Con el material recogido se inicia otra aventura increíble. Las botellas de plástico que se recuperan, pasan un proceso de limpieza, para luego triturarlas en copos y posteriormente convertirlas en fibra hilada de poliéster en bruto. Ese hilo reciclado de gran calidad se utiliza para desarrollar tejidos, correas, etiquetas, cordones, etc… Una mochila de diseño Ecoalf implica 135 botellas de plástico recuperadas.
Con las redes de pesca abandonadas, la gente de Ecoalf hace nuevos tejidos. Sus ingenieros sostienen que las redes de pesca utilizan el mejor nylon del mundo que los pescadores descartan cada dos o tres años. Antes de la acción de la Fundación sobre el sector pesquero esas redes terminaban en el fondo del mar. Hoy se recogen en contenedores de basura en diversos puertos para su reutilización.
Otro material que Ecoalf recicla son los residuos de café molido, que en la planta de reciclaje son secados y molidos hasta el nivel de nano-polvo, para convertirlo posteriormente en gránulos que se mezclan con polímeros de poliéster reciclado con el fin de obtener hilo.
Pero uno de sus mayores desafíos es el reciclado de neumáticos usados. Ecoalf necesitó dos años de I+D para poder separar los elementos (metales, antioxidantes, trozos de tela) que hacen del neumático algo difícil de reciclar. Separados, lograron crear un polvo de neumático limpio, sin utilizar ningún pegamento, con el que reciclan caucho para su línea de flip-flop (ojotas) y suelas de zapatillas. Unas flip-flop insumen casi 350 gramos de neumático reciclado.
Para Javier Goyeneche es alarmante la situación de los océanos: “Una botella de plástico tarda 400 años en desaparecer. La verán tus tataranietos”. Por eso busca expandir Upcycling the Oceans. Casi como un manifiesto en su tienda en el barrio berlinés de Mitte, algunas botellas recuperadas del mar cubren una columna y forman la consigna act now (actúa ahora).