicla a nivel mundial.

Coca Cola, la empresa que genera más basura plástica en el mundo, produce 92 kgs… ¡por segundo! lo que equivale a 2,9 millones de toneladas de envases de plástico por año. Segundo es PepsiCo, con 2,3 millones de toneladas y tercero Nestlé, con 1,8 millones de toneladas. Solo entre esas tres empresas generan 7 millones de toneladas de envases de plástico cada año.

De las 8 mayores empresas productoras de plásticos, 5 son estadounidenses (Changing Markets Foundation, Holanda).

Considerando el volumen en kilos en 2050, existirá más plástico en los océanos que peces (Foro Económico Mundial)

El 40% de la producción total de plástico es packaging de un solo uso (National Geographic).

Estamos ingiriendo en el agua y los alimentos una cantidad de plásticos equivalente a una tarjeta de crédito por semana (Universidad de Newcastle, Australia).

La producción de plástico pasó de 2,3 millones Tn en 1950 a 162 millones Tn en 1993, para alcanzar un récord de 448 millones Tn en 2015 y luego estabilizarse en torno a las 380 millones Tn anuales (Naciones Unidas).

El 50% de los plásticos que se produjeron fueron producidos a partir de 2005.

Los culpables

Dejemos de lamentarnos por el desastre de la polución plástica y veamos quienes son los culpables y quienes sus cómplices. Sólo 20 empresas producen 55% de la contaminación plástica en el mundo (Indice Plastic Waste Makers de empresas que producen las mayores cantidades de desechos plásticos de un solo uso).

Sólo 20 empresas producen 55% de la contaminación plástica en el mundo.

Los expertos señalan que no sólo se debe poner el foco en las grandes empresas que producen y distribuyen el material plástico terminado, sino también aquellas que son responsables del suministro y atención del consumo masivo.

La lista de culpables en el primer segmento la encabezan la petrolera estadounidense ExxonMobil, con 5,9 millones Tn, seguida por la química Dow (también estadounidense), con 5,5 millones Tn. En tercer lugar está la empresa china de energía, Sinopec, con 5,3 millones Tn.

En cuanto al segmento del consumo masivo, un informe de la ONG británica Tearfund denuncia la contaminación que generan cuatro grandes empresas de bebidas, Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé y Unilever. Cada año se producen 500.000 millones de botellas de plástico, un billón de botellas en dos años!!.

Solo Coca-Cola vende unas 100.000 millones de botellas de plástico desechables de un solo uso cada año. La casi totalidad terminan en la basura.

Tearfund ha calculado las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la incineración de los residuos plásticos que producen esas cuatro empresas solo en un grupo de seis países en desarrollo. Concentró su análisis de los plásticos puestos en el mercado por esas cuatro compañías en China, India, Filipinas, Brasil, México y Nigeria. La elección de esos países fue porque son grandes economías en desarrollo, con alta población y que abarcan tres continentes.

Las conclusiones son contundentes: Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé y Unilever, son responsables de más de 500.000 toneladas anuales de residuos plásticos solo en esos seis países en desarrollo, entre botellas y otros envases, lo que permitiría cubrir con basura plástica 83 campos de fútbol todos los días!!.

Fuente: Changing Markets Foundation – Infografía: Statista.

En base a su estudio sobre esos países, Tearfund estima que la quema de los envases plásticos que comercializan estas empresas produce 4,6 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que se equipara a las emisiones anuales de 2 millones de automóviles.

A nivel global la situación se repite. Para la fundación Changing Markets, las mayores empresas contaminadoras plásticas son Coca Cola, Pepsico, Nestlé, junto a Danone y P&G, que en conjunto generan unas 500 tn. adicionales de basura plástica por hora.

BreakFreeFromPlastic (BFFP) es un movimiento global que busca un futuro libre de contaminación plástica. Desde su lanzamiento en 2016, ha reunido a más de 11.000 organizaciones de todo el Planeta más miles de simpatizantes individuales, para exigir reducciones masivas en los plásticos de un solo uso y para impulsar soluciones a la crisis de contaminación plástica.

Ha realizado diversos estudios acerca de a qué empresas pertenecen los envases que logran recolectar y que rondan el medio millón de piezas anuales en 51 países. Su ranking sobre los diez mayores contaminadores mundiales de plástico coloca a Coca Cola a la cabeza, seguida de Nestlé, PepsiCo, Colgate, Mars, Mondelez, Perfetti, Philip Morris, P&G y Unilever. De las 10, 7 son empresas de EEUU.

COMPLICES

Las grandes corporaciones señaladas no sólo mienten acerca de sus planes para reducir su producción plástica, sino que aprovechan la complicidad de la dirigencia política que permite vacíos legales que no las obliga a modificar su producción. La responsabilidad de la calamitosa situación a la que nos ha llevado la acumulación de residuos plásticos en la naturaleza no termina en los grandes grupos sino que se extiende a los gobernantes que aprueban leyes que les permiten actuar impunemente.

Un ejemplo de ello es la reiterada postergación de leyes que sancionen la responsabilidad del productor. La ausencia de ese tipo de normas para la prevención integral de los residuos sólidos que extienda la responsabilidad a quienes fabrican los envases plásticos ha contado con la complicidad de las élites políticas en la mayoría de los países.

Playa paradisíaca pasada por las manos de la industria y los consumidores.

La principal causa de la polución plástica la generan los envases de un solo uso. Según la publicación “Talking Trash”, la fundación Changing Markets denuncia que los grandes capitales intentan desviar y demorar la legislación que los regule, proponiendo falsas soluciones a la actual crisis de residuos. Y recuerda que la industria del plástico ha obstruido y debilitado durante años cualquier solución legislativa destinada a combatir la crisis mundial de los desechos plásticos. Los actuales compromisos voluntarios de los mayores productores de plástico del mundo no dejan de utilizar todo tipo de tácticas para retrasar las soluciones reales mientras que los gobiernos y los consumidores se distraen con promesas vacías y soluciones falsas.

Presionadas por una conciencia global cada vez más lúcida sobre las consecuencias de la crisis climática y por organizaciones Ellen MacArthur Foundation, Alliance to End Plastic Waste, Circulate Capital, BreakFreeFromPlastic,The Recycling Partnership, etc. muchas compañías transnacionales anuncian cambios en su forma de producir, reconocen su impacto en el medioambiente y reconocen la importancia de una economía circular.

Pero no todos esos compromisos resultan verdaderos o suficientes. Fuera del impacto en la naturaleza, los plásticos elaborados a partir de combustibles fósiles, contaminan el aire, el agua y la comida y provocan importantes alteraciones a largo plazo en nuestros sistemas reproductivo, digestivo, neurológico y respiratorio, con graves consecuencias en nuestra salud.

Coca Cola promete que en 2030 la composición de sus envases sea 50% de material reciclado (en la actualidad es un 15%) y recuperar y reciclar el 100% de sus envases usando hasta 12 veces las botellas plásticas retornables y 35 veces las de vidrio.

Pepsico pretende reducir el contenido de plástico virgen en sus bebidas en un 35% para 2025 y hacer que para el mismo año, el 100% de sus empaques de otros productos sean reciclables, compostables o biodegradables.

Nestlé propone que el 100% de sus envases sean reciclables o reutilizables para 2025 y para reducir el uso de plásticos vírgenes en un tercio en el mismo período. En el caso de aguas se comprometen a que el 100% de sus botellas de PET tengan al menos un 30% de resina reciclada.

Danone plantea duplicar su programa de reciclado para 2023 y generar una campaña colaborativa con sus consumidores para impulsar la práctica de compactar los empaques y avanzar en el desarrollo de envases compostables a base de plantas.

Pero la realidad es que, como puede verse, los esfuerzos son tibios en especial en la reducción drástica que se necesita en el uso de plásticos vírgenes. Y tienen más que ver con campañas de “green washing” que con una auténtica preocupación por el Planeta.

Nestlé es un arquetipo de esa conducta hipócrita. Mientras asegura “aunque el respeto y el cuidado medioambiental ha guiado nuestras acciones durante décadas, reconocemos que ante el desafío global actual tenemos que hacer más. Y tenemos que hacerlo ahora. Porque una alimentación saludable necesita un entorno saludable y, en Nestlé, estamos decididos a reducir al máximo nuestra huella en la Tierra” (Jacques Reber, director general de Nestlé España), la empresa reconocía en un documento interno, que se conoció en junio 2021, que el 63% de los productos que vende no son saludables

Nestlé nos enferma

Es la mayor corporación alimentaria del mundo. Produce alimentos para bebés, productos de nutrición médica especializada, agua embotellada, café y té, cereales para el desayuno, productos lácteos y de confitería, helados, alimentos congelados, alimentos para mascotas y aperitivos, pero reconoce solo internamente, que dos tercios de lo que produce atentan contra la salud.

Y aún va más allá: mientras nos sigue “vendiendo” la bondad de sus productos sanos y saludables, en una comunicación ‘para los suyos’ la empresa de alimentos más grande del mundo, en una comunicación ‘para los suyos’, la empresa de alimentos más grande del mundo, va más lejos y acepta que más del 60% de “algunas de nuestras categorías y productos nunca serán ‘saludables’ sin importar cuánto renovemos.

Y aún más grave: admite para los suyos que el 96% de sus bebidas y el 99% de sus productos de confitería y helados son insalubres. (Ver Más Azul n° 21, junio 2021, “Dos tercios de los productos de Nestlé atentan contra la salud”)

Pero su hipocresía es infinita. Mientras hace publicidad “verde” y promete una conducta sostenible, en noviembre pasado, Nestlé México decidió quemar los residuos plásticos en hornos de cemento para producir energía barata en connivencia con la empresa de gestión de residuos Geocycle, miembro de la cementera Holcim Group. Y además firmó un acuerdo, con la empresa británica Greenback Recycling Technologies, para instalar una planta de reciclaje químico como una “solución” a la contaminación plástica.

Los especialistas coinciden en que no alcanza sólo con reciclar, también es necesario reducir definitivamente el consumo de plásticos. Recordemos: 72% termina en la naturaleza (40% en basureros y 32% en océanos y ríos), un 14% es incinerado o utilizado para generar energía, y sólo un 14% se recicla.

Greenpeace denunció la conducta de Nestlé y la agencia Reuters publicó que los gigantes del consumo como Coca-Cola, Unilever, Nestlé y Colgate-Palmolive están colaborando con las empresas cementeras para quemar sus desechos plásticos en lugar de reducir su producción y consumo, y que esas iniciativas  se extienden por todo el mundo, perjudicando el medioambiente de Costa Rica, Filipinas, El Salvador, India e Indonesia.

Nuestra responsabilidad

Como ciudadanos globales y consumidores tenemos una responsabilidad evidente. Por un lado desenmascarar las falsas soluciones. Las empresas deben entregar sus productos en envases que dejen de contaminar. Y hacerse parcialmente responsables de lo que ya han contaminado y contribuir a la descontaminación de océanos, bosques y ciudades.

Las grandes marcas no sólo carecen de planes reales para reducir su producción plástica y siguen aprovechando del vacío legal que no las obliga a ello. Los gobiernos cómplices de esa inacción también deben ser responsabilizados por permitirles actuar impunemente, contra los intereses de la sociedad y consintiendo que se desarrollara un problema de desechos contaminantes de semejante magnitud.

Otra herramienta de los consumidores es “gestionar su propio consumo” con criterios saludables para el Planeta y no consumir los productos de aquellos que contaminan y abandonar activamente el uso de envases de plástico de un solo uso.

Si alguien destruyera nuestra casa, reaccionaríamos de inmediato. Es lo que está sucediendo. Reaccionemos… es la única casa que tenemos.