LA LUCHA DE LOS MÁS JÓVENES POR LA SALUD DEL PLANETA

nov 2019

 Los más jóvenes han alzado su voz y puesto en foco lo que nos urge como especie en riesgo: el desastre ambiental  que una industrialización desbocada y un sistema de codicia sin límites, han generado en menos de dos siglos.

Son millones de jóvenes y niños que, en más de 160 países, reivindican su fuerte compromiso contra el cambio climático. Con su accionar están abriendo surcos en la selva de la política convencional, que parece comenzar a entender que deberá actuar de forma decidida y olvidar sus perpetuas dilaciones.

El ejemplo de Greta Thunberg ha sido un disparador para entender que “las puertas del poder del mundo” no son inaccesibles y que se puede y se debe golpear en ellas hasta que las abran. Porque no hay más tiempo que perder.

Lo maravilloso de este fenómeno global es que su accionar –tal como Greta reclama– no es para que los oigan, sino para que desde las élites, oigan finalmente a los científicos: “No quiero que me escuchen, sino que escuchen a los científicos, quiero que se unan tras la ciencia y entonces adopten una acción real. No veo ninguna razón para no escuchar a la ciencia. No debería subestimarse, es lo mejor disponible. No es una opinión política o mi opinión: es ciencia”, dice Greta.

Niños y jóvenes ucranianos participan en una manifestación sobre el cambio climático (REUTERS/Gleb Garanich)

Más Azul ha nacido con ese signo. Apostar a la esperanza, sabiendo que existen salidas para recuperar nuestro Planeta, pero que la vanguardia de esa acción está en la ciencia. Son innumerables los ejemplos de avances científicos y tecnológcos que, desde todos los rincones de la Tierra, se acumulan para mitigar y revertir la actual situación. Pero ello requiere nuestro apoyo y el de los responsables políticos y económicos, que deben dotar de los recursos financieros para  avanzar rápidamente.

La presión de los jóvenes en las calles de Europa y el resto del mundo ya ha dado resultados. Alemania anunció un plan de lucha contra el cambio climático (sept.2019), con inversiones por 54.000 millones de euros (u$s 60.000 millones) que podrían elevarse hasta los 100.000 millones. El anuncio coincidió con una manifestación de unas 80.000 personas  en el centro de Berlín, junto a la emblemática Puerta de Bradenburgo, para exigir más medidas gubernamentales contra el cambio climático, en el marco de una huelga mundial.

A ello se sumó en octubre, otra apuesta muy fuerte del gobierno alemán a favor del hidrógeno verde, como parte de la Energiewende, el programa de transición hacia energías limpias, que supone otros 300 millones de euros en investigación para proyectos de hidrógeno verde hasta 2023.

Niñas y niños mexicanos al frente de los reclamos por el clima

Los jóvenes movilizados por el clima no quieren ser sólo “el futuro” sino ser también “el presente” y constituirse en actores para encontrar –desde su perspectiva– soluciones a los problemas y a las injusticias causadas por la crisis climática. Ello requerirá no sólo activismo callejero sino formación educativa, información científica de calidad y capacidad de transmitir esa información de manera precisa y atractiva. Es lo que nos proponemos hacer desde Más Azul.

Estamos siendo testigos de un extraordinario llamamiento mundial, convocado a lo largo y ancho del mundo, que ha trascendido la huelga estudiantil de los viernes e incluso las huelgas contra el consumo, para convertirse en una dura interpelación juvenil a las élites gobernantes para que actúen contra el cambio climático antes de que sea tarde.

Como señala Christiana Figueres (ver Más Azul n° 2), una de las mayores expertas del mundo en el cambio climático, “nos  falta entender que no solo tenemos la responsabilidad de hacer frente al cambio climático para evitar los desastres, sino que se nos está poniendo una oportunidad en bandeja de plata (..) es la primera vez en la historia de la humanidad, que intencionalmente y en un plazo de tiempo determinado, tenemos la obligación de cambiar nuestro modelo de desarrollo económico que ha reinado, al menos, durante 150 años, o lo que es lo mismo, desde la revolución industrial”.

El desafío es formidable pero apasionante: lo fundamental para hacer frente a la crisis climática es transformar un sistema económico desorbitado que ha puesto por encima del interés y el bienestar de la mayoría, el beneficio de unos pocos, a cortísimo plazo, aún a costa de destruir la “casa común”, el único planeta que tenemos.

Basta con saber que más del 70% de la contaminación ambiental en todo el planeta es responsabilidad de solo 100 grandes corporaciones, que suelen ser también las mismas que digitan elecciones, compran gobiernos o manejan grandes medios de comunicación global.

Creen que podrán detener la transición energética. Pero el futuro ya se puso en marcha.

El llamamiento se ha expandido como un reguero de pólvora por todos los continentes. Manifestaciones de miles de personas, especialmente jóvenes, recorren las calles de Sydney, Berlín, Varsovia, Praga, Canberra, Kabul, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Santiago de Chile, Tokyo, México DF, Hong Kong, París, Madrid, Helsinki, Nueva York, Londres, Nueva Delhi, Lima, Johannesburgo, Nairobi, o Manila.

Los jóvenes de hoy están dando una lección de compromiso y mostrando el camino para abandonar el sistema actual por uno que ponga el bienestar de todos y del Planeta por encima de la codicia de algunos. Esta sección de “Pequeños Grandes Guerreros” está abierta a sus iniciativas y a sus sueños. Ojalá sus “ruidos” no dejen de sonar hasta que “las puertas del poder” se abran. Desde Más Azul vamos a apoyar su lucha, que es la más importante y decisiva de nuestro tiempo porque es la apuesta por tener un futuro.