La historia de Jadav Payeng

jul 2020

¿Qué pasaría si tuvieras 16 años, miraras a tu alrededor y el mundo que ves no te gusta? Nos ha pasado a muchos en todo el Planeta, pero muy, muy pocos hicieron lo que decidió hacer en aquel momento Jadav Payeng. Creyó que era posible ‘cambiar el mundo’.

¿Cuál era el mundo que contemplaba aquel día el adolescente Jadav? Estaba de pie frente a un inmenso lodazal en Majuli, una de las islas fluviales más grandes del mundo, en India. Cada año, durante el monzón, el río Bramhaputra inunda todo, destruyendo casas y granjas y erosionando cientos de kilómetros cuadrados de tierra. Es el hogar de unas 150.000 personas.

Era 1979 y Jadav Payeng, que tenía 16 años. Encontró cientos y cientos de reptiles muertos en las barrosas orillas de la isla, a causa del excesivo calor tras las inundaciones, que allí son frecuentes.

Para el chico la experiencia resultó muy impactante. Avisó a las autoridades y le dijeron que la isla constantemente amenazada a causa de la erosión del suelo en sus orillas– podía desaparecer. En los últimos 70 años, la isla se ha reducido a la mitad y estaba destinada a quedar bajo el agua en los siguientes 20 años, a causa de los grandes diques del río Brahmaputra, que el gobierno de India construyó para proteger los pueblos durante los monzones. Desde 1995, 35 pueblos ya fueron arrasados por las riadas.

Pero la devastación del agua pasó desde entonces a soportarla la isla de Payeng. Había que combatir el desgaste que provocaban las inundaciones. Durante la época de mozones, el río destruye viviendas y erosiona cientos de kilómetros de tierra.

Desolado, ante el espectáculo de los reptiles resecos por el sol, el joven Payeng se sentó y lloró. Días después alertó a las autoridades del departamento forestal. Les preguntó si se podían plantar árboles para aplacar el calor. Le dijeron que en esa zona nada volvería a crecer. Que intentara plantar algún bambú: “Fue doloroso, nadie estaba interesado y nadie había para ayudarme”.

Aquel adolescente soñó entonces con salvar su “mundo” y defenderlo de la erosión plantando árboles. Cuántos? Al menos uno cada día. A veces muchos más… Así durante 40 años.

Primero fue un pequeño bosque de bambú que inició con apenas 20 plántulas de bambú en 1979. Luego plantó en ese arenal imposible, árboles más grandes y logró que sobrevivieran. Recogía semillas y plantaba nuevos árboles, además de acarrear con ellos miles de hormigas rojas de su pueblo, así como lombrices y termitas, con las que podía cambiar las propiedades del suelo.

Jadav luchó contra este arenal hasta convertirlo en un paraíso de biodiversidad.

Empezó a sembrar árboles nativos y frutales para que se alimentaran algunos primates y aves que ya se empezaban a establecer en el nuevo ‘oasis’. Los árboles fueron creciendo y él persistió no solo plantando sino cuidando los que ya había implantado. Con el tiempo lo nombraron guardia forestal.

Hoy es considerado un héroe por los miembros de su comunidad. Los lugareños llaman al lugar “Molai Kathoni“, el bosque de ‘Molai’, su apodo y el nombre de una de sus mascotas. La reserva natural de ‘Molai’ ya es un enorme bosque de 550 hectáreas: unos 770 campos de fútbol.

Jadav Payeng había “inventado” un bosque!!, transformando sin ayuda un banco de arena estéril de medio millar de hectáreas.

Lo hizo solo, pero muy pronto la naturaleza comenzó a acompañar su trabajo creando un ecosistema complejo bajo la atenta mirada de su creador. No solo brotó una gran variedad de flora sino que el bosque se convirtió en refugio de una fauna diversa: aves, reptiles, serpientes, ciervos y hasta animales en peligro de extinción como rinocerontes de un cuerno y más de 100 elefantes, que llegan desde el Parque Nacional Kaziranga, que no está muy lejos.

El bosque es ahora un paraíso de biodiversidad, incluidos los tigres y buitres de Bengala también en peligro de extinción. Pero Jadav no se detiene. Planea ahora avanzar sobre 2.000 hectáreas más de árboles en Majuli para crear un bosque cuatro veces mayor que el actual, a lo largo de las orillas del Brahmaputra.

El bosque es ahora un paraíso de biodiversidad, con elefantes, rinocerontes, buitres y tigres de Bengala.

EL HOMBRE BOSQUE

Su asombrosa historia se mantuvo en el anonimato, hasta que, en 2007, el periodista y fotógrafo de vida silvestre Jitu Kalita, se topó con ‘Molai’ y conoció su historia de ecologista solitario, que además combate a los cazadores furtivos y a los taladores de árboles. “Es que los humanos consumen todo hasta que no queda nada. Nada está a salvo de los humanos, ni siquiera tigres o elefantes”, dice Jadav, espantado sobre la falta de respeto con la naturaleza de muchos congéneres.

El reportero decidió hacer conocer su hallazgo a través de un documental: “El hombre bosque”. Allí Jadav confiesa: Cuando los árboles se hicieron grandes, se volvió difícil para mí protegerlos. La mayor amenaza eran los humanos. Ellos hubieran destruido el bosque para ganar dinero. Y los animales se habrían visto amenazados de nuevo. Desde que es un bosque denso, 115 elefantes viven aquí 3 meses al año. En mi bosque hay también rinocerontes, ciervos y muchos tigres. Tras 40 años, en 2012 también hemos visto regresar a los buitres”

Su heroica tarea le ha valido innumerables premios y reconocimientos. En marzo pasado recibió el Commonwealth Points of Light que otorga la Corona Real británica y el Premio Karmayogi, un prestigioso reconocimiento de su país que le entregó Prakash Javadekar, el ministro de Medio Ambiente de la India.

Jadav Payeng, recibió en marzo pasado los Premios Puntos de Luz (Commonwealth) y Karmayogi (India).

Cuando es elogiado por su inquebrantable dedicación a la reforestación y sus asombrosas contribuciones ambientales, él insiste con humildad que no todo es mérito suyo: “No lo hice yo solo. Plantas un árbol o dos y ellos tienen que dar semillas. Y una vez que dan semillas el viento sabe cómo plantarlas, las aves saben cómo sembrarlas, las vacas lo saben, los elefantes lo saben, el río Brahmaputra lo sabe. Todo el ecosistema lo sabe y trabajan contigo”

Ahora, además de cuadruplicar su bosque, quiere contribuir a desarrollar una plantación para la industria del coco: “Será muy beneficioso para la isla. Voy a pedirle al ministro de agricultura que lo haga. Los cocoteros se mantienen siempre rectos y ayudan a prevenir la erosión si son plantados con suficiente densidad. Así que son buenos para proteger el suelo, para impulsar la economía y para luchar contra el cambio climático. Llevará 5 años obtener resultados en Majuli.”

Cuando se le pegunta si seguirá plantando, afirma con absoluta decisión: “Hasta mi último aliento… Mientras el bosque sobreviva, yo sobrevivo”.

Jadav es un ejemplo inspirador: crear vida en lugar de destruirla. Muestra lo que una sola persona puede hacer para cambiar el mundo, aunque solo se tengan 16 años.