Los incendios forestales destruyen más de un millón de hectáreas

14 sep 2020

Las autoridades de California lo confirmaron: se trata de un récord para la región –el mayor incendio forestal de su historia–, que supera los registros extremos de 2018 (793.184 has). Hacia el 10 de septiembre pasado ya las llamas, que mantenían activos varios focos de incendios, habían superado las 810.000 has y no se detenían en su devastación y días después superaban el millón de hectáreas.

Un millón de hectáreas arrasadas por incendios incontrolables.

Cal Fire (Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California) reportó casi 8.000 incendios, una décima parte de ellos de gran intensidad, que provocaron más 6.000 viviendas o edificaciones dañadas o destruidas.

Las llamas resultaron incontrolables para el servicio de bomberos y voluntarios. A las elevadas temperaturas que rondan los 40°C, se sumaron fuertes vientos, tormentas eléctricas en el contexto de  una enorme sequía que dura 20 años.

No estuvo ausente tampoco la infaltable dosis de estupidez infinita: una  pareja en el Dorado Ranch Park, junto a amigos y familiares, utilizó para conocer el sexo de su bebé un dispositivo pirotécnico que, mediante humo azul o rosa, lo anticipa.

El resultado de la estupidez fue humo sí, pero proveniente de los pastizales secos que incendiaron. Los fuertes vientos generaron el ‘Dorado Fire’ que abarcó 30 kms2, requirió la acción de 500 bomberos (que solo pudieron contener 7%) y obligó a la evacuación de parte de Yucaipa, una ciudad de 54.000 habitantes.

EL CAMBIO CLIMATICO QUE NIEGA TRUMP

El diagnóstico de Cal Fire atribuye la grave situación directamente al cambio climático: “Si bien los incendios forestales son una parte natural del paisaje de California, la temporada de incendios en California y en todo el oeste comienza antes y termina más tarde cada año. El cambio climático se considera un factor clave de esta tendencia. Las temperaturas más cálidas de la primavera y el verano, la reducción de la capa de nieve y el deshielo primaveral más temprano crean estaciones secas más largas e intensas que aumentan el estrés por humedad en la vegetación y hacen que los bosques sean más susceptibles a los incendios forestales severos.

Cal Fire, “estima que la duración de la temporada de incendios aumentó en 75 días en las Sierras y parece corresponder con un aumento en la extensión de los incendios forestales en todo el Estado”.

Sorprende a las autoridades es el enorme incendio se haya dado una etapa temprana del año. Para Lynne Tolmachoff, portavoz de Cal Firees un poco desconcertante porque septiembre y octubre son históricamente los peores meses de incendios. Generalmente hace calor y los combustibles se secan mucho. Y vemos más de nuestros eventos de viento”.

Con más de un millón de hectáreas arrasadas por el fuego, resta aún la parte más difícil de la temporada, con temperaturas sofocantes. En una nota anterior habíamos dado cuenta del registro, el pasado 16 de agosto, de la temperatura más alta de la historia moderna, cuando el termómetro electrónico marcó 54.4°C a la sombra, en el Valle de la Muerte, en el desierto de Mojave, California. (Ver Más Azul, “Huir o morir”, n° 12).

Los grandes incendios activos que afectan a California y se ubican entre los más devastadores en la historia del Estado, están poniendo en riesgo además el suministro eléctrico y de gas. La empresa Pacific Gas & Electric advirtió sobre la posibilidad de suspender la provisión a medio millón de californianos ante el peligro que corre la infraestructura.

El cambio climático, negado por la Administración Trump y su concierto de necios, sigue dando señales cada vez más preocupantes. En esta temporada, en el Atlántico se han formado 17 tormentas tropicales, una cifra récord para esta época del año; Siberia muestra temperaturas tropicales; en Colorado se pasó de un calor de 32°C a nieve en una semana; mientras en California, en solo un día (21/8) se registraron más de 100 tormentas con rayos.

Los daños ambientales producidos por los incendios son enormes. Entre ellos se han perdido algunas de las gigantescas secuoyas que forman parte del parque estatal Big Basin Redwoods y se quemaron casi 40.000 has. cerca del Parque Nacional Yosemite. 

Las gigantescas secuoyas del parque estatal Big Basin Redwoods amenazadas por el fuego.

Además los incendios forestales se han extendido a un ritmo asombroso alcanzando los Estados de Oregón y Washington. Y los expertos en extinción de incendios temen que estos super-incendios sean incontrolables.

UN FUTURO AMENAZANTE

Sin embargo, expertos de todo el mundo advierten que los peores desastres climáticos están por venir. Para Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, la explicación es simple: “Hemos inyectado más energía al sistema porque hemos atrapado más calor en la atmósfera… Eso significa más energía para tormentas tropicales y cambios en los patrones de lluvia que causan sequía en algunas partes y lluvias torrenciales en otras”.

Cabe recordar la investigación de Lijing Cheng, profesor del Centro Internacional de Ciencias del Clima y el Medio Ambiente de China, que advirtió en 2019 que “la cantidad de calor que hemos puesto en los océanos del mundo solo en los últimos 25 años equivale a 3.600 millones de explosiones de bombas atómicas de Hiroshima. (Ver Más Azul n° 5, feb 2020, “2019: el segundo año más caluroso desde 1880”).

Waleed Abdalati, director ejecutivo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado y ex científico jefe de la NASA, es contundente: “El tipo de cosas que estamos viendo no son sorpresa para la comunidad científica que comprende las reglas y leyes de la física”. Y señala que la trayectoria del cambio climático y desastres cada vez peores corresponden a la física básica por la quema de carbón, petróleo y gas.

Para el ex científico jefe de la NASA lo que viene será peor: “No soy alarmista. No quiero asustar a la gente. Pero es un problema con tremendas consecuencias y es demasiado importante para no estar advertido”.

La calidad del aire se ha visto muy afectada en la región, como lo muestran las imágenes del cielo en la bahía de San Francisco teñido de un rojo naranja intenso.

En septiembre, la Bahía de San Francisco se tiñó de rojo naranja, con el peor aire en 26 años. Twitter.

Los incendios forestales de California se han multiplicado por ocho desde los años ‘70 y el área anual arrasada por los incendios se acrecentó un 500%. El cambio climático tendrá en su territorio consecuencias más destructivas, costosas y mortíferas de lo que se estimaba hasta ahora.

La Agencia de Recursos Naturales de California ha realizado recientemente una nueva evaluación de las perspectivas que plantea el cambio climático en el Estado, en las próximas décadas: olas de calor más frecuentes y severas que pondrán en riesgo la salud de los californianos; incrementos de tormentas marinas y del nivel del Pacífico que causarán desastres en la zona costera, estimados en miles de millones de dólares; continuidad de los incendios forestales.

Lo que está ocurriendo no es más que el anticipo de lo que está por venir. Daniel Cayan, meteorólogo investigador del clima de la Instituto Scripps de Oceanografía, de la Universidad de California-San Diego y uno de los autores del informe, señala que “el número de olas de calor extremo que hemos visto es consistente con lo que apuntan las proyecciones del modelo, y nos están dando un ejemplo para lo que necesitamos estar preparados”.

Las advertencias de los científicos han sido constantes a lo largo de las últimas décadas pero exige que la ciudadanía las haga propias y desarrolle acciones sobre gobiernos y empresas que permitan detener las peores consecuencias del cambio climático.

CALIFORNIA ENFRENTA EL DESAFIO

La Administración Trump ha desatado en sus cuatro años de mandato, una avalancha de resoluciones para eliminar las normas ambientales contra el cambio climático: eliminó el Plan de Energía Limpia contra las emisiones, recortó todas las políticas medioambientales, expandió los permisos sin control para perforaciones petrolíferas, relajó las restricciones de emisiones en los vehículo, redujo los parques naturales y retiró a EEUU del Acuerdo de París.

Por el contrario, California ha decidido tomar en cuenta el informe científico y limitar la contaminación proveniente de los vehículos de combustión interna y las plantas de energía en base a carbón; alcanzar la meta de 100 % de energía limpia en su red eléctrica entre 2035 y 2045; y logró un pacto con las empresas de transporte para que todos los vehículos de carga sean 100% cero emisiones en 2045, reduciendo la demanda de combustibles fósiles.

Tras tres informes anteriores, el presentado en agosto es el primero en poner el acento en los efectos sobre el territorio de California, para que sirva de orientación ante lo que los funcionarios consideran “la amenaza apocalíptica de un cambio climático irreversible” como la definiera el ex gobernador Jerry Brown.

Las previsiones señalan entre las comunidades más vulnerables a San Diego, Long Beach, Los Ángeles y Malibu, propensas a inundaciones permanentes, destrucción de playas y anegamiento de tierras agrícolas.

Nada es nuevo. Todo había sido anunciado miles de veces. En 1991 ante un fuego descontrolado en Oakland, California, se habló del comienzo de una nueva era y se los llamó “los incendios del futuro”. Desde entonces las advertencias de los científicos fueron corroboradas por sucesivas alarmas disparadas por acontecimientos climáticos cada vez más severos. Y no solo en California sino en todo el Planeta.

Como recuerda Waleed Abdalati se trata de un problema con tremendas consecuencias “y es demasiado importante para no advertirlo” una y otra vez.

La evaluación de la Agencia de Recursos Naturales de California subraya la urgente necesidad de lograr importantes y  rápidas reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollar acciones locales para proteger a las personas, la infraestructura y los recursos naturales disponibles de los efectos del cambio climático.

Ello supone un inmenso desafío de adaptación de ciudades y comunidades a las amenazas del calentamiento global. California debería significar una advertencia acerca de lo que nos depara el futuro y una oportunidad para ponernos en marcha.