¿Adónde irán los desplazados por el cambio climático?

08 abr 2022

“Más de 216 millones de personas podrían tener que desplazarse dentro de sus países en seis regiones para 2050”, debido al cambio climático. Es la conclusión de la última edición de la serie de informes Groundswell.

El Informe pone solo el acento en las migraciones internas. El número global de migrantes podría quintuplicarse.

La publicación del Banco Mundial incluye nuevas proyecciones de tres regiones: 1. Asia oriental y el Pacífico, 2. Norte de África, y Europa oriental y 3. Asia central y advierte que si se tomaran medidas tempranas y concertadas para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y asegurar un desarrollo inclusivo y resiliente, la escala de la migración interna por motivos climáticos podrían disminuir hasta en un 80%, lo que muestra la gravísima responsabilidad de los líderes mundiales que persisten en dilatar las soluciones (Ver en este mismo número de Más Azul, “Los líderes mundiales han fracasado en su batalla contra el cambio climático”)

No solo no multiplican sus esfuerzos para reducir las emisiones de carbono sino que ni siquiera planifican seriamente que sucederá con los millones de emigrantes que el cambio climático provocará. ¿Dónde irán? ¿Cómo gestionar esos flujos de población? ¿Qué sucederá con aquellas áreas y ciudades que reciban millones de personas desesperadas? ¿Qué consecuencias económicas tendrán esos flujos en el desarrollo global y local?

“Los efectos del cambio climático de evolución lenta sobre la disponibilidad de agua, la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar someterán a los medios de subsistencia y al bienestar humano a una presión cada vez más preocupante”, concluye el último Informe Groundswell.

El Informe se centra en la migración interna por motivos climáticos. No trata el caso de aquellas personas que se trasladan de un país a otro para huir de catástrofes naturales o carencia de agua para sobrevivir, sino de aquellos segmentos de población más pobre y vulnerable a las que la crisis climática obligará a buscar otras áreas de su país que les brinden mejores oportunidades.

Pero la dimensión y desafío que la migración climática plantea es de singular importancia. Solo debe recordarse que entre 1979 y 2008, OIM estimó que 1600 millones de personas sufrieron las consecuencias de la sequía y la degradación ambiental de evolución lenta, en contraste con los 718 millones de personas afectadas por los fenómenos climáticos de evolución rápida.

Es decir que un contexto de agravamiento de las condiciones climáticas puede disparar una ‘bomba’ de desplazamientos de población de imprevisibles y dramáticas consecuencias. Si bien, en principio, la mayoría de los migrantes climáticos se desplazarán dentro de las fronteras de su propio país, cabe considerar el peligro de un desborde ante circunstancias extremas.

El último Informe Groundswell señala que en las próximas décadas, los movimientos internos se incrementarán afectando, sobre todo, a determinadas regiones. Solo en el África Subsahariana podría verificarse una insostenible migración de 86 millones de personas por el cambio climático para 2050. En Asia Oriental y el Pacífico podría provocar la migración de 49 millones de personas; en Asia Meridional unos 40 millones; en el Norte de África, 19 millones; en América Latina, 17 millones, y en Europa oriental y Asia central, otros 5 millones.

En todos los casos, las zonas más pobres y vulnerables al cambio climático serán las que se verán afectadas de peor forma y con severas consecuencias.

Si bien, el Informe no analiza los impactos a corto plazo del cambio climático, como los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos, y se centra en la migración climática interna y no a través de las fronteras, la realidad en ambos casos es que millones de personas en movimiento puede constituir un escenario de devastadoras consecuencias económicas y sociales.

La larga marcha ya ha comenzado

Los factores que impulsarán estas migraciones ya son visibles. La aceleración de la crisis climática muestra que la escasez de agua, la disminución de la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar, constituyen fenómenos que están en curso. Es posible que en 2030 ya se hagan presentes puntos críticos de migración climática, donde segmentos importantes de población abandonen masivamente territorios en los que habitan y que ya no pueden ofrecerles sustento ni condiciones básicas para sobrevivir.

El aumento del nivel del mar amenaza en Bangladesh con sumergir tierras fértiles y grandes extensiones del país.

La realidad muestra que las personas deciden partir en general tras varias cosechas fallidas, años continuas marejadas y ciclones que destruyen sus hogares y aldeas y salinizan sus fuentes de agua potable.

El cambio climático está incrementando aceleradamente eventos de catástrofes naturales extremas, sequías prolongadas e inundaciones, disminución de la calidad del agua y reducción de la disponibilidad de recursos hídricos en algunas regiones, con sus secuelas de pérdida de empleos y hambre. Ese contexto obligará a muchos grupos humanos a abandonar sus hogares y desplazarse en busca de mejores condiciones de vida.

La crisis climática actual está afectando a todas las regiones del mundo y muchas regiones ya muestra una especial fragilidad para adaptarse al cambio climático. Norte de África, Medio Oriente, Centro América y algunos territorios del sur de Asia, como Bangladesh, muestran esa extrema vulnerabilidad.

En Bangladesh la crisis climática han incrementado la pobreza y la inseguridad alimentaria. El alto precio de los granos y la alta inflación empujan cada año a millones de personas a la pobreza. La principal consecuencia de esa situación es que el país refleja unas tasas de mortalidad, en especial de niños, escalofriantes para los niveles globales.

Mientras los líderes mundiales multiplican –como denunciara Greta Thunberg– su “blablabla” o peor aún, se dedican a hacer la guerra en Ucrania, Bangladesh, un país con casi 170 millones de habitantes padece ahora mismo las consecuencias del cambio climático con inundaciones arrasando cultivos y casas con catástrofes climáticas cada vez más frecuentes y severas. El aumento del nivel del mar incorpora agua salada en las que eran fértiles zonas agrícolas costeras y amenaza con sumergir permanentemente grandes extensiones del país

Un tercio de la población vive a lo largo de la costa sur en un territorio que hoy ya no se encuentra por encima del nivel del mar. En la época de lluvias más de una quinta parte del país puede estar inundada. La salinidad de la tierra ha subido un 26% en los últimos 30 años. Según el Centro de Supervisión del Desplazamiento Interno, en la última década, los desastres naturales han desplazado unos 700.000 bangladesíes y el número de migrantes por influencia del cambio climático para 2050, podría llegar a más de 13 millones.

Bangladesh anticipa el futuro

Los eventos climáticos en Banglasdesh anticipan lo que puede ser el destino de otras grandes ciudades en el mundo. Han provocado un dramático movimiento migratorio con cientos de miles de personas obligadas a permanecer en el fango o desplazarse. El resultado es que Dhaka, su capital se muestra acorralada por refugiados climáticos que causan una precipitada urbanización insegura y caótica. Como afirma Tasneem Siddiqui, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Dhaka y presidente fundador de la Unidad de Investigación de Movimientos Migratorios y Refugiados (Entrevista de Tim Mcdonell) “Ahora mismo, la visión del gobierno es no tener visión. Todo está en Dhaka y todo el mundo acude a Dhaka. Y Dhaka se está derrumbando”.

Dhaka, una capital acorralada por refugiados climáticos que causan una precipitada urbanización caótica.

Si en Asia, las inundaciones y las malas cosechas serán las que marquen el flujo migratorio, en otras regiones del mundo, los fenómenos extremos podrán no tener que ver con el nivel del mar y el impacto costero de los huracanes sino con las sequías y la desertificación. En África, la región más vulnerable a este fenómeno, la escasez de agua será el motor de la migración dentro y fuera de sus fronteras nacionales.

En todos los casos, el cambio climático afectará de manera más dramática a los sectores más pobres y vulnerables. Las personas con mayores recursos podrán mudar sus hogares a zonas más protegidas o hacerlos más resistentes a las inclemencias. A los más desfavorecidos solo les quedará alimentar los barrios marginales de las ciudades en lo que Naciones Unidas ha llamado el “proceso de tugurización urbana”.

La solución en manos de los gobiernos

El Informe Groundswell pone de manifiesto que la migración interna prevista de más de 200 millones de personas podría minimizarse hasta en un 80% (a 44 millones de personas) para 2050, si los gobiernos concretan su obligación de reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y garantizan un desarrollo consistente de las zonas más vulnerables.

Según el Informe del Banco Mundial, para predecir los efectos de esa migración se necesitará planificación tanto para las zonas hacia donde se dirijan los flujos como para ayudar a quienes decidan permanecer. Planificar supone estudiar los puntos críticos, preparar las áreas posibles hacia a las que se trasladen los migrantes para proporcionarles servicios básicos y proyectar como re aprovechar sus habilidades.

Una migración de semejantes dimensiones que no haya sido planificada y gestionada de manera previsible, podría tener efectos sociales y económicos de enorme impacto.

Aunque resulte extremadamente complejo vaticinar con precisión los movimientos de migraciones futuras, es necesario hacerlo y en especial, acelerar las acciones drásticas para frenar los gases de efecto invernadero, en esta década, lo que implica atacar el problema de los combustibles fósiles, la producción de plásticos, la agro-ganadería industrial y la deforestación.

Anticipar los puntos críticos no es demasiado complejo. Lo señalado para Bangladesh sirve para las tierras bajas del delta del Mekong que concitan aumento del nivel del mar, estrés hídrico y pérdida de productividad de los cultivos. En los pequeños Estados insulares del Pacífico, como Kiribati, Maldivas o Tuvalu, la superficie terrestre disponible se está reduciendo por el aumento del nivel del mar, y los fenómenos meteorológicos extremos representan una amenaza para su existencia a largo plazo. En la región de la cordillera del Atlas en Marruecos, una grave carencia de agua va a seguir intensificando la actual migración desde las zonas rurales hacia los centros urbanos. En Centroamérica el deterioro de las cosechas de cacao y café por cambios climáticos, sumado al aumento de huracanes, también presiona a la migración de su población.

Una planificación con visión a largo plazo, permitiría lograr una migración climática interna ordenada e impulsar el desarrollo de la próxima generación de habilidades y empleos en un país, tanto en las áreas desde donde se traslada la población como en las que reciben a los migrantes. Un esbozo de esas posibilidades puede observarse en el actual desarrollo de El Salvador, donde la planificación busca que los cambios en la distribución demográfica puedan convertirse en parte de una estrategia de adaptación efectiva, que permita a las personas salir de la pobreza y desarrollar medios de vida resilientes.