A principios del 2021, el Laboratorio Marino de Plymouth (PML), con el apoyo financiero del Fondo Waitrose ‘Plan Plastic’, comenzó experimentar con una solución basada en la naturaleza para afrontar la crisis del plástico en los océanos. Los científicos del PML iniciaron una serie de ensayos in situ de un método único de limpieza de microplásticos que utiliza mejillones como sistemas de filtración, absolutamente innovador.
Como se sabe, los microplásticos son diminutas fibras y partículas de plástico que proliferan en todos los mares del mundo. De los millones de toneladas de plástico que se arrojan cada año a los océanos, entre el 15 y 30% son microplásticos (inf. Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza-UICN). Estos desechos marinos nunca se biodegradan completamente. En su lugar, las olas y la luz del sol lo trituran en trozos cada vez más pequeños y peligrosos, que facilitan si ingestión por parte de los animales marinos y a través de éstos a los humanos. (Ver Más Azul n° 18, marzo 2021, “La basura plástica continúa inundando los océanos”; n°19, abril 2021, “Los microplásticos, una amenaza sanitaria”; n° 15, diciembre 2020, “Anna Du y los microplásticos del mar; n° 28, enero 2022, “Pacto contra el plástico”).
Como han advertido otras investigaciones (Jenna Jambeck y ots, The United States’ contribution of plastic waste to land and ocean”, Science oct. 2020 y Costas Velis, Ed Cook y ots, “Evaluación de escenarios hacia contaminación plástica cero”, Science, jul.2019) las tasas de generación de desechos per cápita y de grandes emisiones de plástico al océano son demasiado altas, sobre todo en EEUU y la Unión Europea y “el horizonte, si no se actúa de forma decisiva y perentoria para reducir la contaminación por plástico, podría ser un verdadero ‘tsunami’ de plástico: hasta 99 millones de toneladas de residuos plásticos descontrolados podrían acabar en el medio ambiente para 2030”.
De allí la importancia de la investigación actual del PML para probar la eficacia de los mejillones en la eliminación de los microplásticos del agua de mar. Los experimentos mostraron que un grupo de solo 300 mejillones (5 kg) podría filtrar más de 250 000 microplásticos por hora.
Los mejillones obtienen su alimento filtrando el agua de mar, tamizando el plancton y otras partículas nutritivas y eliminando las partículas no deseadas de sus sistemas digestivos. Es importante destacar –dicen en PML– que, en las concentraciones encontradas en el entorno marino, es poco probable que los plásticos causen algún daño a los mejillones y así lo han comprobado en los experimentos del tanque de canal donde se realizaron las primeras pruebas.
Los experimentos confirmaron que los mejillones azules (Mytilus edulis) filtran fácilmente los microplásticos de la columna de agua. Lo relevante es que luego, los mejillones rechazan los microplásticos dentro de ‘pseudoheces’ o los expulsan en su materia fecal normal.
Experimentos adicionales demostraron que, incluso cuando contienen altos niveles de plástico flotante, estas heces de mejillón flotan rápidamente lo que permiten que se puedan recolectar para su eliminación, limpiando así los microplásticos del sistema por completo.
Según las estimaciones del modelo desarrollado por PML, los mejillones situados cerca de las desembocaduras de los ríos y estuarios podrían filtrar entre el 20 a 25% de los microplásticos pequeños transportados por el agua. Aunque queda por avanzar ya que los factores en juego son complejos (corrientes, mareas, profundidad, temperaturas y suministro variable de plástico), pero los hallazgos logrados por el laboratorio de Plymouth significan que un sistema de limpieza basado en mejillones podría implementarse a gran escala con importantes efectos positivos.
En PML ahora han iniciado una serie de pruebas en Plymouth Sound utilizando racimos de mejillones en grandes ‘canastas’ sumergibles con receptáculos en forma de red que recogen las heces, y los microplásticos, que luego pueden transportarse y retirarse del agua de mar.
La profesora Pennie Lindeque, Jefa de Ciencias Ecología Marina y Biodiversidad del PML señala que “hasta ahora, las pruebas han sido extremadamente prometedoras y estamos muy entusiasmados con el impacto positivo que sistemas como estos podrían tener en las áreas estuarinas, particularmente en lugares donde los microplásticos podrían acumularse, como puertos deportivos, puertos o cerca de plantas de tratamiento de aguas residuales”.
Desde 2010, Pennie ha desarrollado y luego liderado una nueva área de investigación en PML; los impactos ecológicos de los microplásticos como contaminantes emergentes. El enfoque actual incluye investigar la biodisponibilidad y el impacto de los microplásticos y otros contaminantes antropogénicos, como partículas de pintura antiincrustante, partículas de desgaste de neumáticos y bioplásticos biodegradables en organismos marinos, procesos ecológicos y ecosistemas estuarinos y costeros. Más recientemente, Pennie se ha interesado en cómo los procesos ecológicos naturales pueden desempeñar un papel en la mitigación de problemas antropogénicos como la contaminación plástica. Su trabajo sobre el impacto de los microplásticos en el medio ambiente marino ha influido directamente en las políticas del Reino Unido y de todo el mundo, incluida la prohibición del Reino Unido de las microesferas en los cosméticos”.
La prestigiosa investigadora valora el camino de las soluciones basadas en la naturaleza: “Cada año, se estima que ocho millones de toneladas de plástico terminan en el océano, el equivalente a un camión completo arrojado al mar cada minuto. Por supuesto, es mejor prevenir que curar, pero nos alienta mucho ver que una solución basada en la naturaleza que utiliza al humilde mejillón podría desempeñar un papel clave en la guerra contra los microplásticos, una amenaza creciente para los océanos de nuestro mundo. Los mejillones, con su sistema de filtración altamente evolucionado, se recogen de manera efectiva y dejan el reciclaje para que nosotros lo desechemos. Es sorprendente considerar cuán lejos se podría llevar esto”.
El Laboratorio Marino de Plymouth (PML) en esa ciudad del Reino Unido, es una organización de investigación marina que investiga los problemas a escala global del cambio climático y la sostenibilidad. Sus capacidades centrales ponen el foco en la biogeoquímica y la ciencia de sistemas, la salud de los ecosistemas y la salud humana, y el desarrollo sostenible y la biodiversidad.
La organización británica tiene una especial capacidad en la observación de la Tierra, la modelización de ecosistemas, la ecología microbiana, la biotecnología azul, la socio-economía y el asesoramiento sobre políticas públicas.
Como parte de su investigación sobre sostenibilidad, desarrolla actividades específicas tanto en relación con la acidez del océano y sus efectos en los corales y mariscos, como sobre el cultivo de algas que podrían usarse en la producción de biocombustibles o en el tratamiento de aguas residuales, para lo que utiliza tecnología de fotobiorreactores. En ese campo investiga el uso de algas en productos para el cuidado de la piel, ya que estos organismos utilizan para protegerse del sol, compuestos similares a los protectores solares comerciales.