Ese crecimiento del volumen de información generó en los últimos años dos problemas conexos: un mayor número de centros de almacenamiento y un gigantesco consumo de energía, al punto de generar emisiones de CO2 equivalentes a la industria aeronáutica (en 2020 más del 2% de la electricidad mundial que podría ascender al 6% en 2025).
Reducir la huella medioambiental de estos data centers constituye un enorme desafío. Desde Synergy Research Group advierten que estas verdaderas “fábricas de la era digital” se multiplican por millones en el mundo y sólo las de hiperescala superan las 500.
El enorme consumo de energía no se debe solo a su utilización en TI (servidores, redes y almacenamiento suponen el 60% del consumo de electricidad de los data centers) sino a su necesidad de refrigeración para los equipos (40% restante).
Para atacar este segundo problema, las grandes empresas del sector han optado por localizar sus centros en áreas de bajas temperaturas para refrigerarlos con el menor consumo de energía posible. A mediados de 2018, Microsoft inició su Proyect Natick, para implementar centros de datos submarinos en todo el mundo y puso en marcha un data center de gran tamaño en el Mar del Norte con energía renovable, con 864 servidores debajo del mar. Y más tarde, inauguró otro centro en una mina reconvertida (Lefdal Mine) cuyos servidores se refrigeran con el agua casi helada de los fiordos noruegos.
En Suecia, la compañía puso en marcha en 2019 nuevos data centers con utilización de energía renovable, buscando alimentarlos con un 60% de energía limpia, el objetivo de alcanzar un 70% para el año 2023 y un 100% cinco años después.
En Google-Alphabet informan que han logrado reducir a un 11% la energía operativa y que sus centros de datos son ya dos veces más eficientes energéticamente que lo habitual, logrando entregar siete veces más potencia informática con la misma cantidad de energía eléctrica. Las autoridades del buscador más famoso del mundo sostienen que han logrado ser 100% sostenibles en sus 19 centros de datos que se reparten por todo el globo, la mayoría de los cuales también se ubican en territorios nórdicos, como sucede con el centro Hamina (Finlandia), una antigua fábrica de papel que usa agua de mar de ese país para refrigerar sus servidores y reducir el consumo energético.
Adelantándose a todos, Facebook estableció hace 10 años un enorme centro en la localidad sueca de Lulea, a poco más de 100 kms del Círculo Polar Ártico, que permite por sus bajas temperaturas reducir un 40% la energía de otros centros de datos.
Por su parte, desde Amazon sostienen que, en el marco de su compromiso de utilizar a largo plazo energía 100% renovable, las empresas que se trasladan a su nube desde la infraestructura local, reducen las emisiones de carbono en un 88%, ya que aprovechan su energía solar y eólica que es un 28% más limpia en la nube de AWS en comparación con sus propios centros de datos. Asimismo Apple confirma que desde 2018, el 100% de la energía utilizada en sus instalaciones proviene de fuentes renovables incluyendo no solo sus centros de datos en todo el mundo sino sus oficinas y puntos de venta minorista.