La mayor parte de los patógenos que infectan personas son zoonóticos, es decir, pasan animales a seres humanos. De los 1415 patógenos humanos conocidos en el mundo, el 61% son zoonóticos. Es el caso del virus SARS-CoV-2 o del ébola.
La OMS insiste en advertir que el deterioro del medio ambiente es responsable de una cuarta parte de las muertes en el mundo. Las enfermedades infecciosas son un problema ambiental. La agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, conocida como CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) estima que tres cuartas partes de las enfermedades nuevas o emergentes que infectan a los humanos (ébola, dengue, zika, fiebre amarilla, etc) se originan en la vida silvestre.
La desaparición de ecosistemas a gran escala y la consiguiente eliminación de cientos de miles de especies, sumado a una deforestación permanente y al tráfico global de animales silvestres son la causa de la extraordinaria multiplicación de infecciones en la población mundial.
Detrás del origen y la expansión de esas enfermedades, algunas del alcance de la actual pandemia de Covid-19, está la destrucción de hábitats naturales por actividades humanas, que están causando una masiva extinción de especies.
Lo habíamos alertado en un artículo del pasado mes de octubre (Ver “Más verde: Más Azul”, n° 1, oct, 2019). De acuerdo con los científicos, la extinción de plantas está ocurriendo más rápido que la tasa de extinción natural –el ritmo normal de desaparición en la Tierra previo a la intervención humana.
Allí destacábamos un preocupante estudio sobre la flora global de la Universidad de Estocolmo y el Royal Botanic Gardens, que estimó que el duro impacto sobre el medioambiente que provocó la Revolución Industrial, provocó un número de extinciones 500 veces mayor que en períodos anteriores, lo que significa más del doble que la de aves, mamíferos y anfibios combinados.
Para la Dra. Aelys M Humphreys, bióloga evolucionista de la Universidad de Estocolmo que lideró el estudio “con este estudio es la primera vez que tenemos una visión general… de lo tan rápido que está sucediendo esto”.
El estudio señalaba que el ritmo de extinción era mayor que en cualquier tiempo pasado y destacaba como factores de destrucción del hábitat, acciones humanas como la deforestación, tala masiva, introducción de especies ganaderas y avance de la agricultura.
Lo mismo sucede con los animales. El último informe del Panel Intergubernamental sobre Diversidad Biológica de la ONU (IPBES) advirtió en mayo pasado un millón de especies afrontan el peligro de desaparecer, en extinción masiva que avanza a una velocidad no vista en 10 millones de años, “consecuencia directa de la actividad humana”.
Un 75% de la superficie terrestre se ha visto ya alterada por esas actividades. El ritmo de deforestación planetaria ronda los 20 millones de hectáreas anuales. Se calcula que la extensión mundial de los humedales disminuyó entre un 64 y 71% en el siglo XX y que hoy se acerca al 85%. Los océanos ahogados en basura y saqueados por la sobrepesca, dan muestras de desequilibrios severos.